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Martes, 23 de Septiembre de 2025

Actualizada Martes, 23 de Septiembre de 2025 a las 15:07:57 horas

Calle de Mister Blisse en La Estrella (Foto Luis A. López Sosa) Calle de Mister Blisse en La Estrella (Foto Luis A. López Sosa)

Mister Blisse se afinca en La Estrella

Un vial del sector urbano de La Garita recuerda al comerciante y agricultor inglés

cojeda Domingo, 31 de Mayo de 2015 Tiempo de lectura:

Recorriendo las calles de la Urbanización La Estrella, al entrar por la Autovía GC-1, llegamos al inicio de la calle Mister Blisse, desde donde parte con orientación de Poniente a Naciente y, tras recorrer unos 400 metros, aproximadamente, va a finalizar confluyendo con la calle Clavel.

 

Por el Norte linda con la calle Clavel, mientras que por el Sur lo hace con la calle Alheli.

 

Esta nominación la encontramos por primera vez en los Censos de Habitantes y Edificios referidos al 31 de diciembre de 1970, forman parte del callejero que conforma el Distrito V, Sección VIII del mismo.

 

Dado el carácter “personal e histórico” de la nominación, la misma se encuentra tipificada en el Capítulo II, Artículos 5º y 6º del vigente Reglamento para la nominación de calles, plazas y lugares de dominio público. Esta nominación no cumple las recomendaciones de analogía previstas en la vigente reglamentación, habida cuenta de que en su mayoría las existentes en los demás viales se refieren a nombre de plantas y flores.

 

Sinopsis de la nominación

Mister Blisse fue un comerciante y agricultor inglés afincado en nuestras islas desde las últimas décadas del siglo XIX. Fue el primer agricultor que plantó el tomatero en nuestra isla, en una finca que poseía en la zona de El Mayorazgo, en nuestra localidad y de allí fue adquiriendo o arrendando otros terrenos a los cuales llevó el cultivo del tomate. Construyó un almacén de empaquetado del tomate en la zona de los Siete Puentes, en el cruce de la Carretera a la Higuera Canaria y La Primavera.

 

Con esta iniciativa se inicia el ciclo del cultivo del tomate en nuestra isla y con él la exportación principalmente hacia el Reino Unido, siendo el inicio de todo un imperio económico montado por este pionero.

 

El cultivo del tomate vino a paliar las carencias provocadas por el fracaso del cultivo de la cochinilla para la obtención de tintes naturales y posteriormente el cultivo del nopal para la cría del gusano de seda, propuesto éste último por el Doctor Gregorio Chil y Naranjo, significando un gran impulso a la economía canaria.

 

Tras la iniciativa de  Mister Blisse, aparece un nutrido censo de agricultores-exportadores del tomate, no sólo en nuestro municipio sino en todas las islas del archipiélago.

 

El ciclo agrícola del tomate tuvo gran auge hasta la tercera década del siglo XX, cuando esta actividad sufre un frenazo debido a que en la huerta murciana se dedican grandes extensiones a este cultivo, ahogando casi en su totalidad el mercado peninsular y condicionando el del resto de Europa.

 

Estas circunstancias hacen que surja el ciclo agrícola de la platanera y se repite la actividad de los cultivos extensivos, montándose una gran infraestructura hidráulica en su entorno, la construcción de más almacenes de empaquetado, construcción de estanques, redes de acequias o captaciones de agua en pozos, ampliando el abanico de ocupación de la mano de obra activa.

 

Llegada la mitad del siglo XX ambos cultivos caen en declive y se pierden los mercados peninsular y europeo, debido en parte a la nefasta política comercial de los gobiernos Insulares y el Nacional, trasladándose los grandes agricultores-exportadores canarios a Marruecos donde la mano de obra más barata deja mayor margen de ganancias.

 

Tras ello, cae sobre ambos cultivos los cupos de producción, impuestos por la Comunidad Económica Europea, precio que se paga desde las islas por la consideración de ser europeos de la España de los quijotes, a cuyo gobierno no importa nada vender nuestra economía.

 

A cambio se permite urbanizar todos esos terrenos que se dejaron de plantar y se monta como alternativa económica la de la construcción, el sector de servicios y el turismo, ligados todos ellos entre sí y abogados al fracaso en tres o cuatro décadas, al no existir un estudio de sostenibilidad y regulación del mercado, lo cual nos ha llevado a una crisis económica y a un alto censo de parados de ámbito histórico.

 

La condición de ser “europeos de estos españolitos”, la hemos pagado en gran parte los canarios y vemos como actualmente la Comunidad Económica Europea o el Mercado Común, permite libremente el paso de productos agrícolas traídos desde Marruecos o Argelia, en detrimento del mercado de los productos procedentes de nuestras islas, con unos precios no competitivos al ser producto de salarios de esclavitud, condición ésta que se fomenta por la Autoridad Europea con esa permisibilidad.

 

Lo verdaderamente lamentable es el engaño total que se hace permitiendo el paso de productos africanos al mercado europeo, un producto de inferior calidad tanto en el plátano como en el tomate, el pimiento o el pepino, pero está claro que la consideración de “la madre patria” hacia los que debiéramos ser considerados sus hijos isleños, deja mucho que desear, dado que no solo nos protege el mercado sino que colabora en que se nos lesione. Menos mal que solamente nos consideramos canarios y no españoles, sentimiento que no nos pueden robar, bastante han hecho históricamente.

 

Toponimia del lugar

La toponimia “La Estrella”, data de finales de la década de 1.950, fecha en la que se procede el inicio de la urbanización de los terrenos allí existentes, siendo éste el nombre dado al proyecto inicial de urbanización, que a partir de ahí define la localización de la zona.

 

Todo el sector estaba ocupado de extensas plantaciones de tomateros, los cuales llegaban  por la parte  Norte hasta Bocabarranco, por el Sur lindaban con el Barranco de Hoya del Pozo, al Naciente se encontraba la antigua Carretera al Sur (hoy Autovía GC-1) y por el Naciente lindaban con el Camino del Conde, que consistía en una pista de tierra que recorría todo el litoral marítimo de Norte a Sur, y que separaba estos cultivos del acantilado o de las playas.

 

Fue a principios de la década de 1.960 cuando se construye en la entrada a esta Urbanización de La Estrella, un restaurante que con el nombre de “Panamérica”, era el único referente que se encontraba en todo el trayecto desde Las Palmas de GC (San Cristóbal) hasta el Cruce de Melenara. Lo demás era un paisaje en la continuidad formado por  cultivos de tomateros y cereales, entre los que se cruzaban unos centenares de polvorientas carreteras de tierra, con empalizadas de cañas.

 

Más tarde se inicia la construcción del Hotel Estrella Mar, único establecimiento de hostelería existente en nuestro municipio durante varias décadas, hasta que cesó en su actividad y cerró sus puertas durante varios años, para luego ser reconvertido en Centro de Geriatría, servicio que presta actualmente.

 

Recuerdo de ese Hotel Estrella Mar, dos momentos muy importantes en mi vida:

 

El primero fue el almuerzo despedida a Don Manuel Amador Rodríguez, Hijo Predilecto de esta Ciudad, quien cesaba en su cargo de Alcalde-Presidente del M.I. Ayuntamiento de la Ciudad de Telde, y se incorporaba al de Delegado del Gobierno en la Isla de Fuerteventura.

 

El otro momento estuvo cargado de admiración y desengaño, de ilusión e incomprensión. Fue una visita que hicimos un grupo de jóvenes estudiantes a Don Fernando González Rodríguez, el poeta intelectual, quien se hospedaba allí en una de sus últimas visitas a la isla. Llevamos el borrador de una antología poética en la que interveníamos unos ocho jóvenes a modo de pretendida generación literaria, sucesora de la que él viviera en los inicios del siglo XX. La política editorial de la dictadura no nos permitió la publicación, como nos había advertido nuestro ilustre vecino.

 

Efemérides

Hoy se cumplen precisamente 170 años, de aquel 31 de mayo de 1845, día en el que en la parroquia madrileña de San Marcos, se estrena una “Salve” del compositor lagunero Eugenio Domínguez Guillén, a toda orquesta y dos coros. Era la primera gran obra de Domínguez, quien había nacido en La Laguna en el año 1822. Desde niño se dedicó a los estudios de solfeo y a la edad de 15 años lo nombran organista de la parroquia de La Concepción.

 

Después de oír la “Salve”, el príncipe Carini le propuso que se trasladar a Nápoles para mejorar su técnica. Allí escribió notables romanzas, como la dedicada a la princesa Carini, que cantó en el teatro de San Carlos el tenor Severini. El exceso de trabajo que desarrollaba Domínguez Guillén, terminó afectándole a su salud y, por consejo de sus amigos, decidió regresar a Tenerife para recuperarse. Sin embargo, la tisis que padecía se agravaría y al llegar a Cádiz, el día 1 de diciembre de 1846, fallece el compositor lagunero.

 

Un día tal como hoy, hace aproximadamente 104 años, concretamente el 31 de mayo de 1911, en Belfast (Irlanda), y ante una gran muchedumbre que vitorea y aplaude sin cesar, el trasatlántico Titanic es lanzado al agua para poder terminar la superestructura en el río Lagan, aún desprovisto de sus cuatro impresionantes chimeneas. Fue un acontecimiento a escala local, nacional e internacional. Allí estaban Lord y Lady Pirrie, así como el Alcalde Mayor y la Alcaldesa de Belfast. J. Bruce Ismay, presidente de la compañía White Star Line, era otro de los presentes.

 

El escritor Filson Young comentó que “no hubo ceremonia de bautismo como en los casos de celebración de botadura de embarcaciones menores”. En su lugar, se izó una bandera roja en la popa del barco. Diez minutos más tarde, a las doce y cuarto del mediodía, se lanzaron tres cohetes y la gran embarcación comenzó a moverse, gracias a veinte toneladas de grasa animal esparcidas por los canales de botadura. El Titanic entró en el agua rápida y elegantemente. Un reportero del Belfast News-Letter comentó que el barco ansiaba el bautizo que no había recibido por la falta de una ceremonia bautismal.

 

Nunca se hace justicia respecto al verdadero reconocimiento que se debiera tributar a ciertos personajes, que influyen de forma determinante en la vida de un pueblo. El caso de la iniciativa de Mister Blisse a iniciar el ciclo del tomate, supuso un revulsivo importantísimo en la economía de todo el Archipiélago Canario y sus efectos duraron algo más de cuatro décadas.

 

Lamentable es que la vida y obra de estos personajes, como el que hoy nos ocupa, pase desapercibida para gran parte de la población juvenil y no lleguen nunca a saber cuánto le pueden deber sus antecesores.

 

Conocer la zona de La Estrella, cuando eran solo terrenos de cultivos y ser testigo de la evolución urbanística que la zona recibió durante la década de 1960, te hace valorar sobremanera el engaño que supuso la alternativa de la fuente económica que se nos dio para eliminar el agro canario, sin ningún tipo de sostenibilidad que permitiera la seguridad de la ciudadanía.

 

Haber sido partícipe en el acto de homenaje y despedida de Don Manuel Amador Rodríguez, cuando cesó en su condición de Alcalde de nuestra ciudad para ocupar el cargo de Gobernador Civil en Fuerteventura, me hace ahora valorar la importancia de aquel acto por un lado y la gran estima que siempre tuve al Sr. Amador Rodríguez, salvando siempre las distancias entre el Alcalde y el Empleado Municipal.

 

La sensación de respeto y timidez que sentí al estar en presencia de Don Fernando González Rodríguez, la amabilidad de sus palabras y la contundencia de su sanción respecto al futuro que nos esperaba, que más tarde pudimos comprobar su veracidad con cruda certeza.

 

La grandeza artístico-musical del lagunero Eugenio Domínguez Guillén, las vicisitudes que hubo de pasar respecto a su salud, el afán de seguir componiendo nuevas obras y la traición de la muerte a una temprana edad, allá en Cádiz. Sólo había vivido 24 años, no sabemos cuán grande hubiese sido su producción artística de haber vivido varias décadas más.

 

Parece que el destino se cebó con el Trasatlántico Titanic, desde el día de su botadura, parece que el hecho de no haber sido bautizado como cualquier otra nave, le encaminó ya a su fatal final, un final que desgraciadamente se produce en su propio inicio en el servicio para el cual fue creado. Dio la impresión que fue una cura de humildad a la prepotencia de muchos que marcaron su designio y una contradicción a la famosa frase de “Ni Dios me hunde”.

 

Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, para dirigirnos a otro lugar, nos vamos con rumbo de Poniente, al barrio de Lomo de Bristol, donde visitaremos la calle Mocán y aprovecharemos el paseo para conocer su entorno de su ubicación y las características de esta especie arbórea, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras tanto.

 

Sansofé. 

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