TELDEACTUALIDAD
Telde.- La maestra teldense Ana María Florido, articulista de TELDEACTUALIDAD, analiza en esta ocasión la novela Primera memoria, editada en 19590 y escrita por la escritora española Ana María Matute.
Un placer: la lectura
Primera memoria
Por Ana María Florido
Primera memoria de Ana María Matute fue premio Nadal en 1959.
Me estoy volviendo a reencontrar con Ana María Matute, leyendo Primera memoria y con su última novela Demonios familiares que como dice en su contraportada, abruptamente interrumpida.
Escritora que junto a Mercedes Salisachs, Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet… me han proporcionado muy buenos ratos y las horas se me han pasado volando, quitándome a veces el sueño porque quería acabar lo ya comenzado. Estas y otras han producido mundos fantásticos que nos han permitido viajar hasta donde nos lleve nuestra imaginación y además han sido rompedoras, entrando en la literatura para disfrute, con novelas que ya se han convertido en auténticos clásicos, como esta que traigo a este rinconcito.
La sipnosis de Primera memoria es la siguiente:
Matia, Borja y Manuel no quieren dejar de ser niños. Son adolescentes al borde del abismo de la edad adulta, con miedo a asomarse pero conscientes de que no tienen alternativa, de que no les queda más remedio que hacerlo.
Se les acabó el tiempo. Y el poco que les quedaba lo consume una guerra que acaba de estallar y que se alarga, en la lejanía, y lo ensombrece todo. “Quien no haya sido, desde los nueve a los catorce años, atraído y llevado de un lugar a otro, de unas a otras manos, como un objeto, no podrá entender mi desamor y rebeldía de aquel tiempo”, dice una Matia adulta, recordando a la Matia de entonces, una niña de rodillas peladas, llena de rabia, desterrada por el abandono paterno en una isla cuyo nombre jamás se pronuncia. En aquel largo verano del treinta y seis, y bajo la mirada vigilante de su abuela, ella y su primo Borja, un muchacho de quince años taimado y carismático, desgranan una rutina estival hecha de perezosas lecciones de latín, cigarrillos fumados a escondidas y escapadas en barca a las calas recónditas de la isla.
Sus pequeños secretos y maldades, el atisbo de la complejidad del mundo de los mayores tienen en Manuel, el hijo mayor de una familia marginada por todos hacia el que Matia siente un apego que no consigue definir, una caja de resonancia que hace pedazos la frágil alianza de conveniencia de los dos primos.
Con Primera memoria da comienzo la trilogía Los mercaderes, concebida hace ya años en tres volúmenes. El segundo se titula, según un verso de Salvatore Quasimodo, Los soldados lloran de noche, y el tercero, La trampa. A.M.M.
Melancólica elegía de la perversión de la inocencia, Primera memoria es, sin lugar a dudas, una de las mejores novelas de Ana María Matute
Lo que nos cuenta en ella es el descubrimiento de la maldad humana por una adolescente que se ve obligada a contemplar la realidad con ojos adultos por primera vez. Y lo que ve, tanto en los demás como en ella misma, no resulta muy agradable.
“No entiendo nada de lo que ocurre en la vida ni en el mundo, ni alrededor de mí: desde los pájaros a la tierra, desde el cielo al agua, no entiendo nada. Que el mundo sea atroz, no lo sé: pero al menos, resulta incomprensible.”
La incomprensión de los adolescentes – con una mentalidad carente de los prejuicios propios de la adultez – se contrapone a la brutalidad de una guerra que no entienden. Así pues, la pérdida de la inocencia y la búsqueda de sentido se antojan como los ejes fundamentales de la novela. Los personajes de Matia, Borja y Manuel se encuentran trazados de manera que el lector pueda ser partícipe de sus emociones y empatizar con los mismos. Es una obra sencilla, pero realmente significativa cuando te adentras en su lectura. La profundidad psicológica de los personajes, unida a las depuradas descripciones de la isla hacen que sea todo un placer sumergirse en la lectura de “Primera memoria”. (Ana Rayas)
El lenguaje de Ana María Matute es claro, preciso, concreto y muy poético. Sus descripciones de paisajes, sentimientos y personajes las plasma que parecen que las estás viviendo en el momento. Primera memoria escrita en primera persona, hechiza y fascina. Espero que esta fascinación llegue hasta ustedes.
Bibliografía: Primera memoria, Ana María Matute. Círculo de lectores; blogs: “Un libro al día”; comentarios de Ana Rayas ; Carmen Fabre.
Ana María Florido es maestra y vecina de Telde.
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