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Jueves, 13 de Noviembre de 2025

Actualizada Jueves, 13 de Noviembre de 2025 a las 20:19:06 horas

Caminando hacia la desmemoria (XXXI)

A manera de prólogo para una obra de Rodríguez Calleja

Reflexión del cronista oficial de Telde, Antonio María González Padrón, licenciado en Geografía e Historia

TELDEACTUALIDAD/Telde Jueves, 20 de Abril de 2023 Tiempo de lectura: Actualizada Jueves, 20 de Abril de 2023 a las 20:15:44 horas

(Celebro así el Día Internacional del Libro)

Hace ya unos meses, recibí una llamada telefónica de mi buen amigo Jesús Emiliano Rodríguez Calleja. Después de una larga y cariñosa salutación, pasamos a preguntarnos por cuestiones de mutuo interés. Entre ellas, no podía faltar los mil y un comentarios sobre nuestras Castillas, en su caso La Vieja (Burgos) y en el mío La Nueva (Guadalajara).

 

[Img #969156]Después de un buen rato divagando sobre otros tantos asuntos, nos dimos cuenta de que había pasado algo más de un cuarto de hora y no habíamos concretado el motivo principal de la llamada que según supe un poco después, era la petición por su parte para que le hiciese un prólogo como entradilla a su última obra de investigación. Alto honor el que me concedía el amigo y compañero, pues es de sobra conocida su solvencia y prestigio en cuanto a investigador histórico. Este Cronista, en un primer momento perplejo ante tal grado de confianza y generosidad, no supo cómo agradecer el trabajo encomendado, pero prontamente reaccioné con unas sinceras gracias y unas ganas tremendas de cumplir debidamente con el encargo. Y he aquí que me encuentro iniciando el primer folio de lo que no pretende ser otra cosa que una ayuda práctica para el lector, de tal forma y manera que cuando se den por finalizadas mis palabras, sepan algo más de Jesús Emiliano, de su trabajo como investigador y de forma particular de la obra que ahora prologamos.

 

Comencemos diciendo que Jesús Emiliano Rodríguez Callejas es oriundo de Villaveta, localidad burgalesa. Allí sus habitantes se forjan entre temperaturas extremas y amplios paisajes lo que, sin duda alguna, marcan sus caracteres como emprendedores en todas las facetas de la vida.

 

Alguien me dijo una vez que tener un amigo castellano cuesta mucho, pero a buen seguro que lo será para toda la vida. No es el habitante de estas tierras pródigo en largas conversaciones y menos en banales chácharas. De ahí el refrán de Al pan, pan y al vino, vino. La palabra justa y el juicio certero los hacen personas en las que se puede confiar.

 

Como otros tantos niños y niñas de la España rural, Jesús Emiliano estudia con ilusión y esmero las enseñanzas primarias y secundarias que, al pasar de los años, le llevarán a obtener el título de profesor de EGB. A pesar de su juventud, se marca unos objetivos irrenunciables: En un primer momento, comenzar cuanto antes su vida laboral y convertirse en un buen maestro. Y junto a ello no dejar de estudiar jamás. Así, ya en Las Palmas de Gran Canaria, se matricula en su recién creada Facultad de Geografía e Historia, de la que unos años más tarde saldrá como alumno aventajado de su Primera Promoción. No dejó pasar mucho tiempo para convertirse, no sin grandes sacrificios por su parte, en Doctor en Historia, grado que obtuvo con sobresaliente Cum Laude.

 

Su campo de investigación se circunscribe preferentemente a la documentación protocolaria y parroquial, acercándose a los registros sacramentales que van desde principios del siglo XVI hasta el 1700 aproximadamente. Esto no quiere decir que en algunos casos sus trabajos no traspasen la cronología anteriormente indicada. Para aquellos no experimentados en temas históricos, debemos señalarles que durante muchas centurias los registros eclesiásticos de cualquier índole eran los únicos que dejaban constancia de los principales aconteceres en la vida del ser humano (natalicios, matrimonios y defunciones). Así, gracias a ellos podemos tener certeras noticias de la población de una localidad, pero no solo desde un punto de vista meramente demográfico, también estos libros se convierten en veraces vehículos para poder confeccionar la historia social y económica, cuando no cultural de cualquier población. Nos explicamos, al tomar en nuestras manos un libro sacramental sea cual sea, obtenemos el nombre, los apellidos, la edad, el estado y en algunos casos hasta el oficio. Además de su filiación materna y paterna. Todo ello servirá al historiador para acercarse a la realidad histórica del momento investigado con datos fehacientes y de primera mano. Tal es el valor de los documentos estudiados que los hemos dado en llamar Fuentes, porque de ellos emana como río de agua clara mil y un datos que, con el remanso de las horas de estudio pertinaz, se convierten en juicios históricos irrefutables.

 

Al decir del también Cronista don Pedro Hernández Benítez, el Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Telde, era el Simancas de Canarias. En tal alto valor lo tenía, consciente de que en toda su vida no podría abarcar la totalidad del mismo. Siguiendo su estela, Rodríguez Callejas trabaja denodadamente durante varios años organizando página a página, legajo a legajo, tomo a tomo, dicho archivo y como consecuencia de todo ello nace una bellísima publicación titulada El Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Telde editado por el Cabildo de Gran Canaria en 1999. Su segunda obra la tituló La población de Telde en el siglo XVI, obteniendo el primer premio de investigación histórica del 650 Aniversario de la creación de la Ciudad de Telde en el año 2007. De esta obra debo dar cumplida información, tota vez que fui miembro del jurado que otorgo dicho premio. Todos los que allí juzgábamos las diferentes obras presentadas, tuvimos presente que la obra de Jesús Emiliano era muy superior a todas las otras que competían por tal valioso galardón.

 

Unos años antes, concretamente en el 2005, vio la luz Un Puente permanente con América, el ejemplo de Telde y Valsequillo de 1503 a 1900, y posteriormente, dio a imprenta su tesis doctoral La población de Telde en el silo XVII, un estudio demográfico comparado.

 

Su prolífera carrera investigadora le hacen acreedor del respeto y admiración de los distintos estamentos académicos, tanto insulares como nacionales. Conocedor extremo de nuestro común idioma, el español, gusta sobremanera en confeccionar textos de altísima calidad. En él la prosa se convierte en un instrumento eficaz para reseñar aquello que realmente es importante, evitando por todos los medios a su alcance la excesiva retórica y los artificios semánticos. Por ello, leer a Rodríguez Calleja es siempre provechoso, tanto desde el punto de vista lingüístico como historiográfico.

 

Sus años de investigación se han ido jalonando a través de numerosos estudios parciales, muchos de ellos presentados en los Coloquios de Historia Canario-Americana. Y otros tantos en revistas especializadas y portales digitales. Ahí, ha hablado largamente de patronazgos, parentescos, evoluciones de los apellidos, aspectos sociales y económicos, relaciones de población foránea, principalmente portugueses, tomando como base de todos estos estudios a Telde, pero también a otros municipios tales como Tirajana, Arucas y Moya.

 

 A finales de octubre del presente año de 2021, ha presentado en San Bartolomé de Tirajana un extenso trabajo, que a manera de publicación, vio la luz con el título Censo de vecinos de Tirajana de 1680 comprometidos en hacer una iglesia nueva.

 

Estuchando sus palabras, extraemos este párrafo: Ahora traemos un nuevo trabajo sobre Telde que recoge los primeros registros sacramentales de la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, abarcando en su totalidad el primer libro de bautismo (1503 a 1552) en el que queda constancia de 1.103 bautismos. 

 

Sin más preámbulos, entremos en el contenido del libro que hoy el ávido lector tiene entre sus manos. En un primer momento, el autor nos hace una advertencia en la que indica que es un libro de trabajo que no recoge ni listados ni índices, sino todos los datos de los registros. Se podrá así trabajar con noticias certeras de las primeras generaciones de teldenses hijos de europeos, aborígenes canarios y esclavos del África cercana. Conquistadores y pobladores que trabajan el primer monocultivo, es decir, la caña, transformándola en azúcar y enviándola a toda Europa a través de los puertos de Melenara y Gando.

 

Los objetivos y la finalidad de la obra de Rodríguez Calleja están claros. El lector debe saber que, por los años transcurridos desde que el original se escribió, su estado de conservación no es tan bueno como quisiéramos y por lo tanto su preservación se hará más efectiva, si evitamos la consulta directa de dichos documentos. Así, Rodríguez Calleja nos entrega todos los datos allí contenidos, contribuyendo de manera eficaz a la conservación de los mismos.

 

Aspectos tales como la formación y evolución de la nueva sociedad teldense están presentes en todo momento. El lector podrá acercarse a las mismas sin necesidad de visitar el Archivo Parroquial de la Matriz teldense.

 

Después se hace una introducción del Telde de la primera mitad del siglo XVI, destacando aspectos tales como: la primera casa adoración, los guanartematos, los primeros pobladores. Se ahonda en la definitiva conquista, sus aspectos positivos y negativos, entre éstos últimos el traslado de canarios como esclavos a puertos peninsulares… Asimismo nos recuerda a algunos ilustres viajeros que visitaron la naciente ciudad, tales como Frutuoso, Casola y Leonardo Torriani.

 

En otro orden de cosas y a través de los apellidos se nos da noticias de un buen número de localidades de procedencia de nuestros primeros pobladores, como es el caso de Alcalá, Arteaga, Burgos, Castro, Palomares, etc. No todos fueron de Castilla y así queda constancia de flamencos, genoveses y en buen número portugueses. Es curioso los oficios reseñados tales como carpinteros, toneleros, barberos, parteras, etc… Muchos de ellos perdidos en el tiempo.

 

También se nos indica la creación de la Iglesia de San Juan Bautista a partir de 1483 y de otros templos como la Iglesia Hospitalaria de San Pedro Mártir de Verona y alguna que otras ermitas diseminadas por la comarca. Se documenta debidamente aquellos trescientos primeros vecinos, que formaron el génesis de la ciudad y se hace hincapié en el año 1503 en que comienza a registrarse todos los nacimientos habidos en ella.

 

El autor nos avisa que estemos atentos a algunos errores, alteraciones o defectos originales en nombres o abreviaturas, que actualmente no están al uso, Domingo-Diego, Antón-Antonia, Bastián-Bastiana… Además de terminaciones de apellidos que son con Z, pero que el transcriptor los puso con S o con Ç.

 

Algunos apellidos vienen precedidos del de y otros sin él, sin que ello implique cambio en las condiciones sociales del individuo.

 

Éste minucioso trabajo, que podríamos calificar de verdadera arqueología documental, no pudo llevarse a cabo sino por un investigador de la alta formación académica de Rodríguez Calleja. Que, junto a sus conocimientos, posee una paciencia y perseverancia nada común.

 

Desde aquí hacemos votos por el éxito editorial de la obra que ha sido tratada con esmero por el editor, que una vez más, ha demostrado su gran profesionalidad y su grandeza de espíritu. A ambos autor y editor, les felicito y les doy las gracias en nombre de todos los lectores amantes de la Historia.

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