
El mar estaba en calma este domingo, pero su rumor parecía guardar aún los ecos de los nombres que el viento repitió desde el acantilado.
A las 12.00 horas del 5 de octubre, en el Mirador de La Laja, en la zona conocida como La Marfea, se celebró un acto de homenaje a las personas asesinadas y desaparecidas durante la Guerra de España y la posterior dictadura franquista. Un acto sencillo, humano y profundamente simbólico, donde la memoria se hizo presente entre flores, silencio y verdad.
El Centro para la Investigación y la Divulgación de la Memoria Histórica y Democrática de Canarias (CID) convocó este tributo acompañado por familiares, amigos y representantes institucionales. El objetivo, tan firme como necesario: mantener vivo el recuerdo de quienes fueron arrojados al océano desde ese mismo enclave, hace ya casi noventa años.
El eco de los nombres
Junto al monumento del escultor Francisco Pérez Betancor, inaugurado en 2018, se evocó aquel 3 de octubre de 1936, cuando fueron lanzados al mar Rafael Martín Vera, Juan Ramírez Llarena, Pablo María de la Cruz, Manuel López Díaz, Rafael Pérez de León, José Cárdenas Pérez, Ramón Miranda Cabrera, Tomás Bautista Torres y los hermanos Juan y José Álvarez Cruz.
Eran trabajadores y enfermeros del Hospital San Martín, republicanos comprometidos con su tiempo. Su muerte marcó el inicio de una larga lista de víctimas que, a lo largo de la represión franquista, compartirían el mismo destino en los acantilados de Gran Canaria.
Una memoria que no se rinde
El acto estuvo arropado por la Subdelegada del Gobierno, María Teresa Mayans, el consejero insular Carmelo Ramírez, y representantes de asociaciones de memoria como Félix González, José Valencia, José Medina y Iballa Ruiz, entre otros.
Pero fueron los familiares de las víctimas quienes dieron al homenaje su verdadero pulso: lágrimas contenidas, manos que se estrechan y la certeza compartida de que la memoria es una forma de justicia.
Un compromiso con la verdad
Desde el CID, se reafirmó el compromiso con la reparación moral y la preservación del recuerdo histórico, en el marco de la Ley de Memoria Democrática (20/2022).
Porque recordar no es mirar atrás: es impedir que el horror vuelva a repetirse. Y este domingo, frente al mar que todo lo escucha, Gran Canaria recordó en voz alta a quienes el silencio quiso borrar.
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