
Cuando a Jerónimo Saavedra le preguntaban qué cargo institucional le había reportado mayores satisfacciones, respondía sin duda que la de alcalde de su ciudad. Porque los resultados se plasmaban de manera inmediata y atendías la petición del vecino sobre la marcha; todo lo contrario a la (supuesta) abstracción de las labores parlamentarias. Algo así tendrá que pensar igualmente José Miguel Bravo de Laguna, actual regidor de la Villa de Santa Brígida. Desea finalizar su paso político justo en el municipio. Y lo ha hecho con un pacto con Ando Sataute y PSOE, siendo su formación justo la que menos concejales tiene de los tres. Pero con talante, y reconocimiento hacia él, el acuerdo salió solo, sin necesidad de forzar nada.
En diciembre acabará el año y medio que le corresponde a Bravo de Laguna con bastón de mando. Dos ediles aporta y, por tanto, un año y medio de los cuatro que dura el mandato le pertenece, según lo suscrito entre las tres siglas. Pero se nota que lo está disfrutando. Su agenda no para. Le gusta lo que hace.
Y la vida pública discurre en las medianías satauteñas plácidamente, sin sobresaltos en el consistorio, por mucho que terceros (en la frialdad de la oposición) traten de enmarañar y augurar desenlaces apocalípticos o potenciales rupturas. Nos queda la duda de si en enero, el expresidente del PP en Canarias, proveniente de la UCD, que no de AP, mantendrá su acta de concejal hasta 2027 o se marcha del todo a su reclusión en Bandama. Casi que puede seguir como edil y tributar su experiencia en las labores de gobierno los dos años y medio restantes. Es su decisión, en todo caso.
El problema histórico que arrastra Santa Brígida es que el nivel de renta per cápita que atesora no tiene correspondencia con las infraestructuras y servicios públicos que ofrece. En décadas de democracia ha habido, sin duda, malos gobernantes. No es normal. Y prueba de ello, por ejemplo, es la ausencia de un auditorio y centro cultural en condiciones, como sí lo tiene Arucas, Teror y Agüimes. O El Sauzal, en Tenerife. La gestación del mamotreto es el paroxismo de todo eso, el ansia insaciable de la especulación. Todo esto no se arregla de un día para otro. Pero cuánto dinero le ha costado a las arcas públicas. Ojalá que de aquí a 2027 se avance en recuperar el espacio principal del centro para entregárselo al uso y disfrute del pueblo. Es el mejor legado que pueden dejar Bravo de Laguna y, el próximo regidor de Ando Sataute, José Armengol.
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