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Domingo, 05 de Octubre de 2025

Actualizada Domingo, 05 de Octubre de 2025 a las 13:54:33 horas

Recorrido escultórico por Telde

Taragua

Crónica de Pedro Naranjo, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada y catedrático de Secundaria

PEDRO NARANJO Domingo, 22 de Septiembre de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 22 de Septiembre de 2024 a las 10:40:16 horas

 Se trata de una escultura exenta de carácter abstracto y elaborada con hierro,  que presenta una bicromía: rojo por su anverso y negro en su reverso. Se halla situada en el Parque Franchy y Roca del barrio de San Gregorio de Telde. La estructura formal y exterior de la obra es  casi un triángulo rectángulo, si no fuera porque queda abierto en el vértice superior. La obra se asienta sobre un pedestal de hormigón de 2.97 metros de largo por 50 cm de alto. El referido  pedestal sirve de base para los soportes de base irregular;  uno de 1.48 m y el otro,  de 1 m;  que soportan a su vez,  las dos planchas de hierro pintado y  recortado en su parte interior que se ondulan en forma decreciente, a medida que ascendemos nuestra mirada.

 

Sin embargo,  la parte exterior es totalmente recta en una de las dos planchas y en la otra forma una diagonal. La[Img #997772] altura de la obra supera los 2 m. La disposición de esas crestas semicirculares interiores,  que van disminuyendo en altura en ambas planchas férreas para casi rozarse en la cima, nos trae a la memoria las olas del mar, el movimiento del agua suavemente mecido por el viento o  la onda expansiva que se produce  cuando arrojamos una piedra sobre  una superficie acuática. El bicromatismo (rojo y negro), que matiza la obra,  tampoco queda ausente en esta escultura.  Recordemos que en la Historia del Arte, los orígenes  del empleo de esos colores, son muy remotos. Por citar algunos ejemplos,  la cerámica griega de figuras negras sobre fondo rojo y la cerámica de figuras rojas sobre fondo negro y en el ámbito nacional, tenemos el ejemplo del   bicromatismo del Acueducto de los Milagros de Mérida, gracias al empleo alternado de piedra y ladrillo, experiencia que se repetirá en la Mezquita de Córdoba  con su característico bicromatismo en las dovelas,  que luego se extenderá a otros estilos.

 

  Clara Muñoz describió esta obra, con motivo de su participación en  la experiencia artística “Casa de Colores”:  “Domingo Díaz se aproxima en esta ocasión a la temática del paisaje con una escultura para exterior titulada Taragua. Aunque con esta pieza ha querido reflejar el movimiento ondulante del agua dando lugar, así, a una interpretación en clave naturalista, la obra posee como contrapunto una formalización abstracta. Su interés justamente radica en el símbolo, actualizándolo como tal y liberándolo de toda lectura romántica, tanto en su formulación como en su constitución. Taragua hay que incluirla en la serie simbólica que ha ido desarrollando en estos últimos años y de la que también forma parte otra obra suya titulada Zero.

 De nuevo Díaz vuelve a reflexionar sobre las formas, el espacio y los signos, utilizando la racionalidad para crear una escultura de doscientos centímetros de altura, compuesta por dos piezas separadas, casi simétricas, que generan un diálogo intenso entre sí. El espacio que queda entre ambas es el agua, de modo que la figura es aquí el fondo, en una transposición de papeles que permite la vinculación del entorno de la obra. En este caso se ha realizado el acompañamiento mientras la melodía la interpreta el espacio arquitectónico, la gente en movimiento, la ciudad. También ella, como el agua, tiene su propio movimiento cíclico y aunque la gente, los edificios, las calles sean otras, la ciudad sigue existiendo; como el fluir de los ríos que nunca llevan la misma agua, siendo su  nacimiento la consecuencia lógica de su muerte.

 Esta es, por tanto una obra pensada para estar en el exterior, en zonas urbanas y no tendría sentido si no fuera así. No es una escultura decorativa en absoluto, aunque sea de por sí bella, ya que no está pensada para decorar, sino para mostrar y demostrar que somos parte de una Naturaleza de leyes severas y cíclicas. Naturaleza significa nacimiento, comienzo, fuente... pero también muerte y final” (1).

 

 Como se desprende de la lectura del texto anterior la obra no estaba ubicada sino que formaba parte de la experiencia Casa de Colores de mayo de 1993 y  se instaló en la Plaza de San Juan, justo en el lateral que da hacia la entrada al barrio de San Francisco. La obra tendrá que esperar a la remodelación del Parque Franchy y Roca,  que fue inaugurado en 1997. El autor de esta escultura es Domingo Díaz Vega. Para concluir debemos indicar que esta obra ha sido objeto de pintadas indeseadas fruto del desconocimiento sobre la misma o producto de la barbarie, incultura e incivilidad.


 Notas

“Taragua” en Casa de Colores. Encuentros de Creación. Telde, mayo de 1993,p.11.

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