En uno de sus primeros encuentros el papa León XIV, hizo un llamamiento a los periodistas internacionales que cubrían la información del Vaticano y les instó a “desarmar las palabras para desarmar la tierra”. No hace falta una comunicación ruidosa y muscular, sino una comunicación capaz de escuchar, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz.
El lenguaje belicista no es nuevo, pero en la era digital se ha vuelto más viral y peligroso. Como advierte el filósofo George Lakoff, “las metáforas que usamos definen cómo pensamos”. Combatir este discurso requiere no solo criticarlo, sino proponer nuevas formas de comunicar que prioricen la empatía y la complejidad de la realidad. ¿Hacia dónde irá la política si seguimos hablando en términos de guerra?
La sociedad que persiste en hablar en términos de guerra enfrenta riesgos profundos, pero también puede encontrar caminos de transformación si se logra revertir esa narrativa. El lenguaje belicista en la política actual utiliza metáforas, términos y estrategias comunicativas propias de la guerra y se usa para describir situaciones políticas, sociales o ideológicas. Este tipo de discurso busca polarizar, movilizar emociones intensas - como miedo o ira - y simplificar la realidad en términos de "amigo-enemigo".
El significado de “desarmar las palabras”, en su contexto literario es el que nos guía para interpretarse de una manera u otra, pues en esos contextos, filosóficos o poéticos pueden interpretarse como la exploración de las múltiples capas de significado de una palabra, más allá de su definición literal. Pero este uso, no es al que se refería el papa. Se refería concretamente al lenguaje como campo de batalla, decía el filósofo Ludwig Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo".
Si seguimos hablando con un lenguaje belicista, de guerra, construiremos un mundo en guerra. Pero si cambiamos las palabras, podemos cambiar la imaginación colectiva. La reflexión del Papa nos induce a una pregunta, no es solo ¿a dónde vamos?, sino, ¿qué historias queremos contar para redirigir el futuro? La elección es, en última instancia, política y ética. ¿Preferimos seguir en trinchera o tender puentes?
La decisión entre ambas opciones, trinchera o puentes define el futuro de una sociedad. Cada opción tiene implicaciones éticas, políticas y emocionales. Seguir en la trinchera implica defender una posición a ultranza, incluso con agresividad o violencia simbólica, la lealtad al grupo sobre la empatía hacia el otro, sumir que el adversario en un enemigo, baste escuchar a sus señorías en el Congreso o en el Senado. La trinchera alimenta más trinchera. Tender puentes es revolucionario, en una sociedad hiperpolarizada, no es ingenuidad, es una apuesta por transformar conflictos de la inteligencia colectiva, como nos decía el poeta uruguayo Vilariño, - No sé si tendré razón / pero lucharé por tenerla /sin dejar de escuchar tu corazón.
La elección no es entre "vencer" o "rendirse", sino entre repetir los errores del pasado o inventar un futuro donde la palabra "nosotros" sea más grande que la palabra "ellos". ¿Qué elegimos hoy?, la propuesta del papa León XIV, o el discurso belicista de la guerra.
Gregorio Viera Vega fue concejal socialista en el Ayuntamiento de Telde.
María Blázquez | Domingo, 18 de Mayo de 2025 a las 18:41:25 horas
Gracias por este artículo que nos anima a ser conscientes de cómo la forma de comunicartnos puede influir en los demás. La sociedad está muy polarizada, no solo políticamente, sino en todos los temas. Queremos tener razón, pero nos cuesta exponer nuestras opiniones con calma, serenidad y respeto hacia nuestro interlocutor. En estos momentos donde se impulsa elevar el gasto militar y todo lo que lleva consigo esta decisión, la via via de la no violencia y defender resolver los problemas por la vía pacífica, puede ayudar a desarmar nuestras palabras y nuestras mentes
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