Un próximo Gobierno entre el PSOE y CC, con independencia de quién ocupe la Presidencia y Vicepresidencia respectivamente, no es un deseo en sí para los ‘coalicioneros’ sino un mal menor. O, mejor dicho, un primer paso para después gradualmente ejecutar otras maniobras de cara a volver a ser lo que fueron. Para CC el compromiso con el PSOE sería puntual. Basta con observar los precedentes: tanto la moción histórica de 1993 contra Jerónimo Saavedra como la expulsión de la vicepresidenta Patricia Hernández y los consejeros Jesús Morera, Ornella Chacón y Aarón Afonso por parte de Fernando Clavijo a finales de 2016, en plena Navidad. Una vez Clavijo fue investido con los votos del PSOE en 2015, era cuestión de tiempo quitárselos de encima tras buscar el pretexto que considerase idóneo el lagunero.
Por otro lado, el retorno del runrún de la unificación o confluencia del nacionalismo canario será, si acaso, con otras reglas. O, para ser exactos, con las reglas de CC. Una absorción de NC. Una opa hostil que, incluso, conlleve un desalojo de su jerarquía. Así de claro. ATI, crecida institucionalmente otra vez, no querrá volver a las andadas de 2005 cuando la escisión de NC. De hecho, ya Ana Oramas lo advirtió no hace mucho cuando expresó en una entrevista dominical que si Román Rodríguez se iba, facilitaría las cosas. Su intención era (y es) evidente: preservar a Clavijo. Lo que trataba sibilinamente de indicar es que hace falta, según esta tesis esgrimida por Oramas, un paso generacional que, lógicamente, CC no puede marcar a nadie. Es más, probablemente Oramas persistirá en la primera línea política en los siguientes cursos; bien en Madrid o en Canarias.
La situación es evidente: CC no tiene prisas. Espera en la bajadita a NC. Y desoye todos los cantos de sirena que propugnen la negociación en igualdad de rango. ¿Por qué? Porque ahora CC masculla que tendrá poder, con mejor o peor suerte, y pretende arrinconar a NC a cuatro años de duro tránsito por el desierto de la oposición. Así está el tablero. Todo lo demás es autoengañarse.
Lo que realmente le gustaría a CC es que la noche electoral la suma de CC, PP y ASG alcance los 36 escaños. Cualquier otra opción no dejará de ser un paso intermedio en aras de otras jugadas posteriores. Para eso precisamente han estado en la oposición desde 2019. De haber querido otras metas pancanarias tiempo de sobra han tenido para quererlas. No es el caso. Tanto que el amago de Mario Cabrera lo frenaron en seco. Asamblea Majorera volvió al redil. Y creen que cayendo Pedro Sánchez hará lo propio, antes o después, Ángel Víctor Torres. CC no ha mantenido una estructura propia en Gran Canaria para regalársela o renunciar a ella por aquello de respetar la primacía de NC. En el fondo, calculan que el auge del PP les permite aprovechar una ‘miniola’ que les otorgue poder. Qué hacer con el PSOE o la cuestión de ser secundarios en Gran Canaria, hasta cierto punto es aspecto menor hoy por hoy para CC. Estos no están para debates nacionalistas sino que domina el afán de rescatar el poder perdido. Y que NC, si se tercia, que se someta a CC.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.115