Comisiones Obreras no va a permitir que se estanque la aprobación de la reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas semanales. No se disminuye desde hace cuatro décadas, cuando el tejido productivo era muy distinto al actual. Hoy, la revolución digital (por ejemplo, la implementación del teletrabajo) ha venido para quedarse, y no tiene sentido estirar presencias en oficinas y fábricas a costa de empeorar las condiciones salariales de la clase trabajadora. Y digo empeorar porque las empresas siguen aumentando sus beneficios y, por el contrario, los salarios no crecen al mismo ritmo. Por tanto, para compensar qué menos que desarrollar las 37,5 horas semanales (o menos).
De hecho, tendrían que ser 35 ya pero los sindicatos de clase han rebajado las expectativas en aras de un acuerdo con el Gobierno central y la patronal que no llega. Es más, muchos convenios colectivos recogen en el presente un número de horas semanales de trabajo menor a las 40. Es decir, que esta modificación legal no es novedad en muchos sectores. Donde hay sindicatos, hay mejores condiciones laborales. Y, por ende, no es noticia las 37,5 horas semanales. Sin embargo, no cuaja, no se plasma legalmente. La Moncloa se frena ante la patronal. ![[Img #1027429]](https://teldeactualidad.com/upload/images/09_2024/3727_whatsapp-image-2024-07-29-at-182637.jpeg)
Unai Sordo ha trasladado a la vicepresidenta y ministra de Trabajo y Economía Social, que Comisiones Obreras emprenderá movilizaciones cuanto antes si no arranca la modificación legislativa, con o sin acuerdo con la patronal. UGT está en la misma línea. Comisiones Obreras ha intentado alcanzar bases de negociación hasta el verano, mas la realidad es que no ha habido manera pues la patronal está encastillada. Y eso que la economía va razonablemente bien y no hay alegatos apocalípticos que esgrimir para evitar la mencionada mejora.
Lo menos que necesita Pedro Sánchez es un conflicto social en las calles. Yolanda Díaz podría apretar más. Su obstáculo es el PSOE. La propia reforma laboral que revirtió la del PP de la época de la crisis, la tuvo que liderar Díaz ante las resistencias de Nadia Calviño. Ese es el antecedente. Repetir las maniobras torticeras dentro del Ejecutivo para no avanzar en derechos sociales sería la gota que colmase el vaso para un pacto de dos socios (PSOE y Sumar) que no ostenta mayoría absoluta. Comisiones Obreras no va a aflojar. Al contrario. A la gallega le ha quedado claro. Y Sánchez no puede estar a la espera de recibir el beneplácito de la patronal que, por otra parte, nunca llegará.

























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