
La crisis de NC llegó lejos, demasiado lejos. En realidad, fue una amputación; una amputación múltiple que (casi) ha borrado el itinerario y forja de la izquierda canaria desde la Transición hasta la fecha. Un legado intergeneracional. Se dice pronto. En breve, NC tendrá su congreso; y se antoja como un punto de inflexión en medio del desierto, en medio de la nada. Aunque asistido de la certeza última del que ya nada tiene que perder y toca arrostrar el horizonte político tal como venga.
La emoción recóndita del pelotón llamado a resistir con las botas puestas. Esto es, se ha ido todo tanto de madre que solo quedan dos opciones: o todo lo que conformaba NC antes de la ruptura se va a una confluencia o reunificación con CC o, por el contrario, lo que queda de NC va por su propio carril y se olvida de pactos posibles con los regidores liderados por Teodoro Sosa en Primero Canarias. No hay medio camino, no hay componendas futuribles en la medida que confundiría, aún más, al electorado.
A saber, ¿es viable en 2027 una candidatura de Antonio Morales al Cabildo de Gran Canaria auspiciado tanto por NC como por Primero Canarias? Puede. Mas no será sencillo. Razón: imagínense a estos dos partidos en un mitin aupando, con naturalidad, como hicieron desde 2015 hasta 2023 cuando estaban juntos, al agüimense; ¿y luego van a competir ambos en los diversos consistorios y en la plancha al Parlamento? Es un dislate. El electorado no entenderá, y con razón, semejante enredo.
Visto lo visto, el vicepresidente del cabildo y alcalde de Gáldar, Sosa, debe marchar en 2027 al Parlamento. Quedarse en la institución insular le supone mucho que perder y poco que ganar. Con todo, su objetivo es el que es: salir airoso de la cita electoral de 2027, asentarse en Santa Cruz de Tenerife en la Cámara y avalarse como candidato del nacionalismo canario (¿integrado?) en 2031; para entonces, Fernando Clavijo ya habrá acumulado (de forma discontinua) tres mandatos (hipotéticos), y no vende repetirse tanto desde Tenerife a Gran Canaria. Aquí es donde entra el comodín de Sosa; justo lo que NC (por estructura) nunca podía ofrecerle.
Mientras tanto, impera un silencio artificial; en cuanto que se acerque 2027, todo volverá a tensionarse. Primero Canarias tendrá que decidir su desempeño junto a Ciuca y CC de teloneros. NC se queda sin voto municipalista (que era su fuerte) y tiene que estirar una marca electoral en medio de un debate netamente ideológico: la izquierda canaria. Le viene bien la crisis del PSOE, pero tiene que empezar prácticamente de cero. En fin, consumado el divorcio, a corto plazo, todos pierden. Unos más que otros. Pero todos pierden. Resta solo invocarse al mañana. Que Dios reparta suerte.
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