TELDEACTUALIDAD
Telde.- Telde distinguió este martes, en vísperas del Día de Canarias, a los folcloristas Perico Lino, Elfidio Alonso y Faustino Curbelo y a la activista vecinal, Ángela Santana (Pimpinela), en una ceremonia institucional por el 30 de mayo que tuvo lugar esta noche en el Teatro Municipal Juan Ramón presidida por la alcaldesa Carmen Hernández y a la que asistió el vicepresidente del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, entre otras autoridades.
A los cuatro (en el caso de Lino, a su hijo Héctor González Suárez) se les entregó en el acto que comenzó pasadas las 20.00 horas, presentado por la televisiva Wendy Fuentes RTVC), una obra de pura artesanía realizada por alumnos de la Escuela de Folclore de Telde.
La ceremonia se desarrolló en dos partes. Una primera, la institucional, con la entrega de los galardones y los discursos, y una segunda, el musical, protagonizada por la agrupación folclórica Entre Amigos, que dirige Jesús Santana Marrero, coordinador a su vez de los actos del Día de Canarias en Telde.
Por parte de los premiados intervino Elfidio Alonso, que se trasladó desde Tenerife a recibir la distinción. Y cerró el acto la alcaldesa, Carmen Hernández, que con sus palabras dio pie a la actuación musical.
Esta segunda parte de la noche invitó a los asistentes, con entrada libre y gratuita, a deleitarse con un repertorio de la música tradicional interpretado por un grupo, el de Entre Amigos, fundado en Jinámar y que ha sido propuesto por el Ayuntamiento a los premios Canarias.
Colaboraron con la gala musical los niños David Suárez Morales y Daniel Marrero González, los tenores de Los Gofiones, Ruymán Suárez Torres y José Ángel Suárez Rodríguez, y los guitarras Gonzalo Macías y Juan Santana. También se contó con la participación de José Manuel Pérez El Patillas.
Durante la actuación se proyectarán vídeos de los premiados.
Intervención de la alcaldesa Carmen Hernández
Muy buenas noches.
Un año más, Telde celebra este acto institucional con motivo del Día de Canarias, antesala de las diferentes actividades que acogerá este miércoles el parque urbano de San Juan y sin duda un buen momento para hacer una pausa y reflexionar sobre el concepto de canariedad en el sentido más amplio.
No solo cada institución, organización o entidad, sino también cada ciudadano o ciudadana tiene su propia idea de lo que es y de lo que debe ser Canarias. El gran reto pasa por seguir dibujando un proyecto común en el que quepamos todas y todos, sin renunciar nunca a un desarrollo sostenible entendido como herramienta al servicio de la mayoría social, que atienda a las diferentes sensibilidades y necesidades, muy especialmente a las de quienes no han disfrutado de las oportunidades mínimas para desarrollar una vida en condiciones dignas.
La coyuntura que nos ha tocado atravesar, al menos en estos años, nos ofrece un escenario desigual y asimétrico, con motivos tanto para el orgullo y la esperanza como razones para la preocupación y el desasosiego.
Porque este singular grupo de islas es el que recibe 16 millones de visitantes al año, pero también el que reparte esa riqueza sin que esta llegue apenas a la generalidad de hombres y mujeres. Porque Canarias es la que se ha transformado en las últimas décadas, pero también la que sigue arrojando unos resultados educativos francamente mejorables. Este Archipiélago solidario se exhibe pujante en numerosos ámbitos pero no abandona de ninguna manera el vagón de cola del empleo y de los bajos salarios.
Dentro de la reflexión colectiva que estamos obligados a hacer, creo sinceramente que intervienen numerosos vectores, pero hay dos que tienen una especial relevancia.
Por un lado el medioambiente, en un territorio con las características geográficas como las que tiene Canarias. Nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro están íntimamente relacionados con esta cuestión, y más allá de que cualquier decisión en este ámbito debe estar presidida por un consenso rotundo e inequívoco, no cabe otra manera de pensar y actuar que no sea la del respeto a nuestro entorno natural, la de un desarrollo sostenido y sostenible, la de una realidad inundada por las energías limpias, la de una mayor conciencia medioambiental de administraciones y ciudadanía. No hay otra opción.
En segundo término, pero no menos trascendente, la educación. Recientemente hemos podio escuchar a todas las personas que han dirigido el Gobierno de Canarias relatar las cuantiosas inversiones que en esta materia se han realizado en los últimos cuarenta años y que sin embargo se han traducido en resultados continuamente insatisfactorios, con todo lo que ello significa. Resulta obvio que algo estamos haciendo mal y que algo hay que cambiar. Los retos a los que nos enfrentamos son otros, y por lo tanto las soluciones planteadas por fuerza deben ser distintas.
Como también hemos reiterado en un sinfín de ocasiones con las políticas sociales, debemos innovar para alcanzar objetivos más presentables de los que hemos logrado hasta ahora, que no son otros que una mayor formación para los hombres y mujeres que viven en Canarias, de forma muy especial para los más pequeños y para nuestra juventud. Dijo Malcom X que la educación es nuestro pasaporte para el futuro, porque el mañana pertenece a la gente que se prepara para el hoy, y dijo Nelson Mandela, aún más taxativo, que la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.
Siempre desde el sentimiento de pertenencia y desde nuestra propia identidad, y sin olvidar lo conseguido y nuestras capacidades, debemos como pueblo mantener, incluso afinar, la conciencia y el espíritu crítico. Porque solo desde ahí, desde una sociedad exigente y conectada a la realidad de los acontecimientos podremos mejorar en pos del objetivo de una comunidad como menos desigualdad, más justa, más humana.
Ese criterio ciudadano resulta la base de todo, porque más allá de las decisiones de los representantes públicos, la presión sobre ellos y la responsabilidad la compartimos todas y todos. Por eso es tan relevante, más que nunca me atrevería a decir, la fiscalización de la actividad política por parte de la ciudadanía. La honestidad no es una virtud, es una obligación, pero en los tiempos que corren, desafortunadamente salpicados en buena medida por comportamientos poco deseables y por la interesada posverdad, la sociedad civil debe estar más atenta que nunca a la conducta de los gobernantes que ella misma ha designado.
Este es uno de los principios básicos para que Canarias camine por la buena senda, la de un avance equilibrado y no devorador, la de un desarrollo social que dé soporte a quien lo necesita y reequilibre las oportunidades, la de abrirse al mundo sin renunciar a la idiosincrasia y cultura que le son propias, la de ganar su propio futuro, su propia modernidad, sin olvidar o menospreciar su historia, su experiencia, sus orígenes.
Telde se ofrece como demostración de que un cambio a mejor es posible. Con muchas cosas aún por arreglar, porque lo destruido durante muchos años no se arregla ni en tres ni en cuatro, un mero y normal ejercicio de sensatez y responsabilidad dirigido a salvaguardar el interés general por encima de cualquier circunstancia nos va permitiendo dejar de ser ejemplo negro para convertirnos en referencia de recuperación y de que un porvenir más limpio y halagüeño por supuesto que es posible.
Y desde los valores fundamentales de la actividad política, los que deben garantizar el bienestar social, puede entonces hablarse de cohesión, de identidad, de pertenencia, de arraigo, de canariedad. Nuestras islas son un caleidoscopio incluyente que siempre ha sido, es y será punto de encuentro, físico e intelectual, de distintos pareceres y culturas, de diferentes formas de entender el mundo. ¿Qué lugar del planeta no responde, en mayor o menor medida a esta definición?
Porque el ser humano es uno, se mueva por donde se mueva. Desde esta convicción somos un pueblo abierto a todo aquel que obre con respeto, con voluntad de entender que a lo largo de los siglos los canarios y canarias hemos ido y hemos venido, conformando una idiosincrasia conformada de experiencias, de recuerdos y tradiciones.
Nuestra querida ciudad de Telde ha sido siempre un referente de canariedad. En pocos lugares de las Islas se ha mimado tanto la cultura popular canaria. Nuestra Escuela Municipal de Folclore, un auténtico orgullo gracias a su actividad y su carácter pionero, es solo un ejemplo del enorme amor y compromiso que los y las teldenses mostramos por nuestras costumbres.
Por eso nos sentimos honrados esta noche de poder homenajear a cuatro personas de tanta altura. Los Sabandeños no necesitan presentación ni en Canarias ni en muchos lugares de fuera, y Elfidio Alonso es sin duda su alma mater. Este hombre polifacético lleva demostrando durante décadas una rigurosidad y una profundidad en el estudio del folclore canario al alcance de muy pocos, aunque también ha trabajado sobre esta manifestación cultural en otras latitudes. Sin duda, una gran referencia de la Canarias cultural de los últimos 50 años.
Tampoco hay que extenderse para explicar quienes son Los Gofiones, pues pertenecen de sobra y con honores al imaginario colectivo de nuestra tierra. Y esta formación musical desde luego no podría entenderse sin la figura de Perico Lino. Hijo Predilecto de Gran Canaria, su entrega a la difusión de nuestra música hace que no solo tengamos a Perico Lino presente en esta noche de reconocimiento, sino que continuará siempre en nuestros corazones y en nuestro recuerdo.
También fue Gofión Tino Curbelo, nacido en La Isleta pero sin duda teldense. Formó parte de agrupaciones míticas y no solo ayudó a vigorizar el folclore en nuestro municipio sino que lo defendió y lo puso en valor en lugares tan lejanos como Inglaterra o Argentina.
Folclore y activismo social se unen en la persona de Pimpinela. La próxima vez que oigan hablar de compromiso social piensen en ella, porque no encontrarán muchas personas que lo hayan encarnado de tal manera. Entre otras cuestiones, su empeño con la música folclórica y con la cultura demuestra una determinación y una entrega a los demás fuera de toda duda. Pimpinela es un orgullo para Telde.
De corazón, y en nombre del pueblo teldense, gracias y enhorabuena a los cuatro, pues en este mundo tan voluble en el que nos ha tocado transitar, son anclajes a la cultura, a nuestras raíces, a la elevación de los valores y a la convivencia. Telde, repito, se siente honrado y feliz de reconocerles y agradecerles la labor de tantos años.
Luis Natera escribió en su Canario Cántico:
Lo he visto despuntar como un latido,
como una flecha lenta que se eleva
desde el arco tensado y se renueva
tramo a tramo afirmando su sentido.
Lo he visto alzarse desde el mar dormido
y atravesar el aire limpiamente,
lo he visto frágil contra la corriente
que quiso verlo manso y abatido.
No pudo el sol beber su sangre ardiente
ni la noche convertirlo en cautivo.
No hubo jaula de oro suficiente
para cercar su vuelo persuasivo
ni habrá nube, ni sombra, ni poniente
que haga callar su cántico exclusivo.
A todas y a todos, desde Telde, feliz Día de Canarias.
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