Antonio González: "Luis Arencibia era un artista extremadamente humilde y generoso"

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Telde.- Un chico estaba admirando uno de sus trabajos en una exposición en Las Palmas de Gran Canaria. Él se paró a su lado y el joven, sin percatarse de que se estaba dirigiendo al autor de la misma, le comentó: “Ojalá tuviera dinero para comprarla”. Entonces, Luis sacó un botón rojo y lo pegó a la obra, señal de que ya estaba vendida. «Es tuya», le dijo.

Y antes de aceptar la réplica del muchacho, quien le intentaba explicar que no tenía cómo pagarla, le interrumpió: “Prefiero que la tenga alguien con sensibilidad y sepa apreciarla, que cualquiera que solo posea dinero”.

Ese era Luis Arencibia, y esta anécdota, ocurrida hace apenas tres años, fue presenciada por Antonio González Padrón, el cronista oficial de Telde e íntimo amigo de uno de los mayores artistas de Telde y de Canarias, que falleció en la madrugada de ayer a los 74 años de edad.

Un hombre “extremadamente humilde y generoso”, así lo definen los que lo conocían bien. Y los que no, solo tienen que darse un paseo por el municipio para comprender su grandeza y la huella que por siempre dejará en su ciudad. Autor del Neptuno de Melenara, el majestuoso guardián de bronce de la costa teldense de más de cuatro metros de altura, quizá su escultura más conocida en la localidad y, según los entendidos, uno de los iconos por excelencia de la isla. Pero sus trabajos son infinitos. El gran Faycán que da entrada a la ciudad o las fuentes del parque de Arnao también responden a su autoría.

Luis Arencibia deja un legado en forma de patrimonio cultural y escultórico difícilmente igualable

Sin embargo, su huella traspasa, y por mucho, las fronteras de Telde. Y no solo por sus altares mayores de la Sagrada Familia en Las Alcaravaneras, y San Agustín, en Vegueta. El sentir que deja su partida en Leganés, donde ejerció hasta su jubilación como director del área artística de su ayuntamiento, así como del Museo de Esculturas, será casi tan grande como en la isla, puesto que ahí desarrolló la mayor parte de su carrera artística y deja un legado en forma de patrimonio cultural y escultórico difícilmente igualable.

Un artista de época, hijo del también ilustre pintor José Arencibia Gil, cuya habilidad abarcaba prácticamente todas las disciplinas. “Dibujaba, pintaba, esculpía, tallaba, escribía... Su dominio era abrumador”, rememora Padrón, cuya idolatría por su figura evidencia que la grandeza humana de Luis Arencibia era aún mayor que su talento artístico. Que descanse en paz.

Muestras de condolencias

“La aportación que ha hecho a la ciudad es de un alto valor artístico que nos distingue de otros municipios”, valoró el alcalde, Héctor Suárez. Mientras que al vicealcaldesa, Carmen Hernández, también se sumó a las múltiples muestras de condolencias: “Deja un vacío en los corazones de todos los teldenses, pero consuela saber que en su obra permanece inmortalizado», aseveró la edila.

Fuente: Texto de Ronald Ramírez/C7.