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Sábado, 15 de Noviembre de 2025

Actualizada Sábado, 15 de Noviembre de 2025 a las 00:01:30 horas

Caminando hacia la desmemoria… (CIV)

Génesis y evolución constructiva de la Iglesia conventual de San Francisco de Asís (II)

Reflexión del cronista oficial de Telde, Antonio María González Padrón, licenciado en Geografía e Historia

TELDEACTUALIDAD/Telde Jueves, 27 de Marzo de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Jueves, 27 de Marzo de 2025 a las 22:12:44 horas

Génesis y evolución constructiva de la Iglesia conventual de San Francisco de Asís de la ciudad de Telde (segunda parte)

Han sido varios los autores que han reconstruido oral y por escrito las diferentes estructuras edificativas, que en su conjunto formaban el cenobio franciscano, demolido en su totalidad en las décadas de los treinta-cuarenta del siglo XIX, y en cuyo solar resultante, se habilitaron tierras, que junto a las otras formadas por las huertas primigenias del convento, se plantaron, casi en su totalidad de cafetos, cítricos, parrales, higueras y sobre todo plataneras. Y así permanecieron hasta mitad de los años sesenta del pasado siglo XX, cuando el matrimonio formado por don Maximiliam Rohner y doña Nilia Bañares Baudet, adquirieron el lugar con el fin de edificar su casa familiar, jardín y huerta, tal como se puede ver hoy en día.


Debemos advertir que la torre que sustenta la espadaña del templo franciscano, en su totalidad pertenece a la Iglesia Católica y concretamente a la Parroquia de San Juan Bautista de Telde, poseyendo los señores Rohner-Bañares, solamente una serventía de paso. Asimismo, la Iglesia, posee igual derecho, desde la base misma de la torre-espadaña hasta la finca denominada del Convento, es decir, que de forma longitudinal con el ancho de la torre, este camino corre a lo largo de toda la pared norte de la iglesia, si bien se ha intentado dificultar el mismo con la plantación de un laurel de indias y una araucaria, de los que [Img #1000600]hablaremos, algo más adelante, cuando analicemos de forma pormenorizada los elementos endógenos y exógenos que actualmente ponen en peligro la estabilidad del templo en cuestión (Los derechos antes aludidos permanecen intactos hasta el día de hoy, por lo que se puede acceder desde ahí a los paramentos norte, contrafuertes y techumbres sin impedimento alguno). 


Estudio descriptivo e historiográfico del Templo Conventual de Santa María de La Antigua o San Francisco de Asís.


La planta rectangular sobre la que se levanta dicha edificación, está conformada por los siguientes espacios:
Nave colateral derecha.
Nave colateral izquierda.
Capilla principal o cabecera de la nave colateral derecha.
Capilla secundaria o cabecera de la nave colateral izquierda.
Camarín de la Inmaculada Concepción (Cabecera del templo lado sureste).
Sacristía Mayor (Cabecera del templo lado noreste).
Coro Bajo o también llamada Capilla del Sr. Predicador (A los pies de la capilla colateral derecha).
Coro Alto en forma de gran balcón sustentado en altura, sobre los pies de la nave colateral izquierda.
Antigua Sacristía. 
Torre espadaña.
Contrafuertes.

 

Volviendo al templo en sí, ha habido quienes mantuvieron que de las dos naves, la más antigua es la norteña o si se prefiere la colateral izquierda. Tal afirmación ha sido refrendada por los estudios técnicos realizados recientemente por el prestigioso arquitecto D. José Miguel Márquez Martinon, comparando el plano de la Ciudad de Telde de Leonardo Torriani (Finales del siglo XVI) con los actuales del lugar; aunque la nave derecha tenga arcos de reminiscencias gotizantes, lo que nos pudiera llevar a engaño. Dispuestos éstos, uno a los pies de dicha nave, como paso previo a la llamada capilla del Señor Predicador o Coro Bajo y, el otro como arco toral, que da entrada a la capilla principal o de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. De ésta se puede pasar a otra, situada al norte, que recibió el nombre de Capilla del Santo Cristo de La Agonía, en cuyo suelo se abrieron seis nichos para la sepultura de los frailes, fueran éstos sacerdotes o hermanos legos. Transitando sobre las tumbas se accedía por dos puertas a la Sacristía Mayor (Construida con posterioridad, tal vez en esa reforma del siglo XVIII) y de allí al Camarín de La Virgen Dependencia ésta que daba servicio a la hornacina principal del Altar Mayor, bello ejemplo de retablo de estípites, del barroco canario, obra de Antonio de Almeida. En la ya citada sacristía se abrió un amplio ventanal por su parte este, que aún hoy se conserva. También posee ropero empotrado para el servicio de la misma y, justo al lado izquierdo de ese mueble un elemento muy singular. Realizado en cantería gris, labrado con esmero y vaciado en su parte central un cubilete para contener agua, que se emplearía como depósito como el aguamanil, que vierte el líquido empleado, tras el lavado de manos previo a la misa y con posterioridad a la misma, al exterior, desconociendo hoy si iba a parar a alguna dependencia del antiguo convento. 


De todo lo anteriormente manifestado, llegamos a la conclusión que el templo franciscano, en sus inicios poseyó una sola nave (Como queda perfectamente dibujada en el plano del ingeniero cremonés más arriba reseñado), la actual izquierda, que corría de oeste a este, con entrada por su parte Oeste en donde se abría una portada de gran simpleza y sin ornamento alguno, que hoy luce en el mismo lugar, abriendo el templo hacia la Plaza de Los Romeros, final de la Calle Portería. 

 

A lo largo del siglo XVII se experimentaron algunas ampliaciones de la primigenia nave, así como el añadido de una segunda, es decir, la actual nave derecha. 

 

A principios de la segunda mitad del siglo XVIII, momento de mayor auge económico de la comunidad franciscana teldense, se erigió una gran portada neoclásica de muy nobles y equilibradas dimensiones que permitía el acceso al templo por su parte Sur, convirtiéndose con el tiempo en la entrada principal a dicho templo. 
El paramento existente por entonces, entre una y otra, fue demolido y sustituido por tres arcos de medio punto, dándole unidad a la Iglesia Conventual. 

 

En el presbiterio de la nave colateral izquierda se alzó un arco toral de severo estilo neoclásico, que por sus características y tallado de la piedra, nos parece coetáneo a la portada neoclásica, ya mentada. Así, no ha de extrañarnos que la base de dicha arcada cubra en parte las lápidas sepulcrales allí existentes. 
La disparidad estética entre ambas naves, no tendría explicación, si no fuera por el desfase temporal existente entre la construcción de una y otra. 

 

Aprovechando las obras en cuestión, tal vez fue entonces cuando se elevó la altura de los muros circundantes de la actual cabecera de la nave izquierda, dándole mayor esbeltez al recinto, cubriendo el mismo con una techumbre de teja árabe a dos aguas. Sobre el arco anteriormente citado y en el paramento que se levanta sobre él hasta alcanzar la altura de la techumbre, quedó un espacio de metro y medio o tal vez algo más, que sirvió para colocar ahí un tragaluz o ventanuco de forma rectangular, por el que penetraba la luz solar a partir de las primeras horas hasta las últimas de la tarde, creando en el interior un juego lumínico nada despreciable. Aunque ahora luce un falso artesonado de madera sobrepintada, caprichosamente puesto en la última reforma de 1981-86, por indicación del cura párroco don Teodoro Rodríguez y Rodríguez, que veía en ello una manera de ennoblecer e igualar todas las techumbres del templo, debemos aclarar que este espacio poseía una falsa bóveda de medio cañón, como resultado de una urdimbre de tiras de cañas indias, ligeramente recubiertas con escayola-yeso. Solución ésta muy propia del momento neoclásico en que se realizaron dichas modificaciones que como ya hemos señalado se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII.

 

En ese orden de cosas, debemos abrir un capítulo para reseñar todo lo que conocemos de primera mano sobre las obras de restauración llevadas a cabo entre 1981 al 1986. El entonces cura párroco don Teodoro Rodríguez y Rodríguez recibe una cuantiosa cantidad de cantidad de dinero de las Administraciones Públicas, para ejecutar, con la mayor rapidez posible, obras tendentes a la reparación total de las techumbres de las naves colaterales derecha e izquierda.

 

En primer lugar se actúa sobre la nave sur o derecha. Se levanta toda la teja árabe y se clasifica en dos grupos: A) Las inservibles por estar deterioradas en sumo grado o partidas. B) Las recuperables por conservar su buen estado. Éstas últimas fueron utilizadas a manera de canalillos (boca arriba) en el conjunto del nuevo tejado, así mismo y en un buen número se emplearon en la parte del tejado visible desde la Plaza del Convento. Para el resto, se emplea teja de nueva factura, pero de igual tamaño y material.

 

En segundo lugar, se libra al artesonado de una cantidad ingente, varias toneladas, de tierra de Zamora, que en algunos espacios cubría a aquel con capas de hasta veinticinco centímetros de grosor.

 

En tercer lugar, liberado el artesonado, se pudo comprobar que por la acción constante de la lluvia y de los xilófagos, la madera que lo conformaba se encontraba francamente deteriorada en un porcentaje muy elevado.  Los técnicos municipales junto con el párroco, toman la drástica decisión de suprimirlos y sustituir a éstos, que eran de tea, por un machimbrado de rica de Honduras, formado por tiras de unos diez o quince centímetros de ancho. Con posterioridad y al notarse la baja calidad del elemento empleado, así como su color notablemente más claro que el resto de la carpintería ahí empleada se le da la paupérrima solución de colocar en la parte vista desde el interior del templo, una finísima lámina de madera más oscura que se pega al machimbrado con cola. (Esta descabellada acción es más que notoria si nos fijamos bien en alguno de los espacios cubiertos).


Las acciones llevadas a cabo en la nave colateral izquierda o norte, siguieron el mismo proceso, pero el técnico que actuó como director de obra, se negó rotundamente a sustituir las maderas que cubrían la totalidad del artesonado, alegando que la tea allí empleada era irremplazable, puesto que su alta calidad no lo hacía necesario. Sólo dos o tres tablones deteriorados por la humedad fueron sustituidos por maderas pertenecientes a una antigua casa teldense, en aquel momento derruida. 


La acción de restauración de ambas naves concluye de la siguiente manera: A) Se fumigan las tablas que conforman el artesonado, tanto por el interior del templo como el exterior del mismo. B) Sobre ellas se coloca tela asfáltica o plásticos impermeables. C) Se le superpone una impresión de material impermeable, líquido viscoso, del que se aplican hasta tres capas. D) Se van colocando de forma paulatina, a lo largo y a lo ancho de las superficies a cubrir, mortero y sobre él se colocan las tejas.


Los canales de desagüe existente en la pared norte y entre las dos naves, se les trata con impermeabilizante, aunque previamente se han librado de la cal que los cubría y en su lugar se ha colocado cemento. 


El tejado de la llamada Capilla del Cristo de La Agonía y la de la Inmaculada Concepción, no recibieron más que pequeños retoques, a nivel superficial cambiándole alguna que otra teja.


Hasta aquí la segunda entrega de este largo artículo sobre la Iglesia Franciscana teldense. Seguirá una tercera parte y una cuarta.

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