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Panero junto a Luis Arencibia en la Casa Museo León y Castillo en 2009 (Foto Jesús Ruiz Mesa) Panero junto a Luis Arencibia en la Casa Museo León y Castillo en 2009 (Foto Jesús Ruiz Mesa)

Telde también siente la muerte de Leopoldo Panero

TA ofrece una reflexión de Jesús Ruiz Mesa recordando el paso del poeta por el municipio para presentar su libro 'Locos' en 2009

Cristina Martes, 11 de Marzo de 2014 Tiempo de lectura:

TELDEACTUALIDAD
Telde.- El poeta recientemente fallecido en Las Palmas de Gran Canaria, Leopoldo María Panero, estuvo hace algunos años en un acto cultural en Telde. El colaborar de TELDEACTUALIDAD, Jesús Ruiz Mesa, recuerda el paso del escritor por el municipio para presentar el libro Locos, que junto al artista escultor teldense residente en Madrid, Luis Arencibia Betancort, editaron con poemas de Panero y dibujos del escultor. El evento tuvo lugar en la Casa Museo León y Castillo el 22 de enero de 2009 y en el encuentro también intervino el escritor y periodista Luis León Barreto.
 
El definitivo adiós de un poeta, Leopoldo Panero
Jesús Ruiz Mesa
La noticia del fallecimiento del poeta Leopoldo María Panero Blanch, (Madrid, 1948-Las Palmas de Gran Canaria 2014), a la edad de 65 años, ha llenado páginas de las secciones culturales de los medios de comunicación, sobre todo la prensa local por la relación del poeta, incluido en la lista de los llamados “malditos”, con Las Palmas de Gran Canaria, donde se instaló en 1997, y aquí vivió, a su manera, hasta que cruzando las difíciles estaciones de su existencia, llegó a la última y definitiva estación.

Merodeaba entre escapadas del psiquiátrico, donde pasó los últimos años de su vida, y como mortal el 5 de marzo en el Hospital Juan Carlos I, marchó de este mundo, dejándonos un extenso legado literario, serie de reflexiones, poemas, escritos, experiencias y vivencias literarias hasta su definitiva marcha, desde la visión de un complejo mundo de pensamiento, de misterio, vida y muerte, realidades, metáforas y muy diversas consideraciones y visiones llevadas a la literatura en la poesía, el ensayo, la narrativa, artículos, en sus últimos trabajos, al borde del abismo en que se vio inmerso.

Con fecha 22 de enero de 2009 tuvimos la inmensa suerte de contar con su presencia en la Casa Museo León y Castillo de Telde, con motivo de la presentación de la obra “Locos”, en su tercera edición, de CTO Editorial, serie Ulysses. Una obra literaria con poemas de Panero e ilustraciones de dibujos a lápiz, cincuenta retratos de enfermos tomados en el Manicomio de Santa Isabel de Leganés, realizados por el artista teldense residente en Madrid. Aquella noche recibidos por el director de la Casa Museo Antonio González Padrón, y el numeroso público que llenaba la sala, Luis Arencibia Betancort, junto al periodista y escritor, Luis León Barreto, presidieron la mesa y las intervenciones en el acto de presentación de la obra, ante la inquieta personalidad del escritor, del genio de la poesía, del tormento y el éxtasis de la palabra hecha verso, de la reflexión sobre el infinito más oscuro y vuelta a la búsqueda de la luz por la poesía.

Arencibia colaboraba igualmente en la obra Puesta de Sol, del escritor Luis Alberto de Cuenca, de la misma editorial.

Leopoldo Panero un poeta que rompió todos los moldes que podían inscribirse dentro de los vanguardistas, incluido por el crítico Castellet como el más joven de los novísimos. Navegando entre la cordura y la locura, entre la lógica y la irracionalidad, entre la serena calma de un mar azul y las violentas mareas que estos últimos meses han azotado nuestras costas.

Panero resolvió su vida entre los vaivenes de su salud mental, su desarraigo familiar, relaciones tormentosas con sus padres y hermanos. Era hijo del poeta Leopoldo Panero y de la escritora y actriz Felicidad Blanch, el trasiego por centros psiquiátricos, Madrid, Mondragón y Las Palmas de Gran Canaria, como él mismo dedicó en sus Poemas del manicomio del Dr. Rafael Inglott (2002) el ingenio creativo de su obra literaria. Un icono de la literatura de vanguardia llevado a los altares por críticos y editores, aunque en realidad a él no gustaba demasiado su calificación como maldito. La luz del último de la saga de los Panero se apaga y de su anecdotario biográfico la pregunta que hacía a su padre de pequeño, cuando la oscuridad llega, a dónde se va la claridad, él se ha llevado la luz, la oscuridad y su propio mundo. La biografía de Panero y su entorno familiar fue destacada en la película documental de Jaime Chávarri, El desencanto (1976).

El poeta que se inició en el mundo de la poesía a la temprana edad de tres años ha descansado, dejándonos un extenso legado poético: Por el camino de Swan (1968), Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973), Narciso en el acorde último de las flautas ((1979), El que no ve (1980), The last river togheter (1980), Dioscuros (1982), El último hombre (1984). Agujero llamado Nevermore (Selección poética, 1968–1992), Heroína y otros poemas (1992), Piedra negra o del temblar (1992), Locos, (1992, 1995), 6 poemas y un cuento de Leopoldo María Panero con dibujos de Luis Arencibia. Cadáveres exquisitos y un poema de amor (1992), con José Luis Pasarín Aristi. Teoría lautreamontiana del plagio (1999), Poemas del manicomio de Mondragón (1987). Suplicio en la cruz de la boca (2000), Me amarás cuando esté muerto (2001), ¿Quién soy yo?: apuntes para una poesía sin autor (2002), Papa dame la mano que tengo miedo (2007), Contra España y otros poemas de no amor (2008), Escribir como escupir (2008), Traducciones/Perversiones (2011), La flor en llamas (2011), y otros poemarios. En ensayo destaca Prueba de vida. Autobiografía de la muerte (2002). En 2003 recibió el Premio Estaño de Literatura por Antología Poética. Aún queda una obra inédita por salir a la luz Rosa enferma, poemario que la editorial Huerga y Fierro editará el próximo otoño de 2014.

El pasado otoño del 2013, en algunas ocasiones le vi deambular por Triana, al dirigirme a él para saludarle le encontré bastante deteriorado físicamente pero con la mirada fija en mis ojos, como si él mismo me estuviese interrogando o pensando qué le iba a preguntar. Le saludé y como forma de entablar una experiencia del pasado le recordé su estancia en Telde en la presentación de este edición de Locos, y …..Ah! el pasado…eso fue todo.

En la presentación en Telde del poemario rodeado de Luis Arencibia y Luis León Barreto, Panero fumador empedernido, sin cesar y tomando su bebida preferida, coca cola a vasos llenos, inquieto, desparramó cierta gracia y sobre todo en su constante paso de un cigarrillo a otro, entre bocanadas de humo de sus hondas caladas y miradas a la botella del refresco de cola, determina sus respuestas, pausadas, inteligentes, muy contestatario, radical, como si su intelectualidad no fuera de este mundo. A medida que el universo literario de sus poemas y relatos de Locos se sucedían, afloraban las imágenes que ilustran sus páginas haciéndose más comprensibles sus perfiles, sus rasgos, teniendo a sus protagonistas enfrente, cómo dibujar la lectura de cada palabra contenida en los versos de Panero, la expresión, quizás que él mismo exteriorizaría para hacer creíble su mundo interior, que en esta edición, el propio retrato de Leopoldo María Panero realizado en 2002 por Luis Arencibia a lápiz aparece en la primera página después de la introducción del poeta, seguida de los demás dibujos retratos, y de una interesante entrevista titulada El poeta solo, realizada por Eneko Fraile a Panero en el psiquiátrico de Mondragón y en casa de Felicidad Blanch, madre del poeta.

El escritor y crítico de arte Jonathan Allen destaca en su obra, Sueños Barrocos La obra artística de Luis Arencibia Betancort (1976-2006), en la primera sección El Imaginario Gráfico, en el capítulo dedicado a Locos incluye un poema de Leopoldo María Panero, que el 25 de abril de 2001 dedica a Luis Arencibia, con la misma imagen del poeta dibujado a lápiz, los versos inspirados en el retablo del Cristo del Apocalipsis que el escultor teldense, realizó para la iglesia de la Sagrada Familia de Alcaravaneras: Para Luis Arencibia, primer amigo de este hombre que no tuvo ya otro amigo más que la sombra, el alcohol y la muerte: “Oh Cristo, casí sin sombra, casí una nada, Tú eres mejor que la nada, la nada que reza en el poema rezándose a la sombra y a la nada. Cuando pensar es nada, cuando se levanta la vista mirando sin ser ya nada, una voz en griego die “IDEIN” que significa mirar. Ah caballo atroz del viento, que sopla sobre el poema en donde una cara se desfigura buscando aún el poema sobre la nada. Ah caballo, río del jaco entre los dientes, rosa tétrica para burlar la nada”.

Panero en su introducción de Locos en referencia a los dibujos retratos que ilustran la obra dice: “De las brujas de Goya a los locos de Arencibia no hay más que un paso: el del mito del mal al de la leyenda de la otredad del ser. Ahora bien, esto nos lleva a la cuestión, ¿quién es el loco? El loco es todo lo que el ser humano rechaza de sí y convierte en excremento”. En sus líneas actúa también una defensa de la locura, en la apreciación que él hace del paradigma del loco, condición universal del hombre: “Porque el loco, el verdadero loco es el Fou de la Tarot, el desdichado homo normalis que camina hacia el barranco con los ojos vendados, ignorándose a sí mismo y a su destino….”

Poema de Panero publicado en Locos: “Que fue lo que aquí hubo. Un animal, un rostro, el pecho de una herida. Para que con su sangre con luz reguemos el viento de la nada, la atroz convulsión de unos ojos que, antes de morir, disparan sobre el poema. Y sangra la luz, sangra el poema ya que entre jazmines un animal ha muerto. He aquí, en la nada el pecho del poema”.
 
Un extenso poemario para retomar, una obra fecunda que el poeta Leopoldo María Panero Blanch desde lo más profundo de su YO, desde lo más intenso de su imaginación, de su creatividad, desde el misterio de la lucidez hasta los límites de la cordura y soledad, desde su propia vida, su leyenda, la singular manera de interpretar su vida y la de los demás, nos dejó un legado literario para regresar a él y su obra. El poeta hizo su último viaje, su último verso, nos dejo en silencio. Descanse en Paz.
 
Jesús Ruiz Mesa es colaborador cultural de TELDEACTUALIDAD.
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