FRANCISCO SUÁREZ
Ahora nos reiremos, mañana habrá quien saque algún chiste... pero este jueves, al mediodía, se encogió el corazón de muchos al recibir un aviso que indicaba que "una avioneta" se había caído en el litoral de Telde. Luego supimos que lo único cierto es que algo pasaba por la costa de Telde, pero no se había caído del cielo.
Hay una vieja broma periodística según la cual no hay que dejar que la realidad estropee un buen titular, o sea, que la ficción puede estar por encima de lo que realmente pasa. Y para no dejar que la bola de nieve de esta falsa alarma crezca hasta devorarlo todo, aquí va el relato de lo que ocurrió, al menos en lo que a CANARIAS7 se refiere (y es una explicación a los lectores, que es a quienes nos debemos).
Alrededor de las 14.15 horas un redactor de este periódico pregunta a sus compañeros a través de Whatsapp qué saben de un accidente aéreo en el litoral de Telde. La información (supuesta) ya estaba en algún
medio digital de ámbito local y circulaba a velocidad de vértigo en forma de mensaje telefónico. Antes de publicar una sola línea, se contacta con los organismos oficlales encargados de la seguridad y las emergencias. Es ahí cuando llega la confirmación y lo primero que se difunde en Canarias7.es es un urgente en la portada que señala que se había caído una avioneta en aguas próximas a Telde, en concreto en la zona de Bocabarranco.
Luego, desde el 1-1-2 del Gobierno canario y desde el Aeropuerto de Gran Canaria, se señala que la avioneta inicial se ha 'transformado' en un Boeing 737. Es más, se añade el dato de que pertenece a la compañía TUI, que despegó poco antes de Gando y que amerizó por causas que se desconocen. Canarias7.es introduce esos datos en la información inicial y lo hace casi al tiempo en que una portavoz oficial del 1-1-2 entra por teléfono en el informativo del mediodía de Televisión Canaria y ofrece esos mismos datos.
A esa hora (en torno a las 15.00) el equipo que rodea a la ministra Ana Pastor, titular de Fomento, ofrece la misma información a los representantes de los medios de comunicación que iban a compartir con ella mesa y mantel. Testigos presenciales señalan que la ministra estaba desencajada y que cambiaba sobre la marcha la agenda de trabajo para desplazarse a Gran Canaria.
Ahí la locura ya estaba desatada. La noticia saltaba a los medios de comunicación nacionales y extranjeros, con el añadido de que estos días la sensibilidad ante los siniestros aéreos es máxima -en Canarias, por el accidente del helicóptero del SAR y en todo el mundo por el avión de Malasian Airlines hundido en aguas del Índico-.
Luego llega la confirmación y es cuando hay que desandar el camino andado. En ese ejercicio cabe interpretar estas líneas. Dadas están, por tanto, las explicaciones a los lectores en la parte que nos toca, y aprendida la lección de que la inmediatez incrementa el margen de error. Pero, ¿qué podemos hacer si las fuentes oficiales ya no son de fiar?
No se trata de mirar hacia otro lado y buscar culpables: dijimos que había una avioneta siniestrada y después que era un Boeing 737, y lo hicimos porque esa era la información que se nos confirmó oficialmente.
Había un periodista que terminaba su cita con los espectadores señalando: "Así son las cosas y así se las hemos contado". En este caso, sirvan estas líneas para explicar cómo y por qué contamos lo que contamos. Y si fue un cuento -como efectivamente ocurrió- fue porque alguien lo contó primero. Nuestro trabajar es informar sobre las noticias, que no son otra cosa que la realidad: circuló una mentira, acudimos a contrastarla, nos dijeron que era cierta y por eso la publicamos.
Ahora, como señalaba al principio, quizás nos parezca hasta divertido, pero hay lecciones que aprender, y hay responsabilidades que depurar. Los periodistas también, pero de las administraciones todavía las estamos esperando.
Francisco Suárez es director de Canarias7.
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