Las posiciones de poderío en los tímidos acercamientos entre las fuerzas políticas salidas de las urnas el pasado 24, se proponen como premisas sobre las que iniciar conversaciones serias y productivas que lleven a gobernar para cambiar por completo el mapa político de España.
Cada cual con su discurso, que siempre es el mejor para gobernar, pero que puede no convencer, obedeciendo a lo prometido en los programas electorales y que andando el tiempo, contra reloj, se entiende problemático, porque aunque no haya mucha diferencia entre algunos programas, como el desmantelamiento del “estado del malestar”, ocasionado por el salvajismo del capital, del capital gestionado a golpe de enriquecimiento rápido, de sobornos, robos, recalificaciones, hipotecas y chantajes.
Las posturas parecen no querer encontrarse y confrontarse en ningún punto común, que los hay y muchos, desde donde empezar a enderezar o terminar de fastidiar este país de conflictos permanentes.
Los líderes de los principales partidos con capacidad para gobernar y decidir las políticas a seguir en los próximos cuatro años, se envían recados en los medios de comunicación, para ir aleccionando al personal y que no nos cojan por sorpresa pactos que seguro a más de uno le provocará una indisposición con vómito incluido. Por eso se han escrutado con lupa y lo siguen haciendo, a esos miles de candidatos que han salido de las urnas y que nadie, ni en su pueblo conocían…porque en río revuelto no se nota un pescado más o menos.
Aunque es un tópico que lo que se promete en campaña no se tiene por que cumplir -la experiencia lo manifiesta- , son solo eso, promesas, que después se diluyen en la mixtura de siglas y proyectos. Porque una realidad que no se conoce no se puede negar; y así pasará con los que no han gobernado nunca y que van a tener que emplear la parte que aún no han puesto en práctica: o sea, hacer política desde el poder donde encontrarán más alfombras de la cuenta que habrá que levantar y barrer para conseguir el polvo de oro que parecen esconden muchas instituciones.
Algunos medios de comunicación han advertido la premura con la que los políticos salientes ordenan que se limpien las administraciones de papeles comprometidos y que se destruya los que puedan comprometer a sus señorías, en una acción, por lo que parece habitual, cada cuatro años.
Las declaraciones de unos y otros sobre acuerdos parece una partida de damas, y no hay que ser muy inteligente para intuir el siguiente movimiento:” yo te digo que tú eres el culpable de que no gobierne la socialdemocracia.” Y él le dice “que ni contigo ni sin ti van a tener estos males remedio”. Por el bien común tendrán que sentarse y no levantarse hasta que las promesas se puedan hacer realidad, porque esta realidad sí que se conoce bien. Pero quizás la partida no sea de damas sino de ajedrez y los que están siendo movidos sean los peones, a la espera del jaque.
Sergio Domínguez-Jaén es poeta y escritor.
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