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Santa Cruz De Tenerife (Efe).- La consejera de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad del Gobierno de Canarias, Nieves Lady Barreto, anunció que propiciará una mesa para coordinar la actuación de las administraciones en la lucha contra la plaga de picudín que afecta a palmerales de las islas.
La presencia del picudín (Diocalandra frumenti) en Canarias fue detectada en 1998 en Gran Canaria y en 2016 ya estaba presente en todas las islas del Archipiélago a excepción de El Hierro, explicó Nieves Lady Barreto en el pleno del Parlamento regional.
Las larvas de esta especie afectan a las hojas de manera escalonada, pues comienza la infección desde las externas hacia las interiores y provoca la muerte del ejemplar en un periodo de siete a diez años. Además, la presencia de la Diocalandra provoca un aumento de otras enfermedades que son letales para la palmera canaria.
La expansión de esta plaga es especialmente preocupante en Gran Canaria, donde ha afectado a la práctica totalidad de las palmeras canarias utilizadas en jardinería entre Mogán y Las Palmas de Gran Canaria hasta la cota de 200 metros.
No obstante, lo más preocupante es que ya está afectando de manera progresiva a palmeras y palmerales naturales en barrancos del sur y del suroeste de Gran Canaria, algunos tan singulares como Arteara, Ayagaures y el Aserradero.
“Hay que recordar que los palmerales son hábitats prioritarios de interés comunitario y dado que esta plaga constituye una amenaza de gran nivel para la conservación de este tipo de entornos, se entiende necesario que se aborden medidas de control y lucha en la misma línea que las utilizadas en su momento contra el picudo rojo”, señaló la consejera.
Nieves Lady Barreto recordó las acciones llevadas a cabo desde la Consejería de Agricultura, que tiene las competencias en esta materia a través del área de Sanidad Vegetal, entre ellas la orden publicada en 2007 en la que se declaró la existencia de las plagas producidas por el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) y el picudín (Diocalandra frumenti) y se establecieron las medidas fitosanitarias para la erradicación y control de ambas especies.
“Aunque los resultados fueron bastante positivos para el picudo y se ha logrado su erradicación en las islas, en el caso del picudín no se obtuvieron resultados positivos en su control, con el consecuente incremento de su dispersión por toda la isla”, apuntó.
Desde la Consejería de Agricultura, con la colaboración del Servicio de Planificación Natural y el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, se ha testado la eficacia de la hormona de agregación para la captura de la Diocalandra.
Desde 2014, y en el marco del Plan de Trabajo establecido en la Comisión Técnica de Palmerales de Gran Canaria, se están desarrollando trabajos de naturalización y mejora ambiental del Palmeral de Cabo Verde, en Moya.
También se han realizado numerosos trabajos de diagnosis y de posibles actuaciones sobre los palmerales de Gran Canaria, realizados por Gestión del Medio Rural a petición de la Dirección General de Agricultura.
“El esfuerzo realizado hasta ahora por los cabildos no ha dado los resultados esperados y actualmente la situación de los palmerales naturales es crítica. La relajación en el control de las prácticas silvícolas y en el tratamiento de los residuos generados en las podas de palmeras ha contribuido también a la elevada extensión actual de la plaga de picudín”, explicó Barreto.
La situación requiere una actuación coordinada desde una mesa regional con la participación de la distintas consejerías del Gobierno de Canarias, cabildos insulares, universidades y centros de investigación en la que se aborde la modificación de la Orden de 29 de octubre de 2007 con el fin de revisar las medidas de control y de erradicación específicas para Diocalandra frumenti y promover actuaciones de divulgación en la línea de lo realizado con el picudo rojo.
Por otro lado, desde la Dirección General de Protección de la Naturaleza se coordinará el trabajo conjunto de vigilancia y control de los palmerales naturales, principalmente en la Isla de Gran Canaria, que es la más afectada.
Nieves Lady Barreto recordó que la conservación de palmeras y palmerales es uno de los objetivos de la Dirección General de Proteccio´n de la Naturaleza, tanto por su carácter de símbolo de Canarias como por su importancia ecológica.
A principios de este año se presentó el Mapa de palmeras canarias, un documento que contabiliza más de medio millón de palmeras en las islas, concretamente 555.731, de las cuales 542.680 corresponden a palmeras canarias (Phoenix canariensis) y 13.051 a palmeras datileras (Phoenix dactylifera) u otras que presentan características híbridas.
Con la elaboración de este material, Canarias cuenta por primera vez con un mapa regional de estas características, en el que se señala la ubicación precisa de todos los ejemplares detectados a través de fotos aéreas u ortofotos disponibles en los años de elaboración de este producto.
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