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Recorrido escultórico por Telde

El recolector de caña de azúcar

Crónica de Pedro Naranjo, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada y profesor de Secundaria

PEDRO NARANJO 2 Domingo, 30 de Junio de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 30 de Junio de 2024 a las 12:07:11 horas

Estimados lectores:  En nuestro paseo escultórico  nos dirigirnos hacia Jinámar, allí frente al recinto sagrado de nuestra Inmaculada Concepción contemplamos una obra en homenaje a uno de los grandes monocultivos de la historia  económica de Canarias y de enorme importancia para esta Ciudad.

 

  Se trata de una escultura de bulto redondo o exenta, cuyo material de ejecución es el bronce por medio de la[Img #997772] técnica de fundición. Es una obra figurativa de tamaño natural (1,80 metros). La actitud del personaje es de pie con los dos brazos extendidos;  uno de ellos,  en actitud de apartar alguna caña o incluso, prepararse para que la otra,  que soporta un machete,  se disponga a ejecutar  su función. Alrededor de la misma,  se han plantado cañas de azúcar para crear un ambiente  más veraz si cabe,  del que se desprende de esta imagen en suavísimo escorzo del tórax y cabeza; teniéndose que contrapesar con el peso de sus piernas para lograr el equilibrio. Este recolector,  tocado con un sombrero típico y unas ropas bastante holgadas,  nos traen a la memoria la labor histórica que se desarrolló en toda la isla y de manera especial en nuestro municipio,  con una importancia trascendental en el siglo XVI.

 

      La obra,  anunciada en la prensa  desde mayo de 2001, en la cual se nos muestra la réplica en miniatura de la misma(1), estaba programada para ser inaugurada el día 23 de noviembre de 2001, justo después de la lectura del pregón de las fiestas  en honor a la Inmaculada Concepción, conocidas popularmente como las fiestas de la Caña Dulce de Jinámar, en cuya plaza, justo al lado de la Casa del Ermitaño, se ubica.

 

  La instalación definitiva  de la escultura tuvo lugar el 8 de diciembre de 2001,  coincidiendo con el día principal de las Fiestas de la Concepción.

 

 Pero,  hagamos una parada en el contexto histórico que conlleva este recolector de caña de azúcar. En primer lugar,  señalar la importancia que ésta tuvo en el desarrollo de la Ciudad de Telde en el siglo XVI, destacando los edificios creados para su tratamiento: los ingenios azucareros, uno de Alonso de Matos, en las inmediaciones de la plaza de San Juan, el otro de Cristóbal García del Castillo en San José de las Longueras, junto al Barranco de los Ríos y un tercero,  que correspondería a lo que hoy son las ruinas de los Picachos, así llamado por las dos columnas que aún se tienen en pie y posiblemente algunos más(2).

 

  Las plantaciones de las cañas se hacían después de una preparación elemental de las tierras, que consistía en limpiar y desmontar para proceder al plantado de las cañas. La reproducción se realizaba con tallos de la propia planta, que al ser enterrados producían nuevos brotes. Cada raíz producía varias cañas. Estas, que formaban el cañaveral “de hoja”, se cortaban a los dos años, tiempo que tardaba en producir los primeros frutos, dando paso al cañaveral “de soca” en igual tiempo y el “de resoca”, dos años después. La cura que estaba a cargo de los cañaveros, consistía en el escardado y cavado de la tierra, que requería una temperatura no inferior a los veinte grados centígrados; el envarado, es decir, la colocación de varas que sostuvieran las cañas; el riego, que era indispensable para la vida de las cañas, pues necesitan de bastante humedad y la lucha contra plagas de roedores y gusanos. Pasado el tiempo, se procedía a la recolección. Después de cortadas, eran las cañas limpiadas o “desburgadas” antes de enviarlas a los ingenios(3), donde por distintos procesos se obtenía distintas clases de azúcar. 

 

Todo ello,  convierte al municipio,  en una auténtica industria, no sólo dedicada al cultivo de la caña y el trabajo en los ingenios,  sino toda la infraestructura necesaria para levantar y  llevar a cabo este gigantesco proceso: materias primas para hacer funcionar los ingenios, cajas para embalar, exportadores, transportistas... y no podemos olvidar,  en un trabajo dedicado a la historia del arte,  que las relaciones comerciales con América y Europa, especialmente la zona de Flandes, de cuyas transacciones las islas en general y Telde en particular,  tiene magníficas obras de arte,  como el Retablo gótico flamenco de la Basílica Menor de San Juan Bautista. No obstante,  todo este desarrollo o explosión socioeconómica y cultural,  tuvo también su lado oscuro,  como la esclavitud, pues se necesitaba una mano de obra barata y abundante procedente principalmente de África; la tala abusiva, pues los ingenios consumían tal cantidad de leña, que pusieron en peligro la existencia de los bosques; las disputas por los repartimientos de aguas o los  pleitos sobre los diezmos que se debían  pagar a la Iglesia (4).


  Notas:

(1)  FERNÁNDEZ, A. Y QUINTANA, A.: “Una escultura de un hombre recogiendo caña embellecerá la plaza de Jinámar”. La Provincia/Diario de Las Palmas, 25-5-2001, p.23.

(2)  PÉREZ AGUADO, L: La caña de azúcar en el desarrollo de la ciudad de Telde (siglo XVI). Telde, 1982, pp.4-6.

(3)  Ibídem.pp. 6-7.

(4)  Ibídem. pp 17-26.

(2)
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