MANOLO OJEDA
Querido amigo: En nuestra época de colegiales, allá por los años sesenta en el Colegio Labor, uno de los primeros obstáculos que teníamos que superar era el examen de reválida. Recuerdo que Secundino Estupiñan, Pepe María Álvarez y mi hermano Claudio, se reunía en la casa de Felipe Cáceres y se pasaban la noche empollando a base de café y centramina.
Como recordarás, entre ellos y unos cuantos más formaban un buen equipo de trastos, que aprovechaban cualquier oportunidad para hacer una de sus gamberradas.
En una de esas noches en vela, el que aguantaba menos era el bueno de Pepe María, que a las primeras de cambio se aflojaba y se quedaba dormido, así que los otros golfos, cuando Pepe María planchaba la oreja sobre el libro de literatura, aprovecharon para apagar todas las luces y cerrar puertas y ventanas. Después, cuando la habitación se quedó totalmente a oscuras, se pusieron a comentar los apuntes en voz alta hasta que Pepe María se despertó y, con una voz desgarrada, gritó: "Me he quedado ciego...". Al pobre tuvieron que darle tila para recuperarlo.
Así de golfos eran nuestros amigos en aquella época. Pero la vida sigue y de aquellos que éramos, cada vez quedamos menos. Un día no hace mucho y para nuestro pesar, Pepe María decidió planchar la oreja para siempre y, todavía le echamos de menos.
Un abrazo, amigo, y hasta pronto.
Manolo Ojeda es natural de Telde y galerista de Arte.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.48