Momento de extraordinaria trascendencia

España empieza a escribir un nuevo capítulo de su historia, nuevas páginas con las que seguimos apostamos por la unión de todos los españoles y españolas amparada en la continuidad de la monarquía parlamentaria. Sin lugar a dudas, estamos de enhorabuena.

 

Hago referencia de un momento histórico grandioso, pues nos despedimos de una etapa de la Monarquía en la que, gracias al papel del Rey Juan Carlos I, se consolidó el consenso constitucional logrando los derechos fundamentales y libertades propias de una democracia, para emprender un nuevo camino amparado en los valores logrados de convivencia y prosperidad democrática, social y económica.

 

El bastón que recoge Felipe VI es símbolo del respeto de los momentos difíciles de la transición, donde la Monarquía adquirió un papel decisivo en defensa de la democracia, y símbolo de la permanencia del camino de las libertades. Estamos, sin lugar a dudas, ante un momento de extraordinaria trascendencia con el que damos continuidad a la unión de los españoles y a la convivencia en paz.

 

De esta forma, la persistencia de la monarquía es motivo de celebración, constituye la firme apuesta por una forma política que encarna la España de la libertad y de la democracia. No podemos renunciar a todo los que lograron muchos españoles y españolas con esfuerzo y lucha, prosperidad democrática, libertad, y unión de la nación, no podemos echar por tierra los casi 40 años de estabilidad democrática, concordia, y defensa de nuestros ideales.

 

Felipe VI personifica la reafirmación de nuestro compromiso con la Constitución para alcanzar más prosperidad y más bienestar. La Corona ha ayudado a este país, y eso no lo podemos olvidar, en nuestra historia representa un desahogo, un punto de inflexión. Recibamos con orgullo un proyecto de futuro fundamentado en la libertad, con fuerzas renovadas.