
En la edición del pasado 12/10/24, TELDEACTUALIDAD hace amplia reseña de lo que marcaría, un antes y un después, para la cultura y el desarrollo de Telde como fue, la apertura de las aulas del, por entonces, Instituto Laboral, allá por el año 1.954, en su primer enclave del Parque de León y Joven, hoy Franchy Roca.
Han sido “setenta años” repartiendo enseñanzas teórico/prácticas que, los que vivimos aquellos inicios, hoy recordamos no sin nostalgia, con gran cariño y no menos agradecimiento. No en vano de aquel Telde, eminentemente agrícola/ganadero, con una incipiente industria, se ha pasado a la Ciudad pujante y cosmopolita que es el Telde actual.
Su comienzo, en los años duros, cuando aún las reminiscencias de las pasadas y recientes contiendas nacionales y europeas eran palpables, de las que solo se pudo salir, remando todos en la misma dirección, pero partiendo, en parte, de la cultura que se libo en las improvisadas aulas, junto a la entrega, paciencia y cariño de los profesores que nos asistían.
De aquellas aulas y talleres salieron alumnos que, pronto, preñaron esta parte de la Isla, como profesionales de las diferentes materias que eligieron. Otros elegimos continuar, fuera de Telde, estudios superiores de licenciatura y hasta de doctorado. Se había sembrado y la semilla había germinado.
De los 53 alumnos que iniciamos, aquella singladura inédita, en las instalaciones del Parque, solo 15, logramos terminar los cinco cursos, en las nuevas instalaciones de la c/ Los Baluartes, en el aula, se le decía de “el palomar”, al término de la escalera. Desde ese entonces, con orgullo, puedo contar que, mis Hijos y Nietos han pasado por sus aulas, libando de sus enseñanzas, lo que ha sido base para sus estudios superiores y así, han obtenido, acreditaciones universitarias, estando hoy perfectamente integrados en la sociedad actual.
Sin aquella paciencia, casi propia del Santo Job, y algún que otro cachetón, si tenemos en cuenta que, los que fuimos los primeros alumnos, pasábamos del libro universal “Libro de Cosas” y del de dictado y redacción de “El Corazón” a tener nueve asignaturas teóricas, tres prácticas, una tarde, por semana, de Campo de Prácticas en la zona de Cruz de Jerez, y tres horas semanales de Gimnasia, a primera hora, al aire libre, en el mismo Parque, no nos hubiésemos adaptado a las nuevas exigencias del nuevo sistema educativo que se nos imponía. Enseñanzas que, sin ser educador, creo que, adaptándolas al momento actual que vivimos, pueden ser extrapolables y perfectamente vigentes en la sociedad actual.
Por lo que más arriba describo, opino que, por quien corresponda, no se debería de dejar pasar esta Efemérides/Cumpleaños, sin el homenaje y el reconocimiento merecido, en estas siete décadas que, el Instituto, ha dado a la cultura y a él desarrollo de Telde.
Por último, quisiera dejar constancia, como reconocimiento, homenaje y gratitud a todos los Profesores que nos dieron lo mejor que tenían, sus conocimientos, sus experiencias y cariño y que, hoy, por Ley de Vida, atendiendo a esa llamada ineludible de todo ser vivo, han partido hacia las estrellas, junto a Compañeros de pupitre, de juegos, rivales en competiciones y en conquistas, inocentes, de la chica que nos atraía y que pasando los años, fueron nuestras compañeras y las Madres de nuestro Hijos. Vaya para todas ellas y ellos, mi imborrable recuerdo y gratitud. A todos el descanso y la paz eterna.
Antonio Santana Rivero fue alumno del Instituto Laboral de Telde.
























Olga Maria Rivero Santana | Jueves, 21 de Noviembre de 2024 a las 13:30:35 horas
¡Felicidades primo y gracias por compartir esta reflexión! Un Centro que sigue dando alegrías dentro del panorama educativo, lo cual es un orgullo para Telde.
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