La Papelería Josemar, un pequeño templo de la fortuna que busca nuevo dueño

DANIEL OJEDA
Telde.- Abrió sus puertas hace la friolera de 33 otoños y desde entonces este pequeño negocio familiar ha sido testigo del desarrollo urbanístico, social y económico del barrio de San Juan. Pero ahora, después de tantos años al pie del cañón, los propietarios de la Papelería y Loterías Josemar buscan ceder el testigo a otra persona dispuesta asumir las riendas y que encaje con la filosofía del bazar.

Aún puede presumir de vitalidad y de conservar intacto su carácter afable y bromista. Pero a los 74 años de edad y tras toda una vida trabajando (primero como administrativa en el Ayuntamiento de Telde y en Cartisa, y ahora por último en Josemar), a María del Carmen Franco Estupiñán o Menti, como todo el mundo la conoce en el barrio, le ha llegado la hora de disfrutar de una merecida jubilación.

Fue su marido, José Muñoz Betancor, quien en 1987 abrió este bazar en el número 3 de la calle Doctor Hernández Benítez, un local de unos 120 metros cuadrados y que hoy goza de una ubicación estratégica frente a las oficinas de Correos y a muy pocos metros del edificio judicial de Telde, en una manzana muy cotizada a donde el Servicio Canario de Empleo tiene previsto trasladar su sede local y que además no está muy lejos del instituto José Arencibia Gil, del polideportivo Paco Artiles o incluso de la plaza de San Juan.

Y luego su hija, María del Carmen Muñoz Franco, tomó el testigo. Hasta que se marchó a estudiar Pedagogía a Tenerife, gran parte de su vida la pasó echando una mano en el negocio familiar. Así que, y pese a su juventud en aquellos tiempos, cuando su padre enfermó y le propuso que fuera ella quien asumiera toda la responsabilidad apenas lo dudó y casi de un día para otro pasó de la Universidad al mundo empresarial.

Fue un reto importante, una experiencia muy gratificante y que recuerda con mucho cariño. "Hasta ahora la mejor decisión que ha tomado", confiesa orgullosa. Y eso que entonces tenía poca experiencia en el trato con proveedores o sobre cómo debía llevar una empresa. Pero poco a poco, y siempre con la inestimable ayuda de su madre, se fue haciendo con las riendas del Bazar Josemar. Tal es así que el negocio prosperó y en la época fuerte llegaron a contratar a dos empleados como refuerzo para la campaña escolar.

Unos ocho años estuvo María del Carmen Muñoz como titular del bazar, hasta que en 2008 se le presentó una oportunidad profesional, como pedagoga, muy difícil de rechazar y Menti tomó de nuevo el relevo.

En todo este tiempo, Mari Carmen madre y Mari Carmen hija han repartido unos cuantos y cuantiosos premios. Y es que si Josemar nació a finales del pasado siglo como una Papelería, con la entrada del nuevo milenio diversificó su actividad incorporando una segunda línea de negocio, un valor añadido en forma de un terminal de Loterías y Apuestas del Estado que no para de despachar boletos cada día.

El más importante, uno de 406.071 euros de un Euromillones en 2006. Pero el que sin duda nunca olvidarán, el fallido Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad de 2012. Durante unas horas, aquel sábado de diciembre Josemar apareció en todas las televisiones y medios de comunicación. Los periodistas y los cámaras se agolpaban a sus puertas mientras el champán y la alegría corrían momentáneamente por su interior, hasta que se conoció que por error, debido a una incidencia informática, Loterías y Apuestas del Estado incluyó en su lista de agraciados al despacho receptor número 44.730, el de Josemar.

Y aunque todo quedó en anécdota, la superstición puso de su parte y en esas navidades las ventas se dispararon. "Venía gente de todos lados, no hay mal que por bien no venga", recuerdan sus dueñas. 

En 2018 se desquitaron con un décimo del Gordo premiado, esta vez sí, con 400.000 euros. Pero además, la diosa fortuna les ha sonreído despachando otros boletos ganadores en la Lotería Nacional, Primitiva, Bonoloto o el Sorteo Extraordinario de Vacaciones.

A la Papelería y Loterías Josemar ya le han salido varias novias, pero por ahora sus propietarios no tiene prisa. No quieren traspasar el negocio por traspasarlo y ante todo buscan a la persona adecuada, alguien dispuesto a mantener la filosofía y el legado de su fundador.