TELDEACTUALIDAD
Telde.- La maestra teldense Ana María Florido, articulista de TELDEACTUALIDAD, ofrece a los lectores una nueva colaboración literaria que en esta ocasión le lleva a ahondar en el libro Cinco horas con Mario del escritor español Miguel Delibes. La novela sitúa la historia en la década de los sesenta en España, en plena dictadura franquista, donde se hace un retrato de las mujeres de la época.
Un placer: la lectura
Cinco horas con Mario
Por Ana María Florido
Estamos en marzo de 1966. Carmen Sotillo, a los 44 años, acaba de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y la familia se han retirado, ella sola vela durante la última noche el cadáver de su marido e inicia con él un monólogo-diálogo en el que descubrimos sus personalidades y los conflictos de su matrimonio. También reproduce una crítica hacia la sociedad del momento obligando al lector a posicionarse en contra de Carmen.
El núcleo central de esta narración lo constituye el soliloquio de Carmen, el monólogo (o monodiálogo) de una conservadora mujer de clase media alta junto al cadáver de su marido Mario, catedrático de instituto y comprometido periodista e intelectual. A través de los recuerdos de su insatisfactoria vida en común, Delibes recrea la España provinciana de la época, los problemas de la falta de comunicación en el matrimonio, así como el conflicto de las "dos Españas".
La obra consta de un prólogo, un núcleo central de veintisiete capítulos (el monólogo de Carmen) y un epílogo. Cada uno de estos capítulos del núcleo central comienza con una cita bíblica, pasajes que Mario había subrayado en su Biblia de cabecera. Partiendo de estas citas, Carmen va desgranando sus pensamientos, haciéndole a su marido continuos reproches por su integridad moral y falta de ambición, que han impedido que alcanzaran el reconocimiento y estatus social que ella ambicionaba para su familia, así como por su actitud de superioridad y frialdad hacia ella. Relata cómo se hicieron novios, cómo acabaron casándose y otros recuerdos que revivirá durante las cinco horas en las que vela el cuerpo de su difunto marido. El lenguaje coloquial y el desorden temporal son consecuencia del carácter de "flujo de conciencia" que tiene la narración, y contribuyen a hacerla más verosímil.
La obra se puede dividir en tres partes:
• La primera correspondería al capítulo introductorio del libro, el que precede al primero, en el que se narra la muerte de Mario; cómo Carmen lo encuentra muerto al levantarse de la cama por la mañana, el velatorio con todos sus familiares y amigos y el momento en el que el cadáver es conducido al estudio de Mario para pasar la noche.
• La segunda abarcaría desde el primer capítulo hasta el veintidós (incluido éste). En este fragmento, Carmen reflexiona sobre su vida y la de su marido, realizando un monólogo cargado de emotividad, lamentos y reproches hacia la actitud que tuvo Mario con ella.
• La tercera hace referencia al último capítulo, que narra el instante previo al funeral, cuando los empleados de la funeraria llegan para recoger al difunto, y la despedida definitiva de Carmen y Mario.
Cinco horas con Mario es un retrato de dos personajes, realizado, podríamos decir, de modo involuntario por uno de ellos, Carmen, o Menchu, que se define a sí misma y a su marido a través de su larga parrafada. Con ella, Delibes pinta un cuadro acabado (y despiadado) de la mujer burguesa conservadora de su tiempo. Menchu es clasista, rinde culto a las apariencias, envidia la prosperidad material de sus vecinos y prefiere más comodidades a más hijos, al tiempo que hace ostentación de decencia y piedad. Por el contrario, Mario es un idealista que dedica tiempo a la filantropía, se priva de un coche por solidaridad con los pobres, quiere ser generoso en su descendencia ("no seamos mezquinos con Dios", le repite a Carmen) y no alardea de sus virtudes: "Fue por timidez", dice cuando Menchu le alaba que no aprovechase las ocasiones de ser promiscuo. Al final, Menchu se le acaba sincerando en una especie de "acto de contrición" por sus propias imprudencias.
El cuadro, como puede verse, peca de maniqueísmo. Pero quizá sólo en apariencia: algunos intérpretes intentan "salvar" a Menchu achacando a Mario cierta despreocupación de sus deberes conyugales por atender a su filantropía. Un punto de incomprensión hacia su mujer, quizá, que ella nos deja ver cuando nos lo retrata lacónico y depresivo.
La obra se sitúa en la década de los sesenta en España. En esta época el país vivía bajo una dictadura franquista, reflejada en el libro a través de su mentalidad. Era un momento, en el que la mujer no tenía mucho peso en el ámbito familiar, todas las labores importantes eran desarrolladas por el marido. La mujer únicamente se encargaba de los hijos, y las labores de la casa, además de complacer a su cónyuge. Carmen es un claro ejemplo del prototipo de mujer de la era franquista, una mujer que no pensaba en sí misma, que todo lo hacía pensando en sus hijos y su marido.
Un prototipo que es factible, que existió realmente, por ello la obra puede ser perfectamente el retrato de cualquiera de esas mujeres que vivieron en España en los años 60, casadas con hombres para los que eran únicamente alguien que satisfacía sus necesidades básicas, alguien que cuidaba de sus hijos y que les esperaba en casa todos los días con la comida caliente en la mesa y la casa recogida. Mujeres que en ningún caso podían plantearse ir a trabajar, bien por la negativa de sus maridos, o porque la sociedad no lo consideraba apropiado para el papel que debían desarrollar.
La novela tiene como único escenario la casa donde vivían Carmen y Mario, centrándose en la sala de estar, donde se realizó el velatorio familiar, y en el estudio del marido, donde transcurre gran parte de la obra, al ser aquí donde pasa la noche Carmen velando el cadáver de su marido y recordando su vida juntos.
Personajes principales:
Carmen:
En la obra no se la describe detalladamente, únicamente, se hace referencia varias veces a la belleza que tenía su pecho según los hombres, y el hecho de que tener tantos hijos le estropeara el cuerpo.
Psicológicamente, Carmen es una mujer que valora a los que les rodean, se preocupa por ellos y por lo que les ocurre, que da más importancia al ser que al tener, que es víctima de los valores de la época, y vive una vida insatisfecha y reprimida. Muestra de ello, es que a pesar de que Mario jamás le comprara un coche que era necesario, no le dio mayor importancia. Significativo es también el hecho de que en la noche de bodas su marido le diera la espalda. Al mismo tiempo, se queja de que Mario nunca la tratase como una mujer, de hecho, incluso le fue infiel, además de tener que llevar ella sola todo lo referente a la casa y al cuidado de los hijos, sin ninguna ayuda por parte de su marido. Todo ello es analizado por Carmen, quien posteriormente, se lo reprocha a su marido ya fallecido.
Carmen, durante toda la obra, muestra mucho aprecio por sus padres, en especial por su madre, a quien tenía como modelo a seguir, de ahí se extrae el pensamiento que tenía Carmen sobre lo innecesario de los estudios en una mujer, incluso consideraba que eran perjudiciales.
Mario:
El autor le caracteriza indirectamente, únicamente lo describe como alguien no muy atractivo, y muy blanquillo de piel. Sin embargo pone más énfasis en las características psicológicas, así pues, le define como la antítesis de su mujer; como una persona muy idealista, que escribía libros sobre la sociedad de aquella época que nadie comprendía. Incluso, su propia mujer le advirtió que escribiendo ese tipo de literatura, jamás llegaría al gran público, pero él haciendo honor a su personalidad individualista, no le prestó atención.
Asimismo, era una persona con una mentalidad muy afín a la época en la que vivía, un tiempo en el que el hombre tenía todo el peso familiar, y la mujer únicamente se dedicaba a las labores de la casa y al cuidado de los hijos, tal vez de ahí se pueda extraer la causa de esa mentalidad algo machista que poseía.
Al contrario de Carmen, Mario no daba tanta importancia a la religión, ni a la necesidad de adquirir un coche, ya que él iba al trabajo en bicicleta. Tampoco al sexo, punto que se ve reflejado en el hecho contado anteriormente sobre la noche de bodas, que cuando Carmen quería, él se negaba. Sin embargo, estaba muy interesado en temas como la subida de las pensiones a las personas que llegaban de forma muy escasa a fin de mes o a los pobres que pasaban hambre. Carmen, de hecho, no podía entender la mentalidad y los intereses de su marido, y en parte le molestaban.
Personajes secundarios:
Valentina:
Es amiga de Menchu, se queda con ella cuando la gente se va del velatorio. Es su confidente, una persona de fiar. Menchu la describe como un “Sol” de chica con muchas ocurrencias y que se cuida mucho.
El lenguaje utilizado en la obra es sencillo y coloquial. La persona gramatical predominante, es la primera; en los monólogos que hace Carmen al meditar sobre su vida, y la segunda; cuando se dirige a su marido reprochándole acciones pasadas. En cuanto a los tiempos verbales, imperan el pasado; en las reflexiones de Carmen sobre su relación con Mario, y el presente; cuando narra el velatorio y el momento en el que los empleados de la funeraria retiran el cadáver de Mario. En definitiva, es una novela narrativa, con un largo monólogo interior de una mujer que vela a su marido muerto.
En esta obra se plantean numerosos temas; como la situación de la mujer en la época franquista, en la que tenía un papel abocado a la represión e insatisfacción, sin voz ni voto en aquellos aspectos que no estuviesen relacionados con el hogar o los hijos, también se exponen actitudes individualistas y machistas, materialistas. En definitiva mentalidades que a nuestro entender, suponen la lacra de una sociedad, que desafortunadamente, en la actualidad, continua manteniéndolas en activo, para el regocijo de unos y el malestar de otros.
La originalidad de la historia contada en primera persona en el velatorio de un difunto es un modo muy diferente de presentar un buen retrato de la sociedad del momento. Pero a pesar de que la novela es corta a veces resulta un poco pesada, posiblemente se debe al monólogo y a las continuas referencia a los mismos temas y problemas. Tanta queja y reparo acaba por cansar.
Bibliografía: Cinco horas con Mario Ed: Destinolibro; Blog: El rincón del vago
Ana María Florido es maestra y vecina de Telde.
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