“Los grabados alfabetiformes no existen en Canarias”. Fue lo primero que me dijo Renata Springer, la filóloga de Canarias que más sabe de escritura aborigen, justo antes de iniciar una entrevista conjunta con ella y con Irma Mora, la discípula que ha transformado el estudio de la epigrafía líbica-bereber, una investigación de 1.500 inscripciones alfabéticas en el continente y en Canarias, que se ha prolongado durante una década.
Y no le falta razón a la doctora Springer. Alfabetiforme es un adjetivo que la RAE define como “un dibujo tosco, de rayas, que parece imitar alguna clase de escritura fonética”. Los paneles que tenemos en Canarias “son inscripciones alfabéticas, letras, no son formas alfabéticas”, apunta Mora. Ambas investigadoras y arqueólogas, una filóloga y la otra historiadora, especializadas en epigrafía líbico-bereber, tienen claro que los canarios primigenios que colonizaron el Archipiélago sí conocían la escritura. Incluso tenían dos alfabetos, como asevera otra experta, la doctora y arqueóloga Nona Perera: la escritura líbica-bereber y la líbica-latina. Además de la escritura, en este capítulo abordaremos la lengua y el origen de la palabra guanche, ¿amazige o francés?
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