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Telde.- El Gabinete Literario de la capital grancanario fue el escenario escogido para la presentación este jueves, a las 20.00 horas, de la obra El condado de la Vega Grande de Guadalupe, obra de los profesores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Manuel Lobo Cabrera y Fernando Bruquetas de Castro. El volumen se considera una aportación imprescindible a la historia de Gran Canaria y donde el municipio de Telde se encuentra en varias referencias. TA ofrece reportaje gráfico del acto.
El acto congregó a una amplia representación de la sociedad grancanaria. Acudió buena parte de la familia del Castillo, en cuyo archivo se documentaron los historiadores Lobo y Bruquetas para repasar cinco siglos de historia de la Isla, a través de 16 generaciones de esta estirpe grancanaria que arranca con la llegada a fines del XV a estas tierras el conquistador Cristóbal García del Castillo, que se afincó en Telde y es el tronco principal de esta familia.
Los autores desgranan en el trabajo la formación y desarrollo del patrimonio de la familia Castillo desde la conquista castellana hasta el siglo XXI y muestran su papel, decisivo en algunos casos, en los distintos ciclos de la economía canaria: el cultivo de la caña de azúcar, el vino, la cochinilla, el plátano y el turismo.
Figuras como Bartolomé Cairasco de Figueroa, Próspero Casola y Pedro Agustín del Castillo aparecen en sus páginas, así como la importante labor de mecenazgo cultural de la familia y su participación en obras públicas y sociales.
El acto contó con la presencia de los autores, que estuvieron acompañados por Juan Ramón Gómez-Pamo y Guerra del Río, miembro de la Real Academia Canaria de Bellas Artes; y Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna, Conde de la Vega Grande de Guadalupe.
La ciudad de Telde está muy presente en este nuevo libro, ya que el capitán Hernán García del Castillo y su hijo Cristóbal García del Castillo se avecindaron en esta ciudad donde habían recibido el grueso de su hacienda y la mejor estimación de sus vecinos. A partir de entonces su casa fue una de las principales de las islas, sirviéndose con una numerosa familia de criados y escuderos, asistiéndoles muchos hidalgos. Fue venerado al igual que sus hijos como si fueran verdaderos señores de aquella ciudad.
Cristóbal García del Castillo realizó grandes obras, siendo la más preciosa la edificación del templo parroquial de San Juan Bautista de Telde, que –como todos refieren– es uno de los mejores de las islas. Además adornó su altar mayor con un antiguo y estimable retablo moráico.
En la familia del Castillo, en palabras del historiador Manuel Lobo, “se resumen todas las características de la sociedad grancanaria, de la población, de la economía, del arte, del mecenazgo, de obras hidráulicas, de obras públicas, de obras benéficas...”, según publica Canarias7.
Y de todo eso, aseguran los historiadores, queda todavía mucho en la isla de Gran Canaria, pues “con su patrimonio contribuyeron a construir buena parte de las ermitas” que hay repartidas por los pueblos, o apoyaron la construcción de la Catedral, la ermita de Los Reyes, la iglesia de San Juan de Telde, lasiglesias de San Fernando o Juan Grande. Pero “también invirtieron en obras hidráulicas, como las presas de Sorrueda o Soria”, en Las Salinas del Sur o la noria de Jinámar.
En su estudio, los historiadores destacan por su interés que los miembros de la familia Castillo «ocuparon los puestos más importantes de la administración y del gobierno insular y militar», contribuyendo al avance de Gran Canaria y al bienestar general «trayendo el agua o poniendo las calles». Si bien es cierto que «pertenecían a un grupo privilegiado», formaron parte del avance de la sociedad en diferentes campos, introduciendo la sal, la cochinilla o el tomate en la economía local, y siendo «impulsores» del turismo en el Sur.
Crónica del acto por Jesús Ruiz
El jueves 25 de septiembre fue presentada una importante e interesante edición El Condado de la Vega Grande de Guadalupe, obra llevada a cabo y realizada por los historiadores D. Manuel Lobo Cabrera y Fernando Bruquetas de Castro. Presentada en el salón dorado del Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria que alcanzó un lleno total por el interés propio de la obra como por las intervenciones de las personalidades que presidían la mesa de presentación, Ilmo. Sr. D. Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna Conde de la Vega Grande de Guadalupe. El presidente en funciones del Ilmo. Gabinete Literario D. Francisco Rubio Royo. D. Manuel Lobo Cabrera. D. Fernando Bruquetas de Castro, autores y D. Juan Ramón Gómez Pamo y Guerra del Río, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, que impartió el tratado histórico y familiar Condal de la obra.
Obra imprescindible y ejemplar para conocer la historia de Gran Canaria a través de la familia más importante y vinculada a la isla a través de los tiempos, familia del Castillo, desde la conquista castellana de Gran Canaria hasta el siglo XXI. Importantísima su aportación al desarrollo social, económico insular, desde que se originaron los primeros cultivos propios de la agricultura canaria y sus consecuencias con el devenir de los tiempos: cultivos de la caña de azúcar, el vino, la cochinilla, el tomate, el plátano, etc, y la influencia de su producción, desde los propios cultivos en la tierra hasta la distribución en los mercados, tanto locales, nacionales como internacionales, en este caso los europeos. Origen de una potente industria empresarial familiar especializada en el cultivo y exportación del tomate y el plátano.
Descubriendo posteriormente las potencialidades turísticas del sur de Gran Canaria, en que la familia Condal cuando se inicia el fenómeno social del turismo que, en un principio, dio pie a la creación de sociedades mercantiles gracias a esta nueva forma de negocio rentable para las islas, fue necesaria la relación y vínculos entre las compañías que traían a los visitantes y la participación de capital de Gran Canaria. Posteriormente en la década de los años sesenta, gracias a la excelente situación económica de Europa, el turismo se convierte en uh fenómeno de masas y en Canarias la intervención de Alejandro del Castillo en el gran proyecto “Maspalomas Costa Canaria”.
En las diferentes etapas que nos muestra esta obra, de magnífica factura editorial, tanto por los textos, llevados con el rigor histórico de cada contexto en el desarrollo de la familia del Castillo hasta las magníficas imágenes que a lo largo de toda la obra ilustran, para una mejor comprensión y conocimiento de los protagonistas de su propia historia y la de Gran Canaria. Destacan por su interés e importancia documental desde el árbol genealógico, documentos, heráldica, Títulos, nombramientos, título militares, firmas documentales, escudos de armas, pinturas, imágenes sacras, fotografías en blanco y negro, sepia y en color, de las colecciones y archivos particulares de la familia, lápidas, mausoleos y un sinfín de documentos como en el apéndice documental los incluidos Méritos de Don Pedro Agustín del Castillo Muxica Ruiz de Vergara, los correspondientes a la Relación de Servicios del Sargento Mayor Don Francisco Thomas del Castillo Ruiz de Vergara.
Obra de excelente encuadernación y presentación, se inicia con la imagen en portada del Escudo de Armas de la Familia Condal de La Vega Grande de Guadalupe y comprende la Introducción con un Memorial de la Calidad y Servicios de Don Fernando Bruno del Castillo Ruiz de Vergara, a lo largo de sus seis capítulos con secciones dedicadas al proceso familiar e histórico que expresan, en el Capítulo I: la historia de La Familia: La familia Castillo. La familia Amoreto. El Capítulo II expone: Herencias, Dotes, Vínculos y Mayorazgos. Los vínculos de la familia Castillo. Otras herencias: el Mayorazgo de doña Luisa Antonia de Truxillo (1705) y el vínculo de doña Josefa del Castillo. Mayorazgos y herencias de los Amoreto (1669-1733). La unidad patrimonial de don Fernando Bruno del Castillo y doña Luisa Antonia Amoreto.
El Capítulo III dedicado a los Condes de la Vega Grande de Guadalupe: Los primeros Condes de la Vega Grande. Don Agustín del Castillo Ruiz de Vergara y Bethencourt (1805-1870), cuarto conde de la Vega Grande de Guadalupe. Don Fernando del Castillo Westerling, quinto conde de la Vega Grande de Guadalupe. Doña Ana del Castillo, sexta condesa de la Vega Grande. Don Fernando del Castillo y del Castillo, séptimo conde de la Vega Grande. El octavo conde don Alejandro del Castillo y del Castillo. El noveno conde de la Vega Grande de Guadalupe: don Alejandro del Castillo Bravo de Laguna.
El Capítulo IV está dedicado a las actividades económicas, desde los cereales, molinos de harina y gofio. El Azúcar. El Vino, el comercio del vino. La Sal. Ganadería. La Cochinilla. El Cultivo y Exportación del Tomate. El Plátano. Otras Actividades. El Turismo: Maspalomas Costa Canaria, la primera piedra, hoteles, centrales eléctricas, depuradoras, jardines capos de golf, y el desarrollo de los años 70, el Plan Parcial “Lago de Maspalomas”.
El Capítulo V desarrolla los Títulos, Cargos Militares y Políticos. El Capítulo VI: Patronatos, Mecenazgo y Obras Públicas. Iglesias y Ermitas. Otras Fundaciones y Devociones Religiosas. Obras Sociales y Públicas. Finaliza la obra con un Apéndice Documental. Bibliografía. Índice Onomástico y General.
En el capítulo de los Mecenazgos ejercido por la familia condal desde el siglo XVI Cristóbal García de Moguer y María Fernández Calva se describe la importante aportación al patrimonio artístico de la iglesia de San Juan Bautista de Telde, adquiriendo obras flamencas que importaron a Gran Canaria gracias al comercio azucarero. Retablo y tríptico flamenco, estilo artístico que en Canarias tomo gran relevancia a finales del siglo XV y comienzos del XVI. Cristóbal García dona el tríptico de pincel de la Imagen de la Santísima Anunciación de Nuestra Señora, atribuido al pintor flamenco Lambert Lombard.
Grandes haciendas que en diferentes lugares de la isla fueron cultivadas en busca de otras alternativas agrícolas, participaciones en fábricas de loza, cultivo de sorgo y tabaco en su finca de Jinámar, que no llegaron a ser productivos. Para abastecer el mercado y consumo interno plantación de papas y millo, legumbres y frutales asociados a otros cultivos. Se incluye una foto en sepia de las plantaciones de plataneras y la Noria de Jinámar. Las zonas de costa, especialmente las cercanas a Telde, Agüimes, Sardina, Juan Grande, Maspalomas y Arguineguín fueron desde los primeros momentos terrenos propicios para la ganadería menor y mayor, cabras que convivían con el ganado ovino para la producción de carne, queso, lana. En dicha zona desde el siglo XVI pastaban camellos y jumentos que eran llevados a abrevar a las charcas de Maspalomas. La familia Condal con el paso del tiempo fueron aumentando y adaptando la cabaña ganadera con inversiones en puntos de la isla, Jinámar, Cueva Corcho, Acusa, Maspalomas, los Vicentes, San Lorenzo.
Obras que se hicieron para las salinas en la costa situada a la salida en el camino de Telde. Por los estudios e investigaciones hay datos sobre el origen de las salinas del sureste de Gran Canaria, donde se encuentra la primera data que se otorgó para este fin en 1537 al vecino de Telde Francisco Pérez Calvillo, primero en ubicar las salinas en la zona conocida como Aldea Blanca. Posteriormente pasaron a ser propiedad de Alonso Olivares del Castillo, quién las recibió por herencia y las vendió al licenciado Alonso Fernández de Saavedra.
Numerosas menciones al municipio de Telde enclave secular en gran manera vinculado a la familia Condal, dentro del capítulo dedicado a los Condes de la Vega Grande y en párrafos referentes a las solicitudes de títulos nobiliarios y desde el siglo XVII destaca en casi todas las facetas de la vida cotidiana de Canarias. Reconocimientos ligados al cabildo y a las milicias de las dos ramas principales, los Castillo y los Amoreto., nombramientos de caballeros de la orden de Calatrava y en la eclesiástica la del Santo Oficio.
El representante de la familia con mayor número de cargos y oficios en la segunda mitad del siglo XVIII fue Fernando Bruno del Castillo y Ruiz de Vergara quién además obtuvo el título de Conde de la Vega Grande de Guadalupe. Esta aspiración de ser reconocidos con un título de Castilla, ya tenía en mente don Pedro Agustín del Castillo Ruiz de Vergara, y se consumó en el reinado de Carlos III por varias circunstancias. El 23 de septiembre de 1777 su Majestad el rey Carlos III, en San Ildefonso, otorgó el título de conde de la Vega Grande de Guadalupe con el vizcondado previo del Castillo, a don Fernando Bruno del Castillo y Ruiz de Vergara, primer conde que falleció el 17 de marzo de 1788 y le sucede en el título el mayor de sus cuatro hijos llamado, Francisco Javier del Castillo Ruiz de Vergara y Amoreto. Su sucesor don Fernando del Castillo ostentó el cargo militar de teniente de la primera compañía del regimiento provincial de Telde.
Una gran historia familiar de un amplio espacio de tiempo, secular, histórico, desde que Hernán García del Castillo, uno de los cinco capitanes participantes en la conquista de Gran Canaria y su hijo Cristóbal recibieran tierras en repartimiento en Telde conforme a la calidad de sus servicios. Cristóbal García realizó en Telde importantes obras como la edificación a su costa del templo de San Juan Bautista sobre el solar del oratorio primigenio, obra que se inicia en 1519, contratando los servicios del maestro mayor de obras de la catedral Juan de Palacios y de diferentes canteros, pedreros, carreteros y carpinteros para su ejecución, invirtiendo en ella parte de su patrimonio.
El resultado fue la conclusión de un bello templo gótico, levantado sobre pilares que sustentaban arcos de ojivas y cubiertas de madera con artesonado mudéjar. Antes de concluir las obras y para adorno de la capilla mayor se encargó-por parte de la misma familia- un retablo de pincel, que a cambio del azúcar que producía su ingenio, se trajo de Flandes:…..que es de la imagen de la Santísima Anunciación de Nuestra Señora….. Descendientes de la familia Castillo contribuyeron igualmente a hermosear la iglesia de Telde legados para el nicho de Nuestra Señora del Rosario, capilla colateral con la advocación de San Bartolomé, ejecutada en estilo mudéjar, almizate, racimo y lacería. La ermita de la Concepción de Jinámar, construida en el siglo XVI. Ermitas que se fueron construyendo gracias a la aportación de la familia Condal.
En el Capítulo II, secciones Vínculos y Mayorazgo en referencia a Telde el primer vínculo lo realizó Cristóbal García del Castillo también apellidado de Moguer, raíz de la casa condal, quien en recompensa a sus servicios obtuvo repartimientos de tierras en Telde en calidad de capitán conquistador. Vínculos familiares de Doña Isabel del Castillo, mujer de Bernardino de Lezcano, fundó un patronato de legos, cuyos albaceas deciden imponer esta propiedad en una porción de terrenos en Telde que llamaban El Tabaibal, dividido en dos trozadas más una suerte de agua en la vega mayor de Telde. Así como el vínculo que había fundado Miguel de Muxica origina la posesión de otras propiedades como las casas de la plaza mayor, el cercado del Consejo con una suerte de agua del heredamiento de la vega mayor de Telde y las tierras que llamaban de Mar Pequeña en Telde.
Francisco Ignacio Ruiz de Vergara, funda un nuevo vínculo en fuerza de mayorazgo, en cabeza de su hijo Francisco Ignacio. Bienes incorporados que se fueron sucediendo como casas, heredamientos de agua, cercado de Arnao, fanegadas de tierras con suertes de agua de la vega mayor de Telde, tierras junto al Molinillo, pegadas al cercado de Narea. Asociadas a los vínculos condiciones adicionales de reparto del producto de fanega entera o media fanega, hacer amasar el trigo y repartirlo con los pobres. Un complejo entramado de vínculos, nombres, y personajes que se unieron a la familia a través de los respectivos matrimonios, unos con herederos y otros sin descendencias, opciones para disponer de los bienes y dejarlos a la familia, hermanos, para asegurar la base económica y perpetuar el apellido de la casa, manteniendo así la posición de prestigio en la sociedad grancanaria.
El Condado de la Vega Grande y de Guadalupe, realmente un tratado familiar, un libro grande en todos sus contenidos, cronológico, histórico, artístico, social y económico del devenir secular de Gran Canaria, para consulta, conocimiento de dichos procesos desde sus inicios, concluida la conquista, y como se expresa en la introducción: Síntesis histórica que ha sido posible realizarla gracias a la excelente documentación conservada en el archivo de la casa condal de la Vega Grande. Enhorabuena por el excepcional trabajo editorial, a los autores y a la excelente disposición del Conde Ilmo. Sr. Don Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna, para su edición. Un acto brillante de presentación en cada una de las intervenciones de las personalidades, que culminó con la adquisición de esta extraordinaria obra sobre El Condado de la Vega Grande de Guadalupe. Muchas gracias.
*Información y datos de los textos del reportaje extractados de la obra presentada
Jesús Ruiz Mesa es colaborador de TELDEACTUALIDAD, Círculo Cultural, Casa-Museo León y Castillo y R.S.E.A.P.G.C.
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