
Ayudar por encima de todo. Así vivió José Vega Hernández, vicepresidente de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas (FIFLP) y eterno impulsor de la UD Jinámar, hasta su último día. Su fallecimiento ha dejado un profundo vacío en los campos de tierra, en los despachos federativos y, sobre todo, en el corazón de quienes compartieron con él la pasión por el fútbol.
Durante 35 años de entrega, en dos etapas distintas, Vega estuvo en todos los frentes posibles: fútbol femenino, fútbol playa, selecciones, competiciones… En cada uno de ellos dejó su sello: el del hombre que no buscaba protagonismo, sino que sumaba siempre en positivo, sin importar el esfuerzo ni la hora.
Un hombre de club, un hombre de barrio
Su nombre quedará ligado para siempre a la UD Jinámar, un club que vio nacer, caer y resucitar. Fue fundador y presidente, y más tarde guía y consejero de una nueva generación que quiso devolver al equipo su pulso original. “Cuando le contamos que queríamos recuperar la UD Jinámar, se le saltaron las lágrimas”, recuerda emocionado Cristian Peña, actual presidente de la entidad. “Nos ayudó en todo, nos asesoró y nos condujo por el camino correcto. Sin él, el club no habría vuelto”.
También Fermín Pérez, otro de los expresidentes del Jinámar, destaca su compromiso inquebrantable: “Siempre estuvo ahí. Aunque ya estaba en la Federación, nunca dejó de ayudar. Su pasión por el club era inmensa”. Vega, cuentan quienes le conocieron, enseñaba sin imponer: aconsejaba calma, prudencia y trabajo paso a paso. “Nos decía que no hiciéramos las cosas a lo grande desde el primer día, que lo importante era hacerlo bien”, recuerda Peña.
La huella humana en el fútbol
Más allá del dirigente y del gestor, José Vega era pura humanidad. “Campechano, directo y sin dobleces”, así lo describe Fermín Pérez. “Nunca le conocí un enemigo. Con los chavales era un cacho de pan. Era de los que te reñía con cariño y te ayudaba al minuto siguiente”.
Desde la Federación Interinsular, su presidente Juan José Arencibia lo definió como “un hombre de fútbol total, una persona que dedicó su vida a su barrio, a su club y a ayudar a todo el que lo necesitara”. Y añadió, visiblemente emocionado: “Estés donde estés, Pepe, te mando un fuerte abrazo de parte de toda la familia del fútbol. Tu nombre quedará para siempre entre nosotros”.
También el histórico Pacuco Ramos, del Unión Viera, compartió su conmoción: “Era un compañero en todos los sentidos. Siempre estaba ahí. Cuando me dijeron que había fallecido, no me lo creía. Tuve que llamar para confirmarlo. Así de grande era Pepe”.
Un legado que no se entierra
El adiós de José Vega Hernández no es solo el de un dirigente, sino el de un amigo del fútbol, un hombre que hacía grande lo pequeño con su forma de estar, de hablar y de cuidar. En cada balón que ruede en Jinámar, en cada niño que vista una camiseta del club, habrá un pedazo de su alma.
Porque hay personas que no se van: solo cambian de lugar para seguir ayudando desde otro sitio.
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