Statistiche web
El tiempo - Tutiempo.net
695 692 764

Miércoles, 01 de Octubre de 2025

Actualizada Miércoles, 01 de Octubre de 2025 a las 18:34:29 horas

Antonio Rivero se jubila esta semana (Foto Gerardo Montesdeoca-C7) Antonio Rivero se jubila esta semana (Foto Gerardo Montesdeoca-C7)

"Siempre procuré ayudar a los pacientes"

Antonio Rivero, conocido vecino de Jinámar y sacristán de la Parroquia, se jubila como celador de la Sanidad canaria

cojeda Lunes, 17 de Agosto de 2015 Tiempo de lectura:

TELDEACTUALIDAD

Telde.- Medio Telde lo ha visto siempre vinculado a su iglesia, a la de La Concepción de Jinámar, pero Antonio de los Reyes Rivero Artiles no andaba todo el tiempo entre altares. Durante 33 años estuvo ligado al Materno Infantil, de donde este próximo miércoles se jubila tras 38 vinculado a la Sanidad canaria.

 

Para personal y usuarios del complejo hospitalario, Antoñito, como le conocen, es toda una institución.Tanto es así que, fiel a su estilo y a su bonhomía, redactó una sencilla, pero sentida carta de despedida, y en algunos departamentos, incluso de otros hospitales, como el Insular y el Negrín, se la han colocado en el tablón de anuncios. «Media vida la he pasado aquí, a nadie voy a olvidar», según se detalla en un reportaje de Canarias.

 

De todos afirma querer despedirse con «cariño y agradecimiento». Y en su adiós no hay categorías. Se acuerda de los celadores, su gremio, «al que con mucho honor» ha tenido «el placer de servir y de defender», pero también de los médicos, enfermeros, auxiliares, administrativos, vigilantes, personal de cafetería y de limpieza...

 

Nacido el 6 de enero de 1952 e hijo del pueblo de Jinámar, de la calle Bilbao, donde sigue viviendo, vino al mundo gracias a Antonio y a Ángela. Estudió en el colegio de Aniceto Rivero y luego siguió en el IES Arencibia Gil. En cuanto acabó se metió de lleno en el mundo sanitario, siempre de celador, y ya no salió. Hasta ahora.

 

Desde 1977 a 1982 estuvo en los ambulatorios de Telde, «a las órdenes de Teresita Muñoz como enfermera jefe», apostilla, el Palmital de La Isleta, el CAE de Prudencio Guzmán (también en la capital), en el de Vecindario y en el centro de salud de Ingenio. Ese periplo de destinos acaba justo en 1982. «Dos meses antes de que abriera el Materno Infantil, entré yo junto a 20 compañeros más, lo estrenamos». Hoy apenas quedan. «¿El Materno? Una parte de mi vida, no solo ha sido mi trabajo como profesión, sino también mi vocación». Siempre procuró ayudar al paciente. «No creo que tenga enemigos ni que hiciera  daño a nadie, pero si a alguien le hice sentir mal, le pido perdón», añade con su habitual humildad.

 

Le quedan dos días para marcharse, pero lleva tiempo barruntándolo. «Me veo bajo de forma, ya tengo morriña de mis compañeros». Pero afronta esta nueva etapa con ilusión, con júbilo. Divorciado y con un hijo, Ariano Rivero, de quien le enorgullece su graduado en Seguridad y Control de Riesgos, ahora quiere dedicar más tiempo a su iglesia, de la que es sacristán, y a su archivo. Antonio no se va. Sigue estando para los demás. Solo cambia de sitio.

 

Antonio deja una etapa, pero intensifica otra, la que inició desde bien niño, con apenas 10 años, con su iglesia de Jinámar. «El día que me confirmé le dije al Obispo Pildain que quería ser monaguillo». Y desde entonces. Luego siguió de sacristán, como hasta ahora, donde ayuda en la liturgia. «Para mí la Virgen es como una madre». Ahora quiere escribir su historia como parroquia, de la que ya cumple 75 años.

 

Fuente: Texto de Gaumet Florido (C7)

 

Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.49

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.