La ciudad de Telde rindió el pasado jueves un homenaje póstumo al antropólogo, escritor, naturalista, editor José Luis González Ruano, fallecido en enero de 2020 y a quien el municipio concederá su Medalla al Mérito Cultural.
Un emotivo acto, que se desarrolló en la plaza de San Juan en el marco de la Feria del Libro, y que el colaborador de TA Jesús Ruiz plasma en una crónica acompañada de reportaje gráfico.
In memoriam de José Luiz González Ruano
Después del paréntesis provocado por la pandemia y retornando aún con las limitaciones de seguridad se inaugura en la Plaza de San Juan, la Feria del Libro de Telde 2022, con un ambicioso programa de actividades culturales en torno al mundo del libro elaborado por la Concejalía de Cultura del M. I. Ayuntamiento de Telde, Bibliotecas Municipales y participación de escritores, editores, librerías, talleres, representaciones teatrales y actuaciones musicales.
Uno de los actos que por su condición de póstumo llenó de emotividad, cariño y afecto hacia la memoria del escritor, naturalista, antropólogo ambiental y bien conocedor del entorno litoral teldense y del resto de la isla, el dedicado a José Luis González Ruano, que tuvo lugar en la carpa central la noche del jueves 21, viajero por excelencia, editor y fundador de una de las librerías, Azulia, especializada en libros de viajes más importante de Canarias. Desgraciadamente en enero de 2020 recibimos la triste noticia del repentino fallecimiento de José Luis.
Homenaje que contó en la mesa de presentación con Álvaro Monzón Santana, concejal delegado de Parques, Jardines, Medioambiente y Fuentes. Ciprián Rivas Fernández, director general de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias. María Jesús Alvarado, escritora. José Manuel Espiño Meilán, escritor, ecologista y presidente de honor de Turcón. Antonio María González Padrón, cronista oficial de Telde. Olga Cerpa cantante, y la familia González Ruano.
Interviene como introductor y presentador del acto Álvaro Monzón que expresa la bienvenida y agradecimiento a las autoridades y público asistente a este homenaje: “José Luis González Ruano, economista, escritor, antropólogo, compañero de luchas ecologistas, apasionado de las islas oceánicas, marcó un estilo muy singular y propio en la literatura de viajes. Se comprometió con esta ciudad y con sus Bibliotecas apoyando en todo lo que pudo y más. Hoy desde los cielos de esta Plaza de San Juan estará escuchándonos y muy orgulloso de comprobar que estamos aquí alrededor de los libros junto a su legado y su recuerdo. Justamente, aquí, en esta Plaza de San Juan, arrancó José Luis la ruta nº 5 de su libro El Bosque de Tara, editado en 1995, en su camino hacia los valles de Casares y San Roque. En este mismo lugar iniciamos una serie de actos en recuerdo y homenaje a José Luis que nos llevarán hasta el mes de mayo”.
Interviene la alcaldesa de Telde, Carmen Hernández, que expresa: “Bienvenido y gracias al compañero de Corporación, Álvaro Monzón, activista ecologista, también, y gracias por invitar a los miembros de la mesa con el saludo afectuoso a la familia de José Luis González que nos ha unido hoy aquí en el marco de la Feria del Libro, tal y como había hecho en numerosas ocasiones pasadas, lo que es señal de su aportación a la cultura de la ciudad y a Canarias que no fue momentánea, sino que perduró mucho después de su muerte.
Este es un homenaje a la figura de José Luis, activista, ecologista, escritor, editor, todo un humanista que dedicó toda su vida a poner en valor todos los recursos de su tierra y apoyar el talento. Ya el Ayuntamiento de Telde haciéndose eco de una petición de Turcón, dar su nombre al mirador de El Bufadero, ese rincón de su querida playa de La Garita convertida en señas de identidad en nuestro municipio y, además, con mucho acierto, el Club de Lectura para adultos de la Biblioteca Municipal Saulo Torón lleva su nombre, bonita forma de recordarlo. Ahora serán sellos sus amigos y compañeros quienes destacarán algunas anécdotas y recuerdos del autor de obras como Ulises y la garita sur, Chelonia en Orchilla, El Cuaderno de Tindaya, y muchas otras obras que forman parte de su legado. Agradecerles su asistencia. Muchas gracias”.
El concejal de Cultura, Juan Martel Santana en su intervención expresa: “Reitero la bienvenida a este espacio de la Plaza de San Juan en la Feria del Libro y a la familia, compañeros que asisten a este acto. Mi agradecimiento a José Manuel Espiño y al compañero Álvaro Monzón que ellos han sido los artífices de este evento, ellos han sido los encargados de coordinar este acto. Como dijo antes la alcaldesa, ya en la institución municipal se tomó el acuerdo de manera unánime por toda la Corporación de declarar el espacio de El Bufadero, con su nombre, una petición del grupo ecologista Turcón y expediente que tramitó la concejalía de Cultura, y el Cronista Oficial de Telde que ha intervenido, y, además, se ha hecho una propuesta para que se le reconozca en su día en la concesión de Honores y Distinciones se le haga entrega de la Medalla al Mérito Cultural y que ya anunciamos que se está tramitando el expediente para el próximo mes de noviembre se entregue a la familia. Simplemente decir que hoy después de dos años en esta Feria del Libro que vuelve a la Plaza de San Juan, en las Bibliotecas Municipales se ha decidido que se celebre este homenaje en este espacio. Muchas gracias, amigo Álvaro y a todos ustedes”.
El periodista teldense José Naranjo, periodista, reportero constante in situ por los países del continente africano, se ha sumado a este homenaje mediante su intervención en video: “Conocí a José Luis, nuestro querido Pepe, hará unos cuarenta años y, como me imagino les habrá pasado a muchos, enseguida me sedujo su compromiso en la defensa del medio ambiente, su profundo amor por la Naturaleza, y en particular, por nuestra querida playa de La Garita donde me críe, y compartimos deportes y juegos. Pasaron muchos años y el destino quiso que Pepe y yo nos volviéramos a encontrar. Ya en esta ocasión yo como periodista y escritor y él como editor.
Entre los dos alumbramos una maravillosa criatura que se llama El río que desafía al desierto. Yo quería que este libro que de alguna manera resume diez años de viajes y experiencias por el continente africano fuera editado en Canarias, y que mejor que Pepe, un amigo que trabajó con mucho cariño y respeto, y al que le estaré siempre agradecido por todo el esfuerzo, la dedicación y el enorme conocimiento de su labor como editor para producir este libro que hoy me siento muy contento, y creo que fue uno de los último que Pepe lanzó con su editorial Azulia, con la que contribuyó de alguna manera a que el mundo sea un poco mejor.
Hoy estoy seguro de que desde donde esté sentirá un pellizquito de satisfacción, cada vez que alguien se detiene o se embelesa con algunos de sus libros que sacó con esta editorial. Me hubiera encantado haber estado ahí con ustedes, pero no ha sido posible, así que sirva este video para mandarles un fuerte abrazo y en particular a su mujer y sus hijos. Pepe estará siempre en nuestra memoria. Un saludo para todos”.
Toma la palabra María Jesús Alvarado, escritora, amiga y compañera de José Luis González, coincidimos el año 2019 en la presentación de un libro de José Luis en Las Palmas. María Jesús Alvarado expresa: “Gracias por contar conmigo para estar aquí, es un honor que me hayan considerado lo bastante importante amiga de José Luis para estar en esta mesa con sus amigos más cercanos. Yo conocí a José Luis cuando se abrió Azulia, como escritora, editora y amante de los viajes yo también, fue un atractivo inmediato una librería de viajes me pareció que era una maravilla y desde el principio pasé por allí con mucha ilusión, uy lo que en principio iba a ser una relación solo de librero cliente, a él también le encantaba hablar, era inevitable ir allí y pegar la hebra hablando de tantas cosas. Nos contamos muchos viajes de ambos, los realizados y por realizar, vividos y soñados reales e imaginarios. Y eso que hizo que a pesar de saber muy poco de las vidas privadas de uno y otro, nos sintiéramos unidos y cómplices amigos, porque, a fin de cuentas, la amistad se basa en complicidades en tener la misma manera de mirar el mundo y de sentirse parte de él.
A través de sus palabras y sus libros, José Luis me confirmó algo que para mí es fundamental a la hora de viajar, que los viajes tienen muchos recorridos paralelos además del puramente geográfico, está el viaje paisajístico, humano, el sensorial, el histórico, mágico, imaginario, literario, el viaje artístico emocional, filosófico, poético, aventurero, de todos ellos hablábamos y de todo lo que me contó aprendí.
Y algo que también compartíamos el sentimiento especial de insularidad, la isla como sinónimo de viaje en si mismo, hacia dentro y hacia fuera. La lectura de sus libros y el intercambio directo con él, me mostró a una persona poco corriente, sensible, culta, amante de este planeta en su conjunto, preocupado y comprometido por su cuidado y su conservación. José Luis ha dejado huella dentro del mundo de la literatura como escritor, como editor y como librero.
Y las personas que tuvimos la suerte de conocerlo por su honestidad y su valentía para hacer realidad sus sueños, así como por compartir generosamente su manera de mirar el mundo que nos rodea y desde algún rincón remoto que hubiera conocido en sus viajes hasta cualquier pequeña playa de nuestro maravilloso archipiélago tan amado por él. Celebro este homenaje, esta fiesta de la amistad y ojalá que su huella sea cada vez más clara y aprovechada por quienes vengan detrás. Gracias”.
A continuación, interviene José Manuel Espiño Meilán presidente fundador del Colectivo Turcón Ecologistas en Acción, impulsor de muchas iniciativas en Telde y del homenaje que se llevó a Pleno en el Ayuntamiento: “Buenas noches a todos los presentes. Nada diré de mi amigo José Luis González Ruano que no haya expresado en múltiples artículos durante estos dos últimos años y que ustedes pueden consultar en Teldeactualidad. Sólo admiración y enorme respeto a su figura. Esta noche haré uso de sus palabras escritas para llegar a sus corazones, me serviré de sus textos para mostrarles la grandeza y calidad de su literatura. Estoy convencido que a través de su obra escrita es como mejor podemos apreciar su dimensión humana.
“Hubo una vez un torrero en el faro de Alegranza, una isla deshabitada y solitaria al norte del archipiélago canario, que descubrió el mundo escuchando la respiración del mar”.
Este párrafo de su obra: “Donde anidan los albatros” bien pudo ser el inicio de la novela “El viejo y el mar” de su admirado escritor Ernest Hemingway.
Otro referente literario para nuestro común amigo fue el escritor mindoniense Álvaro Cunqueiro, acaso estas palabras nos permitan atisbar una de las razones que dieron sentido a su incesante búsqueda y esclarecedor análisis antropológico sobre los habitantes insulares, en un emocionante periplo que le llevó a visitar y conocer los confines del mundo a través de sus islas: “Porque las islas son el hogar de algunos hombres: Melville, Stevenson, De Foe, la misma eterna búsqueda de Ítaca que todo hombre mortal comparte con Odiseo, ¿no está presente en cuanto decimos, hacemos, soñamos en las islas?” Texto extraído de la obra de Cunqueiro “Fábulas y leyendas de la mar”.
“Bajo el agua, cuando la luz no alcanza suficientemente, el mundo se ve azul. Es el color de mi vida, el que consigue confundir en el lado salvaje de mi mente la poesía y la ciencia, como el cielo en los ojos de las aves migratorias”.
Cuatro décadas antes de plasmar este párrafo en su obra “El archipiélago nómada. Un viaje libre y salvaje por las islas Canarias”, conocí a José Luis y me cautivó su mirada limpia, apasionante, honesta, cargada de mar, teñida de un cautivador azul gariteño. Era mi imaginación, lo sé, pues sus ojos eran de color castaño. Supimos entonces los dos -teníamos veinticuatro y veinticinco años- que el amor por la naturaleza y la defensa a ultranza de la misma, cimentarían una amistad inquebrantable. Así fue. Luego descubriría otro azul más profundo en la luz de su mirada, el azul de su niñez en San Cristóbal, donde al rugir o al arrullo del océano -dependiendo de los tiempos de la mar-, se unía el sonido ronco, imperecedero de multitud de callaos, arrullando su sueño, próximo a la marea.
No puede extrañarnos pues, que en su poemario “Chelonia en Orchilla”, diecisiete de sus veinticuatro poemas presenten, al menos una vez, la palabra azul en alguno de sus versos.
Abundando en este color elemental y primario, en su poemario “Últimos pájaros del océano”, el mismo se define de tal modo en su biografía inacabada de un hombre azul.
Pero esa interpretación de un hombre de mar, de un hombre insular que puede hacernos pensar en adjetivaciones tales como fortaleza, rudeza, hosquedad, terquedad, silencio, introversión, no definen a nuestro amigo. Fuerte, firme y honesto en sus decisiones, tenaz en sus luchas y planteamientos, valores éstos que son de agradecer en una persona, José Luis los revestía de una extraordinaria sensibilidad, una comunión con la naturaleza que nos acerca a la filosofía oriental o a carismáticos personajes como San Francisco, pues comparte con ellos una extraordinaria capacidad sensorial para poner en valor los seres más minúsculos, el paisaje, el momento vivido y el encuentro y respeto por todas las criaturas que comparten el planeta.
“Protegida por los árboles se ha formado una bella laguna al borde del camino. Es sólo un breve recuerdo de los últimos días de lluvia. Agua en calma donde se refleja el pinar. La acaricio y formo leves ondas. Su encaje en el bosque evoca un paisaje de inspiración taoísta. La imagino cuando caiga la noche como un nido de estrellas”. Este párrafo lo encontramos en su publicación: “El camino de Santiago en Gran Canaria. Un viaje a la isla interior”.
Poco tengo que añadir. Si acaso, el hecho de que, en este camino de emociones y encuentros, de cuatro décadas de aventuras compartidas he tenido el inmenso placer de acompañarle, etapa tras etapa, camino tras camino hasta llegar a este momento en que, ustedes y nosotros, loamos y reconocemos la figura y el esfuerzo de un hombre amante del saber, luchador incansable por la cultura y el medioambiente, insaciable lector, buen conversador y un extraordinario y noble amigo. Muchas gracias”.
Interviene el Ilmo. Sr. D. Antonio María González Padrón, cronista Oficial de Telde, que toma la palabra como notario y amigo de nuestro homenajeado: “Sean mis primeras palabras para saludar a la primavera que me está haciendo pasar una alergia antes de hablar. Saludar a los hijos, esposa y familia de José Luis y a todos los amantes del libro, de la cultura y del paisaje y paisanaje al que dedicó gran parte de su vida. Quiero decirles que recibí en mi casa tres llamadas para advertirme que solo tenía que hablar cinco minutos, y yo quiero cumplir a rajatabla con ello. Hace más de 20 años, tal vez 25, un día, reunidos en la concejalía de turismo de la Ciudad de Telde, estábamos convocados un grupo de personas porque había que buscar un lema que identificara a esta ciudad, un slogan que fuera nuestra propagando en aquel FITUR, tan denostado por unos y aplaudido por otros.
Cada uno en una especie de tormenta de ideas dieron su opinión, las genialidades abundaban sin pedir permiso y en un momento determinado como quien no dice nada, pero, lo dijo todo, Telde el paisaje de la Historia. Nunca con tan pocas palabras se ha dicho tanto de nuestra ciudad y de nuestra comarca y hoy mi amigo José Luis es parte de la historia de esta ciudad porque sus calles, sus plazas, sus rincones, nos hablan de una vida dedicada por entero, no solamente al paisaje, como dije antes, sino al paisanaje. Gracias José Luis por seguir existiendo en nuestros corazones”.
Interviene el Ilmo. Sr. D. Ciprián Rivas Fernández, Director General de Ordenación y Promoción Turística del Gobierno de Canarias, amigo y, sobre todo, editor del último libro publicado por José Luis González Ruano, El Camino de Santiago: “Buenas tardes. Fue la semilla de un naufragio la que trazó el rumbo en el Atlántico, desde Galicia hasta Gran Canaria, extendiendo el camino a las estrellas en el corazón de la lava hasta hacerlo coincidir con antiguas rutas. Es un sendero hacia el pasado y hacia el futuro colocado en el mapa para que podamos mantener los ojos abiertos. Quizás solo estoy en el principio de un viaje proa a la nostalgia azul. La isla se mueve, la balsa de piedra, quién navega en su interior. No sé si soy el hombre que contemplan, pero aquí estoy fatigado y completo, fuerte y vacío, no lo sé, pero me siento bien a gusto de concluir mi viaje por senderos interiores, peregrinando en otra ciudad jacobea y oliendo a isla por todas partes. Es el peregrino de los océanos, es José Luis González Ruano.
Si hubiese que compararlo a alguien desde el punto de vista literario ya Espiño hizo referencia a San Francisco con el que yo concuerdo en ese género, pero también, quizás también tendríamos que hablar de Cees Nooteboom, ese neerlandés que hace de la literatura de viajes la más exhaustiva en la búsqueda del placer hacia el viaje interior. Y esto fue lo que escribió en el “Camino de Santiago en Gran Canaria. Un viaje a la isla interior”. Y cuando hablo de Cees Nooteboom, debería también hacer un reflejo al Bruce Chatwin, para entrar en el ámbito del conocimiento de La Patagonia, porque si hay algo que diferencia a Ruano de estos dos grandes autores universales es que él habla de su propia isla, sin olvidar las demás, pero habla también de su propio espíritu, de cómo se siente.
“Cuando el hielo gane la partida a la hoguera que ardo, cuando ya sea mito mi existencia enterradme en los bordes de la mar donde sigan las olas defendiendo la libertad que siempre ha fecundado la isla de mi cuerpo, el timón nunca roto que dio rumbo a mis pasos y me llenó las venas de horizontes. Vida tendré mientras mi sueño viva y su rumor levante mi palabra desde los pies del agua sin fronteras hasta las sienes de la eternidad” – Pedro García Cabrera, piloto de mi muerte- es este poema, y ahí en la eternidad querido José Luis es donde deseo que nos encontremos. Muchas gracias”.
Interviene don Ulises González hijo del homenajeado, José Luis González Ruano que expresa: “Buenas tardes. Cuando leí el encabezado de este acto, Palabras y Canciones para José Luis, me pregunté cómo dedicar unas palabras a alguien como mi padre que manejaba la palabra oral y escrita como quien ha nacido para ello. Mi padre fue un apasionado del mundo y su conocimiento, pero, sobre todo, fue un apasionado de su divulgación. En sus primeras andaduras como divulgador científico del entorno natural queriendo siempre dar a conocer las riquezas y secretos paisajísticos de su municipio de Telde, y su punto de vista sobre lo que, a su juicio, debería ser un mundo más verde.
A medida que la vida le dio la posibilidad de ampliar su horizonte su labor divulgativa plasmó su faceta más poética y literaria con el territorio insular y con los viajes transoceánicos, como piedra angular de sus múltiples obras que hoy estamos recordando. Si tuviera, por tanto, intentar resumir esta tarde su vida y su obra, tendría que hablar de pasión, de pasión por conocer, de pasión por sus islas, de pasión por divulgar y de pasión, en definitiva, por lo que hacía por la literatura, por la lectura. Gracias a las autoridades, gracias a los amigos y gracias a los presentes por hacer que su obra quede en el legado del municipio y de Canarias, y desde el plano más personal, gracias por hacernos sentir a nosotros, a su familia, inmensa gratitud y orgullo también por su legado como persona. Muchas gracias”.
Finalizadas las intervenciones la alcaldesa de Telde, Carmen Hernández y el concejal de Cultura, Juan Martel, en nombre de la institución municipal, hacen entrega a la familia de José Luis González Ruano de un ramo de flores que recoge su viuda.
La cantante canaria Olga Zerpa y su grupo de acompañamiento instrumental cierra el acto con dos bellísimas y emotivas composiciones. Olga expresa en el intermedio de su actuación unas palabras dedicadas a la amistad que le unió a José Luis González: “Buenas noches. Y dirán ustedes que hace Olga Zerpa aquí, quiero sentir que soy parte de la familia. Conocí a José Luis cuando éramos unos pipiolos los dos y él empezaba en su primer despacho como asesor fiscal, allí hablábamos de los sueños, yo quería ser musico, él quería ser escritor, quería ser editor, soñaba con tener una librería, me decía mi padre tuvo un cine, porque yo no voy a tener una librería porqué yo no voy a tener una librería. Fue una vida juntos, vi crecer a sus hijos, todavía no había nacido Saulo cuando yo conocí a José Luis. Ulises era pequeño. Forjamos una relación de amistad grande, grande por intensa, grande por hermosa, grande por duradera, fuimos haciéndonos mayores juntos. La vida nos separó después, y efectivamente, cumplimos nuestros sueños, y aquí me ven pudiendo subirme a un escenario y viviendo lo más dignamente que se puede de la música.
Él cumplió su sueño y abrió su librería. Él tuvo que ver con nosotros en nuestros primeros proyectos como el primer Querido Néstor, que fue una heroicidad de aquella época y él se asoció con estos artistas, entre esto y la librería se ilusionó, era un romántico de la cultura y nos fuimos haciendo mayores. Una vez al año nos reuníamos por cualquier excusa para hablar de los sueños para el año siguiente, de los libros que iba a editar, qué libro estaba terminando, qué disco iba a sacar yo, y de repente, dejó un vacío, un hueco, notando mucho su ausencia, con la coincidencia de la pandemia.
Con el tiempo la ausencia se va volviendo dulce porque toma valor un montón de cosas que aprendí de él, por su generosidad, era un hombre generoso con su entorno, con su familia, con sus amigos, con su ciudad a quien le entrego tiempo, trabajo, y esto me dio muchas cosas buenas para esta parte donde él ya no está o no nos podemos sentar ante un plato de comida, pero me acuerdo muchísimo de él, creo que el mejor legado que uno puede dejar es el montón de amigos, que lean sus libros, como decía Pedro Lezcano, cuando ellos ya no estén, o que escuchen nuestras canciones cuando ya no estén. Con José Luis pasará esto seguro, así que es bueno que estemos aquí esta noche recordándolo, homenajeándolo y yo le voy a cantar una canción y no en tono triste, como él me decía, Olguita María, la voz de los volcanes, y con la fuerza que a él le gustaba cuando me venía a ver a los conciertos y con el tono tan alto como era él, lleno de vida, celebrando la vida, en su recuerdo, muchas gracias por haberme invitado y estar con la familia. Muchas gracias”.
Finaliza el acto institucional de homenaje a la persona de José Luis González Ruano haciendo presente su memoria atenuando su ausencia con los recuerdos y dedicatorias que desde el alma de los intervinientes y público asistente su proyección vital se hizo eco y huella de su legado, que quedará para siempre entre estos rincones de su amado Telde.
Tuve la suerte de conocer a José Luis al poco tiempo de mi retorno definitivo a Telde, y asistir a numerosos actos de presentación de los libros de su producción. Como escritor y editor, le visité en varias ocasiones en su bien estructurada y atractiva Librería Azulia de la calle Venegas de Las Palmas de Gran Canaria, solo por la infinidad de títulos de los libros expuestos, el viaje, el gran viaje, del que él tanto me comentaba, ya se iniciaba con el sueño de abrir uno de estos libros y por su lectura empezar a caminar, navegar, volar, observar, aprender y experimentar de lo relatado, era tomar parte en la aventura de quienes viajaron, más allá del horizonte sin perder de vista la tierra, el continente, la isla, y el camino por el que has de regresar. Es el mensaje de su propia obra que nos invita a acortar las distancias oceánicas y sentir la isla desde dentro y desde fuera. José Luis, gracias por tu generosidad, amistad y tu gran obra. In memoriam.
Jesús Ruiz Mesa es colaborador cultural de TELDEACTUALIDAD.
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