Tiempos muy difíciles y convulsos

Saludos amigo Ezequiel y estimados radioyentes. Con la Venia:

 

En estos pasados días y con ocasión de los atentados del radicalismo islámico en París, he tenido que leer toda suerte de comentarios, a mi juicio desafortunados y muchos de ellos bastante interesados, que comparaban la tragedia de la capital francesa con recientes sucesos acaecidos en Oriente próximo y otros lugares del orbe, mostrando su malestar por que Occidente no valorase igual unos y otros.

 

Partiendo de la base que para mí cualquier vida humana tiene idéntico valor con independencia del lugar de fallecimiento, no es menos cierto que la proximidad de la barbarie terrorista en el corazón de Europa, justifica sobradamente el temor y la incredulidad de una ciudadanía que, lógicamente, se ve más tomando un café en un bulevar parisino, que en el centro de Beirut, Damasco o Bagdad.....

 

No se trata pues de que sean más sentidas las muertes en la ciudad de la luz que las acaecidas en otras latitudes del mundo, simplemente se perciben como más cercanas y, por ello, causan mayor zozobra. Así de simple.

 

Aquellos que han tratado de comparar las situaciones descritas y aún reprocharnos una hipotética falta de sensibilidad al común de los mortales, creo que salvando el necesario pero pequeño porcentaje de bienintencionados, no persiguen otra cosa que la justificación de la barbarie islamista, o como mínimo contribuyen a ella.

 

A lo largo de nuestro planeta y a diario mueren miles de personas, no sólo por las guerras, sino por él hambre y la enfermedad. Sin ir más lejos, en el cercano continente africano así sucede continuamente, y no veo que estos defensores de las víctimas palestinas, libanesas, sirias o iraquíes digan absolutamente nada al respecto.

 

Me parece que medrar con la desgracia ajena, y muy especialmente con la vida de nuestros semejantes, es despreciable. Y más para hacerlo en defensa de postulados políticos, que cuentan con otros foros en los que hacer valer sus puntos de vista, aunque por desgracia haya quienes no sepan hacerlo sin un buen puñado de cadáveres rezumando sangre.

 

Considero que es tiempo de estar unidos y cerrar filas con nuestros vecinos y aliados franceses. Lo contrario es crear fisuras frente a un enemigo común que no nos quepa duda, aprovecharán el más mínimo resquicio para infligirnos el mayor daño posible.

 

Corren tiempos muy difíciles y convulsos, y conviene que tengamos bien claro del lado de quienes estamos, no vaya a ser que tengamos que arrepentirnos pronto.

 

Buenas tardes y muchas gracias.