
Sharren Haskel (diputada israelí de la formación Nueva Esperanza) que apoya a Benjamín Netanyahu ha sacado a la palestra la petición de independencia de Canarias, Galicia, Euskadi, Cataluña, Aragón, Baleares, Andalucía y Comunidad Valenciana. Vamos, los territorios que (principalmente) conforman la plurinacionalidad del Estado. No cabe duda que enarbolar esto, máxime en el caso de nuestro archipiélago, es fruto de algún asesoramiento que, directa o indirectamente, ostenta influencia de Rabat. Las relaciones entre Marruecos e Israel son estrechas (Administración Trump mediante que antes de salir de la Casa Blanca aupó a Rabat) y tratan de contrarrestar el reconocimiento del Estado de Palestina que enseguida afianzará el Gobierno central.
Un reconocimiento que debería llevar también el del Sáhara Occidental, con previa celebración del referéndum
del derecho de autodeterminación ejercido por el pueblo saharaui, para que pueda elegir su futuro libremente, como colonia aún pendiente de descolonizar. Pero en esto no entra Pedro Sánchez.
Este misil diplomático enviado desde Israel tiene, por tanto, inspiración marroquí. No olvidemos que Rabat criticó a Madrid al comparar a Brahim Gali, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, con Carles Puigdemont. Brahim Gali (que tiene nacionalidad española) estaba hospitalizado en La Rioja y lo detectaron los servicios de espionaje de Marruecos desplegados en España; especialmente están ubicados en Canarias. Marruecos rechazó la estancia de Brahim Gali como si fuera hacer lo propio ellos con Puigdemont. En realidad, si el catalán desea ir a Marruecos y este lo acoge, es cosa de ellos. Ironías al margen, la nacionalidad española de Brahim Gali no es asunto en el que deba inmiscuirse Rabat. Todo esto ocurrió con Arancha González Laya como ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación; luego Sánchez se la cargó para complacer a Mohamed VI.
Todo este revuelvo israelí solicitando la independencia de varios territorios, incluidas nuestras islas atlánticas, permite al Parlamento de Canarias evaluar el eje internacional protagonizado por Marruecos e Israel que, paralelamente, implica el sacrificio de no reconocer al pueblo saharaui y su libre voluntad. Dicho en plata, las declaraciones de la diputada Sharren Haskel clarifica el escenario de cara a los intereses de Canarias. Y detrás del expansionismo de Marruecos que trata de engullir al Sáhara Occidental, está el aliento de Israel, vía Donald Trump.
La Cámara canaria visualiza ahora con absoluta claridad el principal problema de naturaleza exterior que supone una amenaza para las futuras generaciones de canarias y canarios: la ocupación de los territorios saharauis por parte de Marruecos no pueden ser hechos consumados. Primero, porque hay que respetar la legalidad internacional. Segundo, porque hoy son los saharauis y pasado mañana ser Canarias, Ceuta o Melilla. Chantajes encubiertos.
























José L. Casimiro | Domingo, 26 de Mayo de 2024 a las 22:54:24 horas
El Partido Popular NO reconoce el derecho de Palestina a ser un Estado.
Es que para los dirigentes del Partido Popular, todos los palestinos son de Hamás. Así como que todos los vascos son etarras.
MIENTEN MAS QUE HABLAN y NO SABEN HACER OTRA COSA QUE CRITICAR Y OFENDER AL ADVERSARIO POLITICO. De PENA.
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