En la política, coser o zurcir tiene sus matices que denotan la capacidad o no de hacer posible un proyecto con veracidad y, transparencia. Cuando se habla de “coser costuras” entre propuestas distintas, hablamos de reparar, de unir partes, de remendar; sin embargo, “zurcir” implica unir o juntar sutilmente en la misma parte con puntadas ordenadas, de modo que, de la unión resulte la confianza para tejer convivencia entre diferentes.
En Telde he oído mucho de “coser costuras”, a la postre, quien la ha reclamado, no ha dado puntada sin hilo; - con la intención de una manera calculada, en busca del propio beneficio o provecho -. El uso de esta expresión metafórica en el contexto político debiera usarse para referirnos a la acción de negociar, conciliar intereses o unir posiciones dispares, entre distintos actores políticos, fuera de los partidos o dentro de ellos, sobre todo lo segundo, con el fin de alcanzar acuerdos, evitar conflictos o mantener la cohesión.
Tanto “coser” como “zurcir” son habilidades esenciales en política: la primera para construir, la segunda para no dejar que lo construido se desmorone. Ambas tienen connotaciones ligeramente diferentes, aunque las dos se refieren a la idea de reparar o unir. Quienes dirigen los partidos han de tener la capacidad para discernir que es lo importante de lo accesorio, si quieren aplicar una reparación más profunda o una solución temporal para mantener algo funcionando, - zurcir o bien, - coser que se enfoca más en unir y fortalecer las relaciones entre diferentes.
Se trata de unificar intereses, salvar diferencias y mantener la cohesión frente a divisiones que probablemente debiliten al grupo. Pero esa unificación no es un cierre de filas ciego, ni pleitesía. Hay que reparar los daños o los conflictos internos, buscando soluciones, uniendo y fortaleciendo las relaciones, fomentando la cohesión y la unidad. Su éxito depende de la voluntad de las partes, pero, sobre todo, de quien lidera el grupo.
Las continuas llamadas a coser las costuras han servido de poco para el fin que se pretendía, la oportunidad de acercar posiciones; por el contrario, se han parcheado situaciones temporales, para mantener algo funcionando. Son poco edificantes para la ciudadanía la lucha de poder, las pugnas por el liderazgo, o el control del aparato o los recursos. Se hace un reparto de cargos poco generoso con quienes tienen disparidad de criterios, o sencillamente se les anula. El control férreo del aparato conduce a la fractura interna, pero, sobre todo, a la huida de la militancia.
Si no hay soluciones de fondo, las rupturas resurgen, se pierde la identidad, el partido puede volverse incoherente al no saber coser las costuras infligidas, con una frustración cada vez mayor de una base que se va desmoronando y una ciudadanía que se desplaza más a formaciones poco democráticas. En política interna, "coser costuras" es un arte entre la - diplomacia y el cálculo-. Quienes lo hacen bien sobreviven; quienes fallan pagan un alto costo. ¿Tú eres de los que cosen costuras, o bien haces un zurcido?..,desde la acera de enfrente.
Gregorio Viera Vega fue concejal socialista en el Ayuntamiento de Telde.
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