El joven historiador José Iván Rodríguez se remonta 80 años atrás y recuerda que en octubre de 1933 tomaba posesión de la presidencia del Cabildo de Gran Canaria el teldense Miguel Alonso Jiménez. El político pertenecía al entonces Partido Radical, tras su paso por el partido federalista de Franchy y Roca, que le valió para obtener igualmente el acta de concejal por el Ayuntamiento teldense en febrero de 1931.
Un teldense al frente del Cabildo de Gran Canaria
por José Iván Rodríguez
Cuenta la historia de Telde con personajes que han pasado desapercibidos o desconocidos para la mayoría de ciudadanos, a pesar de haber sido en su tiempo principales actores de nuestra vida común, o en todo caso testigos anónimos de una época tanto o más convulsa que en la actualidad.
La vida ajetreada, los problemas cotidianos que nos afectan, el sentimiento de ocuparnos y preocuparnos por el aquí y ahora, provocan centrar la vista en una realidad que no siempre es benéfica ni reconfortante. Pero no debemos perder la perspectiva. Habría que acercarnos al pasado, no como un acto juicioso e idealizado, sino por ver si puede alumbrar alguna enseñanza que aprovechar.
Permítanme, así, que me remonte a ochenta años atrás. Por este mismo mes de octubre de 1933, concretamente el día 10, tomaba posesión en la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria nuestro paisano Miguel Alonso Jiménez, perteneciente al entonces álgido Partido Radical, tras su paso por el partido federalista de Franchy y Roca, que le valió para obtener igualmente el acta de concejal por el Ayuntamiento teldense (febrero de 1931).
Aquel martes 10, reunido el pleno de la institución insular y obteniendo el voto mayoritario de cinco consejeros, frente a tres en blanco, quedó constituida una corporación que se mantendría prácticamente estable hasta enero-febrero de 1936, siempre bajo el mandato del señor Alonso. Su presidencia, dentro del contexto nacional del denominado Bienio Radical-Cedista o Bienio Negro (1933-1936), estuvo marcada por la interconexión con otra figura clave de nuestra historia contemporánea, el también radical Rafael Guerra del Río, que jugó un papel fundamental para la configuración material de la isla, gracias al impulso dado a las infraestructuras durante su actividad como Ministro de Obras Públicas.
Fue Alonso Jiménez un republicano convencido, aunque de cariz moderado, conservador, toda vez que en el radicalismo, más allá de lo que pudiera hoy pensarse, se englobaban una amalgama de sensibilidades diversas, desde los altamente exaltados hasta los que se inscribieron en esa organización por el temor que les provocaba el ascenso de partidos más obreristas, como el Partido Socialista de antaño o el Partido Republicano Federal.
Leer la prensa de aquel periodo aporta una luz esclarecedora sobre esos acontecimientos. No puede menos que sorprendernos el ambiente suscitado delante del balcón del Consistorio de Telde, con ocasión de una visita de Guerra del Río –acompañado por Miguel Alonso–, el 2 de noviembre de 1933, todo lleno de banderas tricolores, escuchándose el Himno de Riego interpretado por la banda municipal, y con los vítores del público en pro del Partido Radical. Existía, sin duda, otro modelo de actuación política, otro momento coyuntural muy diferente al de ahora.
Esta es una historia que no está muerta, todavía quedan descendientes y personas que vivieron ese pasado. Aunque era sólo una niña cuando su padre ejerció como máxima autoridad cabildicia, Marina Alonso Lorenzo aún conserva ciertos recuerdos de entonces, también lógicamente sobre el posterior franquismo imperante, que conllevó el retraimiento político de don Miguel, el cual ya no volvería a ostentar cargo público alguno. Al igual que le ocurriera al historiador Manuel Ramírez Muñoz con otro hijo, Miguel Alonso junior, ella nos ayudó ampliamente a conocer más de cerca la personalidad y carácter de aquel Presidente, sus realizaciones y el marco en el que se llevaron a cabo.
Así, a partir de una agradable conversación pudimos obtener una información valiosísima de primera mano, honesta y hasta emotiva, que, añadiéndola a la documentación bibliográfica y de archivos que se ha recopilado al efecto, formará parte de una comunicación para el próximo Coloquio de Historia Canario Americana, que se desarrollará en la Casa de Colón del 20 al 24 de octubre, es decir, coincidiendo casi con el aniversario del inicio de dicha Presidencia.
Como anticipo, doña Marina Alonso, hablando de su progenitor, nos manifestó, que “Él era un político, a él le gustaba la política. Eso estaba clarísimo, lo demostró él en todo momento. Él hizo mucho por Telde, puso el agua corriente con un pilar, el agua para poderse beber, que la gente cogía el agua de donde viniera, porque no había. Instaló los pilares para que la gente fuera a coger agua potable, que estuviera en condiciones para beber y para hacer de comer”. “Era una persona que le gustaba muchísimo leer, él se leyó la vida de tantos republicanos… y programó mucho la educación, porque en esa época llegaron a existir hasta unas becas”. “La gente lo adoraba, la verdad es esa, la gente lo adoraba. Porque todo el mundo creyó que hizo lo que tenía que hacer”.
¿Qué interpretación podemos hacer de todo ello? Primeramente, que conceptos hoy degenerados como “política”, “democracia” o “ética personal” antes poseían distinto valor. Pero quizá, el punto más importante sea que el conocimiento de nuestro ayer, sobre todo cuando se hace por medio de personas involucradas en él, es una herramienta óptima para focalizar mejor nuestras disyuntivas actuales, para darle un sentido de conjunto e integración. Y en eso, desgraciadamente, las y los teldenses tenemos todavía una ardua tarea pendiente.
José Iván Rodríguez es licenciado en Historia por la ULPGC.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.6