
La comunidad internacional le ha fallado al pueblo palestino. No ya por la cuestión territorial con Israel, que también, aunque cabe debate y propuestas, sino a cuenta de no parar el genocidio. Más de 40.000 asesinados se contabilizan, más una multitud de heridos y desaparecidos. Esas 40.000 vidas arrebatadas es, para hacernos una idea, ahora que estamos de aniversario deportivo del equipo amarillo, más que el aforo del Estadio de Gran Canaria en Siete Palmas y el Centro Insular de los Deportes en la avenida Marítima juntos. Imagínense, por un momento, un muerto por butaca en ambas infraestructuras. Da pavor la imagen.
Y como el genocidio prosigue como si tal cosa, ya no ocupa titulares; el problema mayor es que se ha normalizado en la cotidianidad. Como si pudiésemos vivir en el primer mundo aun sabiendo que se está asesinando por doquier a un pueblo. Es verdad que estamos en agosto y no hay manifestaciones, pero no se ha logrado detener las acciones de Benjamín Netanyahu. Los medios de comunicación tradicionales están a otra cosa. Las redes sociales ofrecen todavía vídeos y fotografías desgarradoras del sufrimiento innombrable del pueblo palestino. En breve, comenzará septiembre y el curso político. ¿Por qué el Gobierno de PSOE y Sumar no rompe, de una vez, relaciones diplomáticas con Israel?
Dentro de un par de décadas habrá textos lúcidos sobre nuestro presente en el que se alerte de cómo se ha ninguneado la dura realidad, mientras vivíamos confortables en el Viejo Continente; al estilo del periodo de entreguerras europeo del siglo XX. Y tendrán razón. Pero es tanta ya la banalidad que puede que ocurra que justo dentro de veinte años ni siquiera haya una concienciación colectiva sobre este genocidio que Israel perpetra contra Palestina. La normalización del genocidio es la peor noticia que arrastramos. Las universidades, con su impulso juvenil, protestan a ambos lados del Atlántico. Pero apenas se hace nada a nivel institucional.
Benjamín Netanyahu se siente inmune. O actúa como si lo fuese. Sabe que detener la guerra es ponerse a disposición, si acaso, de la justicia internacional. Estados Unidos tiene la primera y la última palabra. Busca la paz mientras a la vez entrega armas a Israel. Doble vara de medir. Envía ayuda humanitaria y paralelamente hace negocios armamentísticos con Israel. Y parece que, gobierne los demócratas o los republicanos, está tónica continuará en 2025. Un horror.
David00 | Sábado, 24 de Agosto de 2024 a las 14:06:07 horas
Puestos a imaginar "pavor" en ejemplos locales, imaginemos el WOMAD en Las Palmas. Unos terroristas caen en paracaidas en Las Canteras. Disparan a todo lo que se mueve, entran en pisos cercanos sembrando el terror. Asesinan y raptan a muchos jovenes en la avenida, en la puntilla, el auditorio... un baño de sangre donde minutos antes era todo fiesta. Algunos, graban y lo difunden en las redes sociales. Familiares nuestros desaparecidos, se los llevan al pais de al lado. Nuestro pais intenta recuperarlos pero esos terroristas se atrincheran junto a poblacion civil. Esa poblacion no es terrorista, pero clama desde siempre por la aniquilacion de nuestro pueblo. Ni rastro de nuestros familiares y seres queridos. Le invito a abandonar su linea editorial (politica) por un momento y a ponerse en esa situación por un segundo... y ya luego hablamos de "pavor".
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