Santiago Gil: "'Té Matcha' nace cuando recibo el golpe más duro de mi vida"

Presentación del poemario Té Matcha de Santiago Gil en Telde

El sábado 7 de marzo tuvo lugar en la Casa Museo León y Castillo un emotivo acto literario en la presentación de la obra Té Matcha del escritor y periodista grancanario Santiago Gil (Guía de Gran Canaria, 1967) licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Trabaja en medios de prensa y comunicación. Autor de novelas, libros de relatos, numerosas obras, libros de memoria de infancia y artículos de opinión como Psicografías.

Con las intervenciones en la mesa de presentación del director de la institución museística, Frank González, la poeta y catedrática Alicia Llarena, la periodista Ángeles Arencibia, la fotógrafa Teresa Correa, autora de la imagen de la portada del libro, y lectura de poemas a cargo de la actriz Carol Cabrera, y el autor del libro, Santiago Gil que expone en su intervención que este acto es realmente un homenaje a su pareja, un acto de amor dedicado a la memoria de Angélica Castellano Suárez, Chiqui, que fue directora de El Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, fallecida el pasado año 2019.

Santiago Gil abre la presentación y expone: “Hoy sábado 7 de marzo inicio mi intervención con una cita del poeta venezolano Pancho Massiani, de un documental, justo que dice: No existe el tiempo si no existe el amor, verso que me ayudó mucho a superar la ausencia de Chiqui. El tiempo es una entelequia, no existe el tiempo cuando se ama uno se vuelve eterno y uno se queda con quien ama para siempre.

Este acto de hoy es un acto por encima de todo es un homenaje a Chiqui, Angélica Castellano Suárez. Hemos elegido la Casa Museo León y Castillo por muchas connotaciones, porque ella se sentaba ahí, en muchos talleres de incognito, porque es un lugar con mucha magia y encanto que tiene este lugar, por su director Frank, y el anterior Antonio González, que me invitó a dar los primeros talleres aquí y se convirtió en mi casa. Y este espacio es como mi casa siempre.

Además, me he querido rodear de personas que compartieron tiempo con Chiqui, sobre todo el último año y medio de una forma muy cercana, Ángeles Arencibia, Teresa Correa y Carol Cabrera, formaban parte de uno de los tantos proyectos que ella sacó adelante para el Museo Canario, tratando de modernizar el Museo y de acercarlo a la gente. También vengo a Telde porque ese Museo nace de la mano de don Gregorio Chil y Naranjo, natural de Telde.

Las cosas del azar y en sincronía salen así y Chiqui creía en Chil y Naranjo, era su lema en el Museo, - yo quiero que el Museo Canario sea esa institución abierta, que genere cultura, educación, tal como planteo Chil y Naranjo y otros hombres sabios en su momento. Creer en la cultura -. Lo hizo y estamos en Telde, que es un poco el homenaje, también, a Gregorio Chil y a Chiqui Castellano, que con el tiempo cogió esa estela de Gregorio Chil y Naranjo.

Ángeles, Carol y Teresa, eran uno de los tantos proyectos innovadores, maravillosos, proyectos que destaparon y sacaron a ese Museo del ostracismo, y lo pusieron como decía en el Canarias 7, en el siglo XXI. Y Alicia, porque en los momentos duros, aparte de que es una poeta que admiro muchísimo, catedrática de Literatura con una trayectoria tremenda, en los momentos duros yo recibí muchas llamadas y hablamos de literatura, hablamos de la vida y de las otras vidas y de ese cruce, la Literatura con las otras vidas. Y quería que fuera ella la que hablara del poema de Té Matcha. Ángeles hablará de Chiqui, Alicia de Té Matcha, en la segunda parte del acto, Teresa Correa hará una semblanza de Chiqui, Teresa recientemente premiada con el Can de las Artes del Cabildo de Gran Canaria, y Carol Cabrera que recitará algunos poemas del libro.

Té Matcha, nace cuando recibo el golpe más duro de mi vida, cuando el mundo se te viene abajo, pero, sin embargo, yo, desde el primer momento miré para arriba y le di las gracias a Chiqui por haber aparecido en mi vida, por haberme amado con amor y por haberle amado, y así sigue siendo, y eso me ha permitido hacer este camino.

Aquí se han celebrado talleres de escritura donde defiendo la disciplina y existe la página en blanco, el bloqueo cerebral, y el momento en que eres incapaz de escribir una sola línea, entonces yo estuve así dos semanas y, después de consejos que me daban, autoayudas, religión, etc, para romper ese bloqueo acudí a la poesía y al final no tenía ni que leer, por mi mente pasaban poemas de César Vallejo, de Miguel Hernández, de Antonio Machado, Szymborska, de Alejandra Pizarnik, no hacía más que repetirme poemas, y es lo que fue un poco sacando del abismo. Y empecé a escribir poema, como quien aprende a escribir, tomando letras de la a la z, como quien empieza.

Escribí poemas que había compartido con ella, cuando nos creíamos eternos, como titula y comienza la primera parte del libro. Después, poemas en la tercera parte, escritos con una cierta distancia, con la mesura y con la templanza con la que estamos hablando hoy, que no tiene nada que ver con lo ocurrido, todos hemos pasado por procesos de duelo. Cuando Té Matcha estaba en la imprenta con Ediciones La Palma, que justo cumplió 30 años editando poesía, tanto nacional como internacional, con Elsa López a la cabeza. En ese momento me llama David Cabrera que todo estaba de acuerdo, salvo algunos ajustes y poemas a publicar. Después de observar y pulir el poemario como escritor, tuve la entereza de quitar muchos poemas, de este canto al amor. Y al final Té Matcha, se convierte en un libro de poemas, y por encima de todo, un canto al amor. La poesía lo es todo.

Antonio Machado que podía escribir poesía de todo tipo, estilos, en latín en francés y sabiendo que te queda un hálito en este mundo, escribe versos con la sencillez más absoluta.

En Té Matcha he tratado de ser fiel a los días azules y sol de mi infancia, palabras sencillas en verso libre. De hacer de la poesía lo cotidiano sin caer en lo retórico o en lo cursi, o sensiblero, tratar de buscar versos luminosos, aún, en la mayor de las tristezas. El libro se abre con un poema de Chiqui, que empezó a escribir poemas en el último año y medio como una transformación, yéndose a la otra dimensión en toda su energía, y en esa transformación escribió mucha poesía. Para mí, cuando ella se fue, este poema al principio, fue como un mantra, saca la belleza, busca ese lado maravilloso de la vida, aún dentro del dolor, destila belleza.

Había dos caminos, estaba el camino de la tristeza, de la angustia o desesperación, o estaba el camino del agradecimiento, del amor, de lo que me regaló la vida, y el camino de la literatura. No conocíamos esos caminos. Y hay que lanzarse a caminar sin saber que encontrar. Y Chiqui nos marcó el camino. El libro está dedicado a Keka Suárez Lorenzo, porque es la persona que más admiro ahora en este planeta, la que más me ha ayudado, y había días en que la desesperación Keka era la que nos daba esperanza, yo perdí un amor, y ella perdió una hija.

Perdió una hija con una gran energía y se apagó la luz, pero seguro que Chiqui estaría orgullosa de nosotros en este acto. Hoy, ella está aquí entre nosotros sonriendo como Carol la ve cuando sueña con ella, y aquí se concitan las energías de la gente que la quiso, con su sonrisa maravillosa. Una luz que sigue apareciendo y que duró la mitad del tiempo, pero brilló sobre todas las luces y casi todas las presencias. Hoy por encima de todo este es un acto al amor y al paso de Chiqui por este mundo. Nos ayudó mucho a entender este mundo y esa permanencia se lo agradecemos en gran manera. Muchas gracias”.

Intervienen Alicia Llarena, Ángeles Arencibia y Frank González exponiendo una semblanza de Angélica Castellano desde el conocimiento que les permitió el tiempo su trato personal, su obra y proyectos que han quedado por conseguir con la memoria de una persona constante en su quehacer, de una sencillez con la sonrisa que comunicaba cercanía y aceptación, con voluntad y energía enorme de trabajo y de una sensibilidad a flor de piel para las relaciones humanas y sus funciones como directora de El Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria.

En el patio de la institución como segunda parte del acto la fotógrafa Teresa Correa autora de la imagen de la portada del libro Té Matcha, premiada con el Can de las Artes que concede el Cabildo de Gran Canaria, imagen de portada fragmento de instalación Jardín de Memoria (homenaje personal al libro La Cámara Lúcida de Roland Barthes de la Exposición Hablando de Pájaros y Flores).

Un poemario realmente dedicado al amor en cada uno de los versos y poemas que integran esta obra de Santiago Gil, que, en sus tres secciones, una primera como el mismo ha mencionado, abre el poema 15 de Chiqui Castellano Suárez, para continuar en una serie de 16 poemas de presencia, que se inicia con los versos de Cuando nos creíamos eternos, de recorrido por ambas vidas de la mano, sendas de paisajes y de huellas que impregnan cuerpos y almas, espíritus y goces de sus propias experiencias vitales.

Una segunda parte o intermedia, Cuando te Fuiste, que con el poema Reconozco tus ojos en todos los espejos, a lo largo de 17 poemas de una emotiva, intensa, pero, envueltos en una lírica y literaria sencillez, los espacios sin el ser amado, que no el vacío, la esperanza, ante el dolor y la pena y, el silencio revestido de memoria eterna y profundo amor ante la ausencia. Y una tercera sección, Cuando escribo más allá de tu muerte, con seis poemas de una grandeza espiritual y calma del alma, ante la eternidad de ir regresando lentamente por los caminos recorridos, a las sensaciones y felicidades en vida compartidas, a los detalles que en soledad tocamos con cada latido del corazón, al último poema de este canto al amor, La Belleza, que Santiago escribe:

“Soy yo el que se eleva/ y el que debe escribir/ y tratar de volar lejos/ para estar contigo. / Ya tú no volverás. / Queda tu esencia eterna. / Para buscarla, / para sentirte siempre cerca, / madrugo cada día/ siguiendo el rastro sutil/ de la belleza/”.

Un acto de presentación de los que no se olvidan fácilmente ya que el poemario Té Matcha es de un excelente sabor, aroma, de acercamiento y encuentro mientras que se saborea, como la misma Chiqui, hacía en su tiempo de dirección de El Museo Canario, en sus paseos de observación, reconocimiento y en la búsqueda de iniciativas para cambiar o renovar la imagen de El Museo Canario, degustando el excelente sabor del Té Matcha, que el autor, Santiago Gil, ha eternizado con el propio título de su poemario.

Enhorabuena por la organización y coordinación del acto, un verdadero acto de amor, y homenaje a la persona de Angélica Castellano Suárez. In Memoriam. Mientras que los llevemos en el corazón y en la mente, nunca se habrán ido, su ausencia es presencia constante. Muchas gracias.

Jesús Ruiz Mesa es colaborador cultural de TELDEACTUALIDAD.