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Telde.- Los muros del Castillo de Mata 'protegen' desde el pasado 18 de marzo la historia de Las Palmas de Gran Canaria y su relación con el mar gracias al Museo de la Ciudad y el Mar que tiene su sede en la fortaleza capitalina. TA ofrece reportaje gráfico y crónica del acto.
El Castillo de Mata, museo de la ciudad y el mar, abre sus puertas y murallas al mundo
por Jesús Ruiz Mesa
La mañana del miércoles 18 de marzo de 2015 un importante acto cultural ha sido el comienzo de una etapa histórica, artística y urbana de las muchas que se vienen sucediendo en Las Palmas de Gran Canaria gracias al interés de las instituciones, administraciones públicas, por preservar, conservar y mantener el legado histórico que los siglos y nuestros antepasados nos han dejado como testimonio de la evolución y desarrollo de estos espacios que ayudaron a escribir la propia historia de la gran ciudad atlántica, tricontinental, que es hoy Las Palmas de Gran Canaria. La inauguración y apertura del Museo de la Ciudad y el Mar y el Castillo de Mata ha sido uno de esos objetivos que en el tiempo se han hecho necesarios, hoy es una realidad que resalta el valor de esta fortaleza de la capital como enclave marítimo y de defensa a lo largo de su historia.
Con las intervenciones del alcalde de la ciudad don Juan José Cardona, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, don José Miguel Bravo de Laguna, y la autora del proyecto museístico, doctora en Historia del Arte y profesora de la ULPGC, doña Ángeles Alemán, se inicia la nueva andadura de este emblemático edificio capitalino, reseña de un tiempo que significó su defensa y hoy su historia escrita intramuros descrita en cada uno de los muros, almenas, terrazas y garitas que sobre la ciudad vierte como espectador arquitectónico su emblema, la defensa de la ciudad.
El centro museístico, configurado en torno a cuatro espacios expositivos y el cubelo, narra la historia de Las Palmas de Gran Canaria desde el siglo XV hasta la actualidad, según el proyecto dirigido y desarrollado por la doctora en Historia del Arte y profesora de la ULPGC, Ángeles Alemán, que se apoya en dos ejes esenciales, la historia del Castillo y su Arqueología y la historia de la ciudad y su relación con el mar. El proyecto museístico toma como referencia los trabajos de expertos destacados en la materia, como el catedrático de la ULPGC Manuel Lobo y el arqueólogo Julio Cuenca; el historiador Alfredo Herrera Piqué; el biólogo y director del Museo Canario Víctor Montelongo; el periodista y cronista de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Laforet; el historiador Francisco Quintana Navarro; la profesora de Geografía Humana, Josefina Domínguez Múgica; la crítica y curadora Clara Muñoz; el arquitecto Joaquín Casariego y la catedrática en Historia del Arte de la ULPGC, María de los Reyes Hernández Socorro.
El Castillo de Mata, edificio de titularidad municipal, erigido en el siglo XVI junto a la muralla de la ciudad, se revela como el lugar idóneo para albergar este espacio, dado que fue allí donde por primera vez se plantea la defensa de la ciudad frente a las invasiones foráneas y que su ubicación lo convierte en un nexo entre la plataforma marítima y las laderas de la ciudad. Además, la rehabilitación integral llevada a cabo en su interior permite el uso de sus salas como espacios expositivos.
Con la creación del Museo de la Ciudad y el Mar en el Castillo de Mata, se facilita y enriquece el uso de este edificio emblemático, declarado en 1949 Monumento Histórico Artístico. La exposición permanente del Museo de la Ciudad y el Mar contará con cuatro espacios expositivos y el cubelo descubierto en los trabajos arqueológicos realizados entre 2002 y 2003, tras el encargo realizado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, previos a la intervención arquitectónica.
El acceso al museo cuenta con un texto introductorio del historiador Manuel Lobo sobre el propio Castillo de Mata, así como otro de Ángeles Alemán que presenta la exposición a los visitantes. Un directorio y una pantalla táctil completan la información necesaria para adentrarse en la historia que, como explica la propia Alemán: “tiene la cualidad de un relato apasionante que empieza en tiempos remotos, en forma de unas islas legendarias apenas avistadas por los navegantes”. Sobre esta idea, “la de la cualidad mítica del relato”, se inicia el recorrido de un museo que invita a conocer la historia de Las Palmas de Gran Canaria.
La primera sala, La mirada de los navegantes, se basa, en palabras de Alemán: “en la riqueza cartográfica que desde los siglos XIV y XV muestra unas islas agrupadas, muchas veces, de forma caprichosa, pero siempre señalando el enclave de extraordinario valor estratégico que hace de ellas un lugar deseado”. Así, los portulanos utilizados por los navegantes, el primer globo terráqueo, el mapa de Abraham Ortelius, el plano de las Islas Canarias con las rutas de Colón del ingeniero Próspero Casola, las Islas Canarias representadas con la isla imaginaria de San Borondón y el primer mapa impreso en Canarias pueden ser contemplados en esta sala gracias a excelentes reproducciones. Asimismo, un grabado y dos pinturas sobre el ataque del almirante holandés Van der Does a la ciudad, en 1599, sirven para entender la importancia estratégica que tuvo desde su origen esta ciudad. Un texto del historiador Manuel Lobo completa el contenido de esta primera sala, así como un vídeo que ilustra los ataques piráticos que sufrió Las Palmas de Gran Canaria.
La segunda sala lleva por título El nacimiento de la ciudad, aquella que tuvo como primer nombre Real de Las Palmas y cuyas imágenes de ermitas y conventos son esenciales para comprender la historia de los siglos XVI y XVII, tanto como las edificaciones que crecen a ambas orillas del Guiniguada y la Catedral de Santa Ana, el primer gran edificio religioso que el Reino de España construye en la ruta hacia Occidente. En la misma sala, completada también con las aportaciones de Alfredo Herrera Piqué y Juan José Laforet, los grabados de Alfred Diston, por ejemplo, muestran cómo vestían los ciudadanos a final del siglo XVIII, un ejemplo de las nuevas expectativas y preocupaciones que introdujo el siglo XVIII.
La tercera sala es La ciudad del siglo XX. En ese momento histórico, una serie de viajeros, tanto científicos como literarios, se sienten atraídos por una ciudad de exótica belleza, de la que dejan constancia los grabados de JJ Williams. En el ámbito de las instituciones, la creación de El Museo Canario es fundamental en la consolidación de un núcleo científico, y en otro ámbito, la cultura, el arte en sus variantes y la importancia de las tendencias exteriores se ven confirmadas por las pequeñas pero interesantes pinturas de Botas Ghirlanda.
Por último, también la construcción del Puerto de La Luz, en 1883, supone la culminación de un enorme esfuerzo, la solución a grandes problemas y la configuración de la ciudad tal y como la conocemos en la actualidad. En dicho espacio, los textos de María de los Reyes Hernández Socorro, Víctor Montelongo y Francisco Quintana Navarro aportan datos a la historia recogida en la sala.
La ciudad contemporánea es el título de la cuarta sala (la última, sin contar el cubelo). Con textos explicativos de Josefina Domínguez Múgica, Clara Muñoz y Joaquín Casariego, esta sala aborda el crecimiento de la ciudad en el siglo XX y cómo la construcción del Puerto de La Luz contribuyó a ello. El arte y la mirada de los artistas, atentos a la ciudad y el mar, se puede contemplar a través de cuadros y esculturas. Fotografías aéreas muestran por su parte una ciudad en crecimiento continuo y un vídeo, La ciudad en movimiento, devuelve a los visitantes imágenes que permanecen aún en la memoria colectiva. Para finalizar, el visitante podrá contemplar de cerca el cubelo o casamata del Castillo que, además de ser el espacio más antiguo de la fortaleza, es el mejor conservado.
Una sala polivalente permitirá también la realización de diversas actividades, como conferencias o actuaciones de muy diverso formato. Proyecto y ejecución que se han hecho realidad por la financiación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, aportación del Cabildo grancanario con cargo al Plan de Cooperación con los municipios, en el que se han incluido el área delimitada por la calle Domingo Guerra del Río, Carretera de Mata y Avenida Primero de Mayo, con el fin de facilitar el acceso peatonal al Castillo.
El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, a través del Área de Urbanismo, ha creado un área rodonal-peatonal que embellece y mejora el acceso al Castillo de Mata, propiciando un nuevo espacio de 800 m2 en forma de plaza desde donde se accede a la fortaleza y museo.
El Castillo de Mata, Castillo de Casa Mata o Cuartel de Alonso Alvarado, ha vivido diferentes etapas y cumplido con muy diversos objetivos desde la construcción de su torreón. Su función original, como la gran mayoría de fortificaciones de Las Palmas de Gran Canaria, fue proporcionar defensa a la urbe, enclave estratégico de primer orden en la escala de la Ruta de las Indias. Desde entonces, los muros de las fortificaciones han resistido asedios y embates de distinta índole. Al inicio de la valla que limita el espacio monumental de Castillo hay un cartel informativo que expresa:
“El Castillo de Mata y Murallas de la ciudad, constituye el único reducto que se conserva en la actualidad del antiguo y amplio sistema defensivo de la ciudad. Desde este lugar continuaban las murallas a lo largo de lo que es hoy la calle Bravo Murillo, hasta alcanzar el fuerte de Santa Ana, construido por el gobernador Pedro Rodríguez de Herrera, en el extremo opuesto junto al mar, donde durante años estuvo enclavado el desaparecido Muelle de Las Palmas. Si se mira hacia lo alto de la montaña podrán contemplarse también los restos que quedan de la antigua muralla, que subía hasta casí alcanzar el Castillo del Rey. La gruesa muralla de piedra blanqueada con cal, levantada en tiempos del gobernador Diego Melgarejo en el último cuarto del siglo XVI, separaba la ciudad de los arenales que se extendían hasta las Isletas, y contaba con una puerta de acceso a la altura de la calle Mayor de Triana.
El Castillo de Mata, declarado, en 1949, Monumento Histórico Artístico, sobrevivió a los ataques de la armada holandesa capitaneada por Pieter van der Does en 1599, lo que obligó a una reedificación por parte de Francisco de la Rúa, en 1612. Estos trabajos, los remates de la muralla y la Punta de Diamante, diseñada por Tiburcio Espanoqui, se alargarían en sucesivos mandatos y registrarían nuevos añadidos a lo largo del tiempo, con motivo de la Guerra de Cuba. La fortaleza ha estado en manos del ejército hasta 1997. El Castillo de Mata, un cubelo defensivo en el extremo de la muralla, tuvo un papel esencial en el ataque de Van der Does de 1599, antes de sucumbir a la fuerza enemiga. Junto a él se levanta hoy un monumento que recuerda la valiente actuación del capitán general de la plaza, el extremeño Alonso de Alvarado, que murió a consecuencia de aquellos combates.
El ataque de Drake primero, y del corsario holandés más tarde, sirvieron para consolidar, por primera vez en la historia moderna de la isla, en sus habitantes, una idea de pertenencia a una comunidad llamada Gran Canaria, dejando de ser colonos nuevos diseminados por una geografía insular sin un sentimiento de identidad y de intereses comunes. En la actualidad el Castillo de Mata ha sido restaurado por el Ayuntamiento para albergar un Museo de Historia de la Ciudad”.
Las visitas guiadas serán gratuitas hasta el 1 de junio, a través del teléfono 608 202147 o el correo info@castillodemata.es, en horario de 10:00 a 13:00 hs y de 18:00 a 20:00 hs, de martes a viernes, y de 11:00 a 14:00 hs, sábados y domingos. Apuntes informativos de la nota de prensa facilitada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria e imágenes de la visita al recinto, Museo y Fortaleza del Castillo de Mata.
En el corazón de la ciudad atlántica, Las Palmas de Gran Canaria, una fortificación con historia secular, un Museo que nos guía por los caminos de tierra y mar de la historia primigenia, moderna y contemporánea de nuestra capital, una atalaya para observar y entender mejor este lugar y el de las fronteras que limitaron su desarrollo urbanístico, social y humano. En definitiva, una visión retrospectiva a nuestra propia identidad. Muchas gracias.
Jesús Ruiz Mesa es colaborador cultural de TELDEACTUALIDAD.
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