Hoy nos hemos ido en busca de la calle Miguel Carera González (Tito), en el barrio de San Gregorio, concretamente en la zona denominada Urbanización Picachos, que se encuentra en medio de los sectores de La Mareta y El Contrapeso, es un vial que orientado de norte a sur, se inicia en la Rambla Pedro Lezcano Montalvo, desde donde, tras un recorrido de unos 120 metros lineales, va a finalizar a la calle José Navarro Sánchez “El Rubio” (Luchador).
Por su lado del poniente linda con la calle Obispo Verdugo y por el lado del Naciente lo hace con la calle Juan Castro Morales (Luchador).
Esta nominación es aprobada por el Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el día 20 de septiembre de 2001, formando parte del Callejero que compone el Distrito II, Sección VII del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
Esta zona, que es la expansión del Casco Urbano hasta lindar con la Autovía de Circunvalación, se encuentra actualmente a medio construir, ya que, la crisis económica mundial, ha ocasionado el paro casi total en la construcción, encontrándonos solares sin edificar en los que nacen las tabaibas y otros arbustos autóctonos sin orden ni control, denunciando el abandono del espacio.
Sinopsis de la nominación:
Miguel Cabrera González, conocido popularmente como “Tito”, fue un destacado deportista teldense en el ciclismo de todo el Archipiélago canario.
Nació en la ciudad de Telde, el día 27 de abril de 1937, en el seno de una humilde familia de carpinteros.
Su destacada vida deportiva la llevó a cabo entre los años 1958 y 1964, brillando como uno de los mejores deportistas canarios por su constancia y preparación física, todo a nivel particular, ya que, por aquel entonces no existían apoyos de casa comerciales o desde la Administración para el fomento del deporte.
Tito era un ciclista que no tenía una especialidad determinada, ya que, no era sprinter, especialista en montaña o contrarrelojista. Era simplemente bueno en casi todas ellas, pero su constancia y condiciones físicas hicieron que como conocedor de la orografía canaria, aprovechara tales dotes para lograr de forma continuada sus triunfos.
Su alto rendimiento medio en cada una de las especialidades le hizo prácticamente invencible. Cuando decidía emprender una escapada del pelotón de cabeza, elegía el momento en el que la fatiga agobiaba al resto de los participantes, los cuales le veían partir en solitario hacia la meta con destacada ventaja, acciones que le llevaron al éxito en múltiples ocasiones durante cerca de seis años seguidos en todo el archipiélago.
Era una época en la que las competiciones de vuelta de ciclismo a las diferentes islas provinciales o “El Trofeo del Condado de la Vega Grande”, revestían de colorido el paisaje de nuestras islas, creando una expectación generalizada en una sociedad carente de eventos culturales-deportivos, marcando una página importante en nuestra historia.
Tanto Miguel como su hermano Adolfo, también ciclista, ejercían la profesión de carpinteros con su padre.
Miguel Cabrea González “Tito”, falleció en nuestra ciudad, aquejado de una larga enfermedad el día 3 de diciembre de 1994, a la edad de 57 años, dejando tras de sí un hermoso recuerdo deportivo y como buena persona, noble y humilde, nunca se ufanó de sus logros ante sus rivales.
En su época fue toda una figura que no trascendió del ámbito regional por la falta de apoyos a este deporte por parte de la Federación Nacional, que limitaba sus aportaciones a equipos y deportistas de la península, seguíamos siendo la cenicienta en la película de “la madre patria”.
Siempre se dijo que gran parte del éxito de Miguel en este deporte, se lo debió siempre a su hermano Adolfo, quien inicialmente iba remontando y tirando del grupo de cabeza para conseguir agotar a los componentes, tras los cuales se refugiaba Tito, el cual elegía siempre las zonas más escarpadas para mostrar su preparación física y dotes de escalador y así escaparse hasta la meta, a la cual solía llegar con ventaja de hasta diez minutos sobre el resto de los competidores.
Toponimia del lugar:
Este sector del barrio de San Gregorio es conocido como la zona del Campillo, que no es otra cosa que el nombre con el que se conocía desde el año 1.527, la zona situada al Sur del Callejón del Castillo y de la cual le separaba la carretera que iba a Melenara.
Todo el sector fue una frondosa finca propiedad de Don Francisco de Carrión, según documentos fechados en la primera mitad del siglo XVI. Esta gran finca se subdividió a finales del siglo XVIII entre otros tantos propietarios.
El trazado de la actual calle Campillo, fue en su momento el camino principal de acceso a dicha finca y se llamó hasta principios de la década de 1.960 Camino del Campillo, hasta que llegada esa década se ve lindando por su lado del Poniente con la entonces Finca Don Santiago Ascanio Montemayor, dentro de la cual queda el vial que hoy nos ocupa una parte y otra en la mencionada Finca del Campillo.
Aunque en manos de diferentes propietarios, toda esta extensa zona que lindaba por el Sur con el Barranco de Las Bachilleras e iba por el Naciente hasta La Fonda, fue muy frondosa y propia para el cultivo de plataneras, papas, hortalizas, aguacateros, etc., todos ellos cultivos de regadío.
En su extensión podíamos encontrar estanques, pozo de captación de agua, cantoneras y acequias, que daban vida a la labor agrícola que en la misma se desarrollaba, y de la cual vivían bastantes familias.
Hoy te encuentras paredes de piedras derruidas, edificaciones ruinosas, estanques vacíos y llenos de basura, cantoneras y acequias que no se usan, pero que nos siguen hablando de lo hermoso que fue el lugar en cierta época, aunque hoy no se cuide nada de ello y se deje perder en el olvido, como algo que nos denuncia la falta de coherencia para con nuestra propia identidad.
Hoy contemplas desolación y abandono, surcos vacíos y medio derruidos, frutales secos junto a las acequias por donde discurre la ausencia del agua, por que ya no se riega nada, no se planta nada en estas tierras que sólo parecen una parodia bucólica de lo que en otros tiempos fuera.
La Finca del Campillo, a finales de la década de 1970, se ve partida por el trazado de la Autovía de Circunvalación al Casco Urbano, de Norte a Sur, resultando dos zonas bien definidas al Naciente y al Poniente de la misma.
La zona del Poniente se encuentra hoy en pleno proceso de Urbanización aunque bajo la denominación de “Urbanización Picachos”, llegando a lindar por la parte del Poniente con la zona de Arauz y por el Naciente con la mencionada Autovía de Circunvalación.
Actualmente se encuentra edificada en casi un 60% y supone la zona de expansión más moderna del Casco Urbano por su extremo del sureste.
La zona que comprende desde la Autovía de Circunvalación y que en dirección Poniente-Naciente llega hasta el sector de La Fonda, esta constituida por una serie de fincas sin cultivar que reflejan la imagen del pasado inmediato.
Esta zona es el testimonio de la decadencia de una época agrícola muy fructífera, donde la nostalgia de un pasado que se vivió hace menos de medio siglo, queda prendido en las paredes de piedra seca derruidas, los canales de riego destruidos que ya no conducen agua o los surcos vacíos.
Esperamos que los urbanistas del consistorio prevean un amplio cordón de protección al Casco Urbano, en el cual la vegetación impida la continuidad de las edificaciones, y que sirva para renovar el aire tan necesario en nuestras vidas. Mención aparte merece la belleza de la estética paisajística que puede envolver u ocultar las moles de bloques y hormigón, que han venido sustituyendo a las plataneras que antaño existían.
A lo mejor tenemos la suerte de que a algún político de turno se le ilumine la sabiola y piense en la necesidad de crear un Parque Temático alegórico a lo que fuera la Vega Mayor de Telde, la vegetación que en la misma se cultivaba y el entramado hidráulico de que dispuso. Hay gente nueva que no ha visto nunca un sifón, una cantonera, una acequia, un cultivo de plataneras, etc., aún estamos a tiempo de hacer un pequeño museo y recrear, para conocimiento de las nuevas generaciones, todo aquello que dejamos perder. Pero bueno... se tendría que ser honesto y valiente, al respecto.
Efemérides:
Hoy se cumplen precisamente 367 años, de aquel 30 de abril de 1648, día en el que nace en Santa María de Guía, Catalina de San Francisco García Ugarte, en el seno de la familia formada por Andrés García de Balboa y María Ugarte, quienes además tuvieron dos hijas más, también ambas dedicadas a religiosas, una de ellas Bernarda y las otras dos Clarisas, en el convento de San Bernardino de Sena. Ingresa en el convento el 31 de enero de 1676 y tras tomar los hábitos el 2 de febrero del mismo año, pasa a llamarse Catalina de San Mateo de la Concepción, profesando el día 3 de febrero. Una mujer de carácter muy fuerte en la regencia conventual, con ayunos largos que se auto imponía, terminó por enfermar de epilepsia y desfallecimientos continuos.
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 226 años, es decir el 30 de abril de 1789, George Washington, que ha sido el comandante en jefe que ha llevado a la victoria al Ejército Continental para lograr la independencia de los Estados Unidos, se convierte en el primer presidente de la Unión. Estará en el cargo hasta marzo de 1797. George Washington, nació en Westmoreland, Virginia, América británica, el día 22 de febrero de 1732 y falleció en Mount Vernon, Virginia, Estados Unidos, el día 14 de diciembre de 1799, fue el primer Presidente de los Estados Unidos entre 1789 y 1797 y Comandante en Jefe del Ejército Continental revolucionario en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (1775–1783). En los Estados Unidos se le considera el “Padre de la Patria”. Washington empezó a ganar condecoraciones armando tropas de la colonia de Virginia para apoyar al Imperio Británico durante la Guerra Franco-Indígena (1754-1763), un conflicto que él inadvertidamente ayudó a iniciar.
Con la imagen que ahora me ofrece el amanecer, que seguramente desde los inicios de los tiempos se habrá repetido miles de veces, se me ocurre pensar en la importancia que, en mayor o menor medida, tienen las personas en relación con la sociedad en la que les ha tocado vivir.
Hay unas personas que destacan sobremanera por sus cualidades, cual es el caso de Miguel Cabrera (Tito), pero que seguramente éste no hubiese desarrollado una carrera deportiva tan brillante, de no contar con el trabajo demoledor que inicialmente realizaba su hermano Adolfo, el cual sacrificaba casi siempre el triunfo a favor de su hermano menor. Adolfo entraba en la meta en el lugar décimo y muy desaventajado respecto a Tito.
Era tal vez, una trabajo de equipo, aunque siempre el triunfo y la fama la llevo Miguel, quien explotaba sus cualidades al máximo. Era un niño grande, de baja estatura y delgado, pero con una resistencia asombrosa, al que era fácil verle entrenar subiendo la cuesta de El Goro, con una mochila cargada con más de 20 kilos de peso, fortaleciendo así su resistencia y sus pies.
Estas facultades le permitían realizar las proezas en las ascensiones y perderse del pelotón inicial, ya destrozado por Adolfo anteriormente. Ni que decir tiene la velocidad que tomaba tanto en las bajadas y como en los llanos, que era lo que propiciaba luego aquellas ventajosas situaciones finales. A cambio, Adolfo no destaco nunca e incluso no ha sido tenido en cuenta jamás en el reconocimiento de los deportistas teldenses o canarios, por eso mismo, desde aquí quiero romper una lanza en su favor, en favor de aquel sacrificio, de su honestidad y su nobleza.
Suele darse la circunstancia, que el desconocimiento de la historia, de las personas que han vivido en nuestro entorno o de los hechos que realmente ocurrieron en su momento, nos hace parecer además de incultos para con lo nuestro, quedando como unos perfectos extraños, tan extraños que cuando nos enteramos de la verdad, nos llegamos incluso a sorprender.
No queremos ni pretendemos en ningún caso restar mérito alguno a la carrera deportiva de Miguel Cabrera González (Tito), pero si perseveramos en el reconocimiento de quien propició tales méritos, con una labor callada y cuasi anónima… su hermano Adolfo, sin cuyo concurso, de igual forma las cosas hubiesen sido bien distintas.
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, para dirigirnos a otro lugar, con la gena a la espalda, tomamos el rumbo hacia el Poniente y nos vamos al barrio de Lomo de la Herradura, a fin de visitar la calle Miguel Calderín Liria (Kimbo), con el fin de saber algo más del lugar de su emplazamiento y sobre histórico deportista teldense, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos, cuídense.
Sansofé.
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