
Yolanda Díaz no tiene partido. En realidad, Sumar es una confluencia. No tiene arraigo territorial. La gallega es una magnífica ministra de Trabajo, probablemente la mejor en el ramo desde la Transición. Pero una cosa es gestionar, y ser ‘pro operario’, y otra bien diferente armar y dirigir una especie de partido. Y es aquí donde hace un tiempo se mezclaron churras con merinas. Unos lo vieron y otros no, mas se impone el principio de realidad. Al desastre del domingo se le une que en Galicia, su tierra, no obtuviera representación, en el País Vasco solo un acta y en Cataluña descendiera. El balance es el que es y no tiene visos de ser revertido.
Toda esta tendencia demuestra que la separación entre Yolanda Díaz y Unidas Podemos fue un error, un craso error. Que yendo juntas, con generosidad mutua, todas hubiesen ganado. Que ahora Díaz tendría mejores resultados y, por ende, un liderazgo más fuerte. Si a esto le añadimos que fue el propio Pablo Iglesias el que señaló a Yolanda como sucesora, de lo que se ha arrepentido por el distanciamiento posterior, todo indicaba que era una continuación y, a la postre, Díaz tenía que haber sido la persona con mando en plaza en ese partido (ella hablaba de movimiento o espacio) que liderase, pero con todo el mundo dentro. Sin exclusiones, como la que sufrió Irene Montero.
La crisis de representación a la izquierda de la izquierda del PSOE es evidente. Tal es así, que hasta IU no ha logrado acta a la Eurocámara pues iba en el número cuatro de la plancha, y solo obtuvieron tres. Evidentemente, a corto plazo beneficia al PSOE. A medio plazo, no tanto. Pensar que era posible articular unas siglas de comodín de apoyo a Ferraz a modo de lo que fue Gaspar Llamazares, era un espejismo. No porque necesariamente aquella IU de Llamazares lo hiciera mal sino porque estamos, desde la crisis financiera de 2008, en otra onda. Estos tiempos no son aquellos.
Sumar en sí es poca cosa. Pero sin el rostro de Yolanda Díaz ya no es nada. Se inicia el fin de un viaje a ninguna parte que estaba escrito de antemano. Prevalecieron otros intereses a los de la unión ‘pos15M’. Y así están las cosas. Sumar fue contemplado, en parte, como una plataforma a crear desde los respaldos del poder en La Moncloa y Ferraz para que fuese muleta parlamentaria cómoda del PSOE. Ocurre, sin embargo, que en la política los mandamientos no son de laboratorio. Por ejemplo, estar en el terruño y las corrientes ideológicas clásicas son premisas invariables. No se puede improvisar. Sale caro.
J.pedro santana | Miércoles, 12 de Junio de 2024 a las 11:38:08 horas
Se nota para donde tira ud. dice qué es la mejor ministra y ni siquiera le han votado los trabajadores, lo que lee
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