
A raíz de la publicación, de la noticia referente a la necesidad de intervenir urgentemente sobre la protección de un número determinado de bienes patrimoniales catalogados, realmente es una muy buena reseña, para tomar conciencia de la importancia que ello conlleva en un municipio que atesora una rica historia a lo largo de los siglos.
Esta pequeña introducción me vale para, en la misma dirección, recordar que con fecha del mes de febrero del año 2003, y publicado en el periódico Canarias7, el 25 de febrero de 2003, hace ya veinte años, se presentó el proyecto elaborado por los arquitectos Don Eduardo y Dña Vanesa Cáceres, a petición del Ayuntamiento de Telde en el que se proponía la recuperación de 28 inmuebles antiguos representativos de la arquitectura tradicional rural en el Valle de los Nueve.
En dicho proyecto se incluye un catálogo con ficha de cada una de las viviendas y que según se manifestaban recomendaban su conservación porque constituía un interesante patrimonio arquitectónico. Se recomienda, según los autores del proyecto de este Plan Especial, el tipo de actuación más adecuado para salvaguardar los valores arquitectónicos que atesoran estas construcciones que datan del siglo XIX, y algunas hasta del siglo XVIII, y que posteriormente fue ampliado su estudio en el aula, por el profesor D. Baltazar Medina Peñate, quien lo expuso en el primer recorrido histórico del Valle de los Nueve realizado en el marco de las fiestas del Pilar de este barrio en el año 2006. Este trabajo del profesor Medina Peñate se podía enmarcaba dentro de la reivindicación histórica de este barrio , por lo que su experiencia vivida con sus alumnos, visitando diferentes ejemplares de estas vetustas casas ha hecho, como él manifestó, que se tomara conciencia de nuestro rico patrimonio etnográfico que tiene el Valle de los Nueve
Las describen como una “tipología muy común de arquitectura precolonial”, y que aunque en otro tiempo llegó a ser muy común, hoy es el Valle de los Nueve, uno de los lugares, en donde existen este mayor número de ejemplares en nuestro municipio. Son viviendas dispersas de una o dos plantas, con cuartos de apero adosado a la planta baja en algunas, con cubierta a dos aguas y forjado intermedio de madera de tea y algunas con escalera exterior de cantería y rellano de madera de tea formando un balcón. Son de planta rectangular y todas ellas poseen las mismas luces (huecos) entre 4,5 y 5,5 metros, lo cual indica la existencia de un maestro de obra o de escuela en la zona, todo ello, según descripción de los referidos arquitectos Don Eduardo y Dña Vanesa Cáceres.
Según la opinión de los técnicos redactores del proyecto, éste contempla tres grados de protección: integral, ambiental y parcial, y pueden ser sometidas a obras de rehabilitación, restauración, conservación y consolidación.
También seria interesante estudiar unas construcciones de dos platas de estilo modernista, existentes en esta zona que datan de las primeras décadas del siglo XX, así como otras de esa misma época.
No queda aquí la representación del Valle de Los Nueve, de valores patrimonios etnográficos, ya que dada la singularidad de la zona con una cultura del agua de cinco siglos, ha generado a lo largo del tiempo unos valores tangible y intangible a considerar, desde los diferentes ciclos de cultivo, en donde la vid fue un cultivo de gran importancia, en nuestras isla de Gran Canaria, así como la cochinilla, generando restos de lagares y laderas. Albercones convertidos en estanques de mampostería, acequias, cantoneras, pozos, estanque de cuevas, así como cuevas con motivos aborígenes, interesantes y singulares, restos protuberantes de “morretes” volcánicos, únicos en nuestras latitudes productos de la lava vertida en la erupción del cuaternario en la montaña de los barros, según manifestación de los estudiosos entendidos, así como también majanos de piedra catalogados en la carta etnográfica de Gran Canaria del siglo XIX según la Fedac, y la única cantonera cubierta que queda de la desaparecida comunidad de regantes de la recordada “La Federica”, que tiene una considerable longitud techada, con numerosas bocas de riego en su interior, y que con un poco de imaginación pretenciosa, hasta podríamos decir que es de forma semioctogonal.
En este sentido ya se había iniciado unos estudios para la creación de un aula de interpretación, proyecto que ha quedado pendiente de su continuidad.
Es conveniente tener referencias de los recursos patrimoniales de que se dispone, para poder conocer su innegable valor etnográfico y tomar conciencia de ello, con el fin conservarlos y respetarlos, con el debido conocimiento de causa y así evitar su deterioro y poder potenciar su conservación para conocimiento de futuras generaciones, como referente y continuidad histórica.
Pelayo Suárez Alejandro. es profesor jubilado e investigador de la historia del Valle de los Nueve.
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