JESÚS RUIZ MESA
Como continuación al programa de visitas guiadas que la Casa Museo León y Castillo de Telde, dependiente de la Red de Casas Museo del Cabildo de Gran Canaria, ofrece a todos los públicos durante el verano, la tarde del jueves 4 de agosto se emprendió un nuevo recorrido de la mano del Cronista Oficial de Telde y director conservador de la institución museística León y Castillo, Antonio María González Padrón, y con éxito de asistencia de una media de 97 personas, citadas a las puertas del antiguo convento del Altozano de Santa María de La Antigua, hoy iglesia de San Francisco en el emblemático barrio teldense.
Visita que se inicia a las 19:00 hs, con la amplia, documentada, y amena disertación del Cronista que acerca la historia de este templo, la del barrio y ubicación en este lugar de la Orden religiosa franciscana, para lo cual el Cronista distribuye una hoja informativa en referencia a la visita:
“En el actual barrio de San Francisco de Telde, en el pasado conocido por el Altozano, y también por el Altozano de Santa María, se levantó una pequeña Ermita, dedicada a la Virgen de La Antigua, en torno al año 1.500. Los Franciscanos en Telde, desde 1.483 ó tal vez un poco antes, insistieron ante el Común de la ciudad, una y otra vez para que le dejaran edificar un convento. En 1.610, concretamente el primero de mayo, Fray Juan Felipe Guardián del Convento de San Francisco del Barrio de Triana de Las Palmas de Gran Canaria, celebra una primera misa en aquella primigenia ermita y a pocos metros empieza a edificar el nuevo Cenobio Franciscano, que contaría con Iglesia propia de dos naves. El interior de ese Templo conventual es el motivo principal de nuestra visita, toda vez que se encuentra cerrada al público en general, abriendo solamente un par de horas los miércoles o jueves para las reuniones y eucaristía de la Orden Tercera Franciscana.
En su interior las labores de carpintería reflejadas en puertas, ventanas, retablos y artesonados. Sus arcos, columnas y pavimento de cantería gris, hacen un todo modesto con la imaginería de los siglos XVII, XVIII y XIX. También las pinturas al fresco sobre puestas a las canterías que conforman algunos de sus retablos. Así como algunas de las pinturas que decoran la puerta de la Sacristía nos hablan de cierta corriente artística de notoria influencia hispano-americana. Las lápidas sepulcrales, blasonadas las unas y sólo rotuladas las otras llenan de enigmáticas preguntas a la razón de quien las observa”.
Origen del convento
González Padrón inicia su disertación en el interior de la iglesia conventual exponiendo las etapas históricas anteriores y posteriores a la conquista, incorporación a la corona de Castilla. Ubicaciones geográficas y poblacionales de los antiguos canarios, lugares escogidos en torno al Telde primigenio. La elección de la orden franciscana de un promontorio de terrenos formados por depósitos volcánicos de lapilli, para su ubicación y los fundamentos de carácter religioso que llevaron a los primeros franciscanos establecerse en esta zona durante el siglo XVI y posteriores, dedicada a la advocación de Santa María de La Antigua como reza en una losa sobre la fachada norte del templo: Portería del Convento de Sta. María de La Antigua. En el año 1610 Fray Juan Felipe fundó este cenobio franciscano, que cerró sus puertas, tras la desamortización de Mendizábal en el año 1836.
Gracias al cultivo de la caña de azúcar y su industria, Telde desarrolló un importante avance económico que continuaría más tarde con otros monocultivos. Los franciscanos, orden religiosa a la que la reina Isabel La Católica dio el encargo de la cristianización de sus nuevos territorios estuvieron presentes en Telde desde 1483. El primer párroco de San Juan ya era franciscano. Querían fundar conventos pero con ciertas dificultades en su formación. Hasta el año 1610 no vienen los franciscanos a formar convento a Telde.
La Historia de Canarias de Viera y Clavijo expone que el convento es de 1612, documentos posteriores analizados dan como fecha fundacional el 1 de mayo de 1610. En esta última fecha Fray Juan Felipe, de la orden de los hermanos menores de San Francisco llega a Telde a recibir la aprobación para fundar el convento. Los franciscanos tienen como norma no establecerse en el centro económico de las ciudades sino en los márgenes. El convento de San Francisco se hizo en su tiempo en un margen de la ciudad.
En Telde piden un lugar para establecerse, en el altozano de Santa María de La Antigua, sobre un promontorio volcánico cimentado sobre lapilli o picón, tierra que no podía ser cultivada. En este lugar se habían establecido desde hace un siglo personas libres, artesanos que trabajaban para los señores de Telde. Se laboraban todos los oficios que luego comercializaban. A partir de 1610 se tiene que construir una iglesia y un convento o cenobio dedicado a un espacio religioso.
La imagen de una pequeña virgen preside el lateral de la nave izquierda de la actual iglesia conventual de San Francisco, de terracota o barro cocido y varillas, al tratarse de una imagen para vestir. Según la tradición y siguiendo los estudios que sobre ella hizo Don Pedro Hernández Benítez, antiguo cura párroco de San Juan, magnífico arqueólogo, historiador de la ciudad y cronista oficial, esa imagen fue encontrada de forma fortuita en una de la cuevas de Taliarte, en la costa teldense. Dicha imagen se trajo a San Francisco por el vecino que la encontró, pastor de la zona de Santa María y levantaron un pequeño templo dedicado a Santa María de La Antigua.
Cuando se empieza el convento puede que, según criterios, la antigua ermita se incorporase al nuevo templo. Los estudios que se han realizado dan la razón a que se construye a partir de la primera nave, en un gótico muy sencillo. Con posterioridad el coro bajo con trazas de haber sido el fondo de la iglesia donde se abre un arco y se aumenta su espacio. El convento fue creciendo en número de frailes, no muy numeroso, en principio tres, por la imitación a Cristo. El mayor número fueron 26, su número normal eran doce o trece frailes. Cuando llegó la desamortización en 1836 por la ley de Mendizábal no había nada más que cinco frailes.
La iglesia en el siglo XVII, después de un siglo de establecerse en su convento, era pequeña cumpliendo una función extraordinaria, con un comedor popular para repartir a los pobres de solemnidad la llamada sopa boba, en una sociedad carencial, clasista. Se hacían enterrar en su interior a los pobres de solemnidad pues no había cementerios y se entierran en las iglesias, esto costaba dinero, y era una medida de caridad y de salubridad enterrar a los pobres allí. Otra función importante para la ciudad fue la creación de una escuela pública donde estudiara, entre otros, el famoso historiador teldense Tomás Marín y Cubas, doctor en medicina por la Universidad Pontificia de Salamanca.
Ley de Desamortización de 1836
Todo esto queda en abandono a partir de 1836. Se promulga la Ley de Desamortización en donde lo que estaba en manos muertas, en este caso de los frailes, iba a pasar a propiedad del Estado. Las obras de arte, muchas de ellas, forman los llamados museos provinciales, y en algunos casos van a Madrid y forman los fondos de los grandes Museos Nacionales. El oro, materiales preciosos, joyas, se perdieron en cantidad en el camino, al no figurar todo en las actas de la desamortización, convirtiéndose en propiedades que pasaron a particulares. Otros vasos sagrados y utensilios litúrgicos fueron repartidos entre las parroquias de San Juan Bautista y San Gregorio Taumaturgo de Telde. El convento pierde todos los elementos que son decorativos o de culto.
Aparece la figura de un hombre culto, con mucho acierto, Gregorio Chil y Morales, tío carnal de don Gregorio Chil y Naranjo que fue después fundador de la Sociedad Científica y después El Museo Canario. Don Gregorio Chil y Morales era cura beneficiado de San Juan y con la misma fuerza que opuso a la independencia de la parroquia de San Gregorio, se opuso a que los elementos de culto y decorativos salieran de la ciudad, y los repartió entre la iglesia de San Pedro Mártir de Verona, la iglesia de San Juan y de San Gregorio. Los repartió de tal manera que se salvaron esculturas, vasos y libros sagrados, y otros objetos de culto.
En la segunda mitad del siglo XVIII se amplió la iglesia hacia la fachada norte, se construye la arcada quedando la nave unida al convento que estaba detrás. Dentro del neoclásico, también lo sería el techo si, don Teodoro, hace unos treinta años, aprovechando que se desplomó la falsa bóveda de medio cañón que existía, hizo una reforma y se instaló un nuevo artesonado en los finales de los años 80. La iglesia contaba con un artesonado excepto la nueva nave y altar izquierdo que cubría una cimbra de caña, yeso y escayola simulando una bóveda de medio cañón a la manera culta del neoclásico.
Retablos de interés
En la iglesia conventual de San Francisco se alza el retablo de Santo Domingo. Altares y nichos labrados en piedra por la escasez de madera. Hay que observar los colores en esta decoración del altar de Santo Domingo, formas decorativas cromáticas propias de Iberoamérica, igual que el del altar de Santa Rita de Casia, una influencia característica del arte barroco de retorno. El arte español va a América, allí se empapa de americanismo, de indigenismo y cuando regresa, los frailes que llegaban de las misiones, se establecen aquí trayendo esos estilos e influencias. Esta expresión artística no ha estado muy influenciada por las nuevas modas o cambios en el arte, conserva sus formas originales, cuando la América hispana, europea y africana eran una. No solamente se trajo oro, plata, se trajo de todo, incluido el arte.
Losas sepulcrales
Sobre el suelo se pueden apreciar losas con inscripciones y lemas de señores allí enterrados, como la del célebre capitán italiano y la del monjo. Fosas comunes de frailes que en la humildad del anonimato allí permanecen bajo las losas al pie de los altares y laterales de las naves. Los enterramientos comunes en los lugares sagrados bajo losas o en tumbas hasta que en 1835 el primer gobierno liberal español prohíbe los enterramientos en las iglesias por higiene y normativa sanitaria, creándose los camposantos o cementerios.
En los altares de la iglesia conventual de San Francisco, hay una parte artística que procede de la que fue iglesia hospitalaria de San Pedro Mártir de Verona, situada a la entrada de la ciudad de Telde, acceso vial de la antigua carretera pasado el puente sobre el Barranco de Telde diseñado por el ingeniero Juan de León y Castillo. Aquella primera ermita hospitalaria fue desamortizada en 1853. Cuando se desploma esta iglesia, posteriormente restaurada, en la actualidad se utiliza como espacio para actividades culturales de todo tipo. Parte de su retablo dorado se utiliza en San Francisco junto con la imagen de Nuestra Señora de Los Ángeles, imagen que descansa sobre una nube con pequeños angelotes. El retablo, hoy de San Francisco, ayer de La Soledad, está rematado por una representación iconográfica de un corazón atravesado por siete puñales, representación de la soledad y dolores de la Virgen.
Imaginería
Dos imágenes, de San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. Retablo en cuyos altares laterales las imágenes de San Francisco, bella talla que muestra los estigmas del santo y el añadido de la capa pluvial donada por el obispo, perteneciente a la Orden Tercera Franciscana venerándose en el día de su festividad a la puerta del convento para recibir las donaciones. San Antonio de Padua, con mucha fama en España como patrón del gremio de los panaderos.
El altar de la nave principal realizado por el artista Antonio de Almeida, el mejor carpintero que hacía altares y retablos con columnas en estípites por encargo, muchos de los retablos estaban decorados con dorados y policromías como el de San Juan. En los de San Francisco no fue así por el grado de humildad de los franciscanos prohibiendo dorar los altares, se pintan sin lujos. Todo lo dorado en esta iglesia conventual procede de otros templos. Lo único que se decora es la parte más importante para los católicos, el sagrario.
Otro retablo es el procedente de San Pedro Mártir de Verona, la parte baja de piedra superpuesta por madera policromada. Al hundirse o quemarse aquel edificio de San Pedro Mártir se trajo a este convento de San Francisco, así como el gran retablo que también procede del mismo templo antiguo de San Pedro Mártir.
Sobre el retablo de la nave central el altar mayor con la imagen de la Inmaculada Concepción, de la que los franciscanos son grandes defensores. En la segunda mitad del siglo XIX el Papa proclama la Inmaculada Concepción, y hace recordar la historia: Los españolas desde el IV Concilio de Toledo, y posteriormente siendo un gran defensor de la Inmaculada Concepción, el Rey Carlos III, concede en ese entonces que en el rosario, sólo para España y sus dominios, se pueda invocar a la Mater Inmaculata.
Una serie de esculturas que no podemos decir a ciencia cierta a quién pertenecen. Don Pedro Hernández Benítez llamaba frailunas porque había algunos frailes que se dedicaban a hacer esculturas para abastecer sus conventos. Muy interesantes son las esculturas, o tallas en madera, La Magdalena portadora del cáliz, el Cristo barroco del Señor o Cristo de la Agonía, imagen preciosa que sale todos los años en procesión por San Juan, obra barroca de mitad del siglo XVII, pieza única muy deteriorada que necesita una buena restauración, traída de Sevilla, junto al San Bartolomé que está en la iglesia de San Juan. Dos imágenes de Cristos crucificados que se veneran en Telde, el Santísimo Cristo de la Basílica de San Juan en Telde que inclina su cabeza, y el Cristo de La Agonía que eleva su mirada al cielo. Imágenes de La Verónica, (Vero-icono, vera faz), la que tiene la verdadera cara del Cristo martirizado.
Otra escultura de una pieza muy bonita del escultor Silvestre Bello Artiles, nacido en Los Llanos de San Gregorio de Telde. En Arucas casi toda la imaginería es de Silvestre Bello. Vivió en la segunda mitad del siglo XIX, se siente seguidor del gran Luján aunque no es así, él es del discípulo conocido como el Morenito, primero de los seguidores de Luján. Luján Pérez dejó una impronta enorme en la imaginería canaria de todos los tiempos y posteriores a él y por consiguiente muchos discípulos. Ejemplo de la escultura de Silvestre Bello es la Virgen de los Dolores, como otra de las imágenes ya restaurada similar que se encuentra en la iglesia de San Gregorio de Los Llanos.
Imágenes de dos santos vinculados con la orden franciscana, el del santo San Diego de Alcalá, cuyo cuerpo incorrupto estuvo protegiendo al Rey Carlos II El Hechizado en su lecho de muerte y ante la incógnita histórica de una España sin sucesor. San Diego de Alcalá es el patrono protector de los franciscanos de Canarias, que conocen en la orden franciscana como Provincia de San Diego de Alcalá. La otra imagen es la de San Buenaventura reconocido como padre ecónomo.
En el suelo se pueden apreciar, en esta parte del convento unas pequeñas baldosas cuadrangulares traídas de la capilla central de San Pedro Mártir de Verona, cuando se hundió en el siglo XIX, y sirvieron para cubrir la tierra batida original, que estaba cubierta por unas losas traídas en su momento desde Galicia, diferentes a las restantes que se habían colocado durante el siglo XVIII. La imagen de Santa Lucía, santa mártir por ver la imagen de Cristo por la fe, en la época de las persecuciones, muy venerada en Telde a través del tiempo, patrona de las costureras de los escribanos públicos, de los invidentes y de todos los que tenían que emplear sus ojos para trabajar. Las costureras y caladoras celebran a su patrona en Telde. Imagen de Santa Rita que entra en el convento de clausura cuando enviudó, con casi cincuenta años, imagen que estuvo en este convento desde el principio.
En el coro bajo situado a la entrada del templo frente a la nave central, una de las esculturas que ha sido muy restaurada, es el ejemplo claro cuando se restaura sin conocimiento de esta labor sobre la imagen del Cristo Predicador, que es del siglo XVII, un gran Cristo pero excesivamente restaurado y pintado. Otra imagen del Cristo orando en el monte de los olivos, en los momentos de dolor, sufrimiento y soledad al dormir sus discípulos que le acompañaban.
Finalizada la visita al interior el Cronista detalla los exteriores como la obra neoclásica del siglo XVIII hacia 1785, con la puerta primigenia más pequeña y de menos cantería por donde antiguamente se accedía al templo. Los franciscanos tenían prohibido elevar torres de iglesia, pero si un modesto campanario con espadaña como es el ejemplo de la iglesia conventual de San Francisco en Telde. En muchos casos aprovechaban este campanario para que en su parte inferior fuese entrada principal al templo, por una de las puertas había un acceso al coro alto para las celebraciones y liturgias.
La Iglesia Conventual de San Francisco que también recibió el nombre de iglesia de Santa María La Antigua fundada en 1610, fue deshabitada a la fuerza en la desamortización de bienes eclesiásticos de la Ley de Mendizábal de 1836, habría otra desamortización en 1850 llamada de bienes propios. Recuperada en el último período del siglo XIX, con una profunda restauración en los años 1968 y 1981-82, en la que se reconstruye la espadaña caída en 1971, causada por los vientos huracanados que también afectaron seriamente a los cultivos de Telde. En 1968 se repicaron las paredes y techos para extraer la cantería que permanecía cubierta de yeso. En 1981-82 se repusieron los techos con restauraciones e impermeabilización. En este caso no se pudo aprovechar la madera antigua por su estado de descomposición. Se hizo un machimbrado de riga tratada y se le cubrió con una capa fina de caoba. Quedaron no obstante maderas originales en buen estado. Muchas gracias por su atención”.
Finaliza la visita de la iglesia conventual de San Francisco de Telde en la que el Cronista Oficial de la ciudad de Telde, Antonio María González Padrón expuso detalladamente las evoluciones históricas, religiosas y artísticas de este cenobio, templo dedicado a San Francisco de Asís por los frailes de dicha orden religiosa establecidos en Telde.
Visitantes de esta actividad cultural organizada por la Casa Museo León y Castillo de Telde, captaron la idea y el conocimiento de una parte importante de la historia de la ciudad de Telde, como la del propio barrio de San Francisco hace unas semanas y ésta última de la iglesia de San Francisco, al que los siglos dieron personalidad urbana, histórica, religiosa y artística, entrando a formar parte del patrimonio de todos los teldenses y canarios: la iglesia de Santa María La Antigua, actual Iglesia Conventual de San Francisco. Actividades que forman parte de los recorridos culturales que desde la Casa Museo León y Castillo dependiente del Cabildo de Gran Canaria se organizan, guiados por él mismo Antonio María González Padrón, director conservador de la institución museística y Cronista Oficial de La Ciudad.
Para este jueves 11 de agosto se realizará a las 18:00 hs un recorrido histórico, social y urbano por el Barrio de Los Llanos de San Gregorio Taumaturgo centro neurálgico de la vida comercial y mercantil de la ciudad de Telde, partiendo de la fachada principal de su iglesia neoclásica parroquial, visitando su interior, obra del arquitecto Diego Nicolás Eduardo, el mismo de la Catedral de San Ana y de la Iglesia de Santiago de Gáldar.
Todas las actividades de la Casa Museo León y Castillo se pueden informar en el facebook de la propia institución en su página web: www.fernandoleonycastillo.com, o en la página de cultura del Cabildo de Gran Canaria. Muchas gracias.
Jesús Ruiz Mesa es colaborador cultural de TELDEACTUALIDAD.





















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