De ilusión a fracaso

Telde.- Como ha pasado con otras edificaciones en Telde, el inmueble que iba a albergar un centro comercial en La Garita es hoy un foco de basura y un lugar de riesgo, especialmente para los niños. En primera línea de playa de uno de los destinos costeros más conocidos del municipio, la estampa de abandono afea el lugar. Los vecinos piden medidas.

 

Peligros a manos llenas es lo único que ofrecen los locales de lo que aspiró a centro comercial y se quedó en un lugar que reúne inmundicia y abandono. Al pie del paseo marítimo y junto al parque infantil de La Garita el edificio de dos plantas y una terraza que tiene más de 15 años ve pasar el tiempo. Nunca llegó a abrirse ya que la mala suerte se cebó con un proyecto que quiso contribuir a modernizar la playa.

 

El colectivo Punto y Seguido teme que esa mala fortuna se cobre alguna víctima más, y no solo el edificio, de entre los chiquillos que se suben hasta la terraza y la usan como zona de juegos, según publica Canarias7. La cuestión es que no hay puertas que limiten los accesos a la parte alta.

 

Sin embargo, los peligros no son sólo esos, como enumeran Edelia Padrón y Miguel Santana, presidenta y secretario de la asociación de vecinos Punto y Seguido. Las mamparas de cristal que separan la planta baja del paseo marítimo están sueltas. La goma que las sellaba a los perfiles está carcomida o rota. Si una de esas planchas de cristal se cae puede causar una tragedia.

 

Por si fuera poco, también se acumula basura en uno de los laterales del inmueble, justo el que da al yacimiento arqueológico de la playa. Y uno de los accesos al edificio presenta una maraña de hierros que puede suponer un riesgo para los atrevidos que quieran acceder por ahí.

 

Por todos estos riesgos y problemas, desde Punto y Seguido exige soluciones antes de que sea tarde.

 

El colectivo vecinal de La Garita pide que acudan agentes de la Policía Local y redacten un informe del estado del edificio para que se lo remitan a Disciplina Urbanística y desde aquí, a su vez, se requiera a los propietarios para que arreglen las deficiencias y vallen con seguridad los accesos.

 

Ya no se puede acceder al inmueble porque está cerrado, pero cuando no existía impedimento para entrar se convirtió en nido de toxicomanías. También alberga un aljibe que puede tener 5 metros de profundidad. Tiempo atrás estaba abierto, junto a la acera de la calle detrás del edificio, pero una gestión del edil Mario Torres lo cerró.