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El escritor Mesonero Romanos se pasea por las calles de La Pardilla

El barrio teldense de San Isidro recuerda al autor de 'Escenas matritenses'

ainhoa1 Jueves, 23 de Abril de 2015 Tiempo de lectura:

Con esta fresca mañana nos hemos ido de paseo al barrio de San Isidro (La Pardilla), donde vamos en busca de la calle Mesonero Romanos. Su inicio lo encontramos en la calle Raimundo Lulio desde donde parte con orientación Norte-Sur y, tras recorrer unos 390 metros, aproximadamente, va a desembocar a la Avenida de la Paz, ya en el barrio de Las Remudas.

 

Por el Naciente linda con las calles Guillermo Marconi, el Paseo Esperanza Hernández Talavera y la calle Victoria Kent, mientas que por el Poniente linda con las calles Shakespeare y Sor Carmen Peña Pulido.

 

Esta nominación aparece por primera vez en documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1965, desconociéndose con exactitud la fecha de su aprobación al carecerse de la documentación pertinente.

 

Desde esa fecha pasa a engrosar las calles que componen el Callejero del distrito 5º, sección 3ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.

 

Sinopsis de la nominación:

Ramón de Mesonero Romanos, nació en Madrid, el día19 de julio de 1803, en el seno de una influyente familia madrileña y, falleció también en su ciudad natal el día 30 de abril de 1882. fue un escritor español. Sus estudios históricos y artículos de costumbres dedicados a la capital española le hicieron acreedor de los títulos de cronista y bibliotecario perpetuo de la villa de Madrid. El Trienio Liberal marcó profundamente al autor con su atmósfera liberal y revolucionaria, a tal extremo que se alistó como miliciano nacional con apenas dieciocho años. Por entonces publicó sus primeros cuadros de costumbres: “Mis ratos perdidos o ligero bosquejo de Madrid” en 1820 y 1821.

 

En el campo literario, se interesó sobre todo por Leandro Fernández de Moratín, Bartolomé José Gallardo y Sebastián de Miñano, y leyó a los dramaturgos del Siglo de Oro: Tirso de Molina, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Agustín Moreto o Francisco Rojas Zorrilla. También fue un entusiasta de la ópera italiana. Fue distinguido miembro de la tertulia de «El Parnasillo» y formó parte de la llamada «Partida del Trueno»: José de Espronceda, Ventura de la Vega, Patricio de la Escosura, Miguel de los Santos Álvarez, Mariano José de Larra, Romero Larrañaga, Pelegrín, Segovia, entre otros románticos de espíritu ilustrado, artistas, dramaturgos y empresarios. El más unido a Mesonero fue quizá José María Carnerero, periodista y dramaturgo, que lo introdujo en los medios periodísticos más importantes de la época. Juan Grimaldi, director del teatro del Príncipe y autor de la célebre comedia de magia “La pata de cabra”, fue otro de los colegas del «El curioso parlante», sobrenombre con el que Mesonero firmaba sus escritos.

 

Por entonces empezó a experimentar inquietudes urbanísticas. El cambio que experimentó Madrid durante estos años fue motivo para numerosas salidas al extranjero con curiosidad por la fisonomía urbana que impera en distintos contextos geográficos. Desde agosto de 1833 a mayo de 1834 Mesonero Romanos viajará a Francia. Sólo parcialmente han llegado hasta nosotros los “Fragmentos de un diario de viaje”, publicados por los hijos del escritor en el centenario de su nacimiento. Su segunda salida al extranjero queda reflejada en su obra “Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica”; sin embargo recorrió muchos otros reinos de Europa en tiempos de la regencia de María Cristina, tal como consta en los “Trabajos no coleccionados” publicados por sus hijos.

 

Redactó con Estébanez Calderón el periódico “Cartas Españolas” y en el periodo comprendido entre 1845 y 1850 se dedicó al Ayuntamiento de Madrid como concejal. Su “Proyecto de mejoras generales”, leído en la sesión de la Corporación municipal el día 23 de mayo de 1846, supuso una auténtica remodelación del Madrid de la época. Años más tarde redactó nuevas “Ordenanzas municipales” que rigieron largo tiempo.

 

Después inició una intensa actividad literaria: hizo ediciones de los dramaturgos contemporáneos y posteriores a Lope de Vega y Rojas Zorrilla para la Biblioteca de Autores Españoles, y fue cronista oficial a partir del 15 de julio de 1864. También colaboró en “El Indicador de las Novedades”, “El Correo Literario y Mercantil”, “Cartas Españolas”, “Revista Española”, “Diario de Madrid” y en la revista “Semanario Pintoresco Español”, de la que fue fundador. Ingresó en la Real Academia el 3 de mayo de 1838 como académico honorario y el 25 de febrero de 1847 como miembro de número. Fue un activo ateneísta y bibliotecario nombrado a perpetuidad por el Ayuntamiento, que más tarde compró su biblioteca por 70 000 reales. Vecino de la plaza de Vázquez de Mella, de su inicial liberalismo evolucionó al conservadurismo que se percibe en sus “Memorias de un setentón”.

 

Toponimia del lugar:

La toponimia “La Pardilla”, según aseveraciones del Dr. Hernández Benítez, en su obra titulada “Telde”, publicada en el mes de mayo del año 1958, viene de ser un lugar en el que abundaban una especie de aves similares a la perdiz y a la que vulgarmente se llamaba “pardilla” por el color de su plumaje.

 

Inicialmente fue el nombre de una gran finca hasta que se fueron extendiendo las edificaciones que en el interior e inmediaciones de la misma habían, llegándose a juntar con las de la zonas de La Taborda y la Angostura, que a su vez fueron el nombre de otras dos fincas donde se formaría el barrio de San Isidro.

 

El origen de los asentamientos en la zona, se producen en la primera mitad del siglo XIX, cuando con motivo de la dispersión de la población desde la zona central del casco urbano hacia los extrarradios, se crea el lugar denominado El Tabaibal.

 

En poco más de cien años, el lugar que se llamara El Tabaibal crece hacia el Naciente dando lugar a la formación del barrio de San Isidro y hacia el Poniente, creando el barrio de San Antonio.

 

Por el sistema constructivo de las edificaciones de ambos barrios, nos atrevemos a asegurar que el barrio de San Antonio se consolida en los inicios de la segunda década del siglo XX.

 

El barrio de San Isidro en cambio, ofrece edificaciones más modernas, que en su mayoría datan mediados del siglo XX, si bien se localizan algunas del período referido anteriormente, como inicio de los asentamientos.

 

En cualquier caso, el arquetipo urbanístico inicial se fundamentó en una edificación en interior de una gran finca, que con el tiempo fue recibiendo edificaciones más modestas en los aledaños para formar pequeños núcleos, más tarde estos núcleos se expanden a ambos lados de la carretera principal y alguna que otra calle transversal dando origen al barrio propiamente dicho.

 

Con el paso del tiempo, encontramos que los barrios de La Pardilla, San Isidro y San Antonio han crecido hacia el Naciente y el Poniente, con edificaciones modernas y ha llegado a formar una continuidad casi completa de edificaciones.

 

Las toponimias de Las Ánimas, Ponce, La Taborda, Alcaravanal o El Tabaibal, han quedado en segundo plano, e incluso llegaron casi a desaparecer de la Nomenclatura Municipal, pero hace unas décadas se han vuelto a rescatar con la calificación de “lugares” en los cuales existen parte de las fincas que llevaron originalmente esos nombres, como testimonios mudos de una historia de hace tan sólo un siglo.

 

Efemérides:

Un día tal como hoy, hace ahora mismo 667 años, es decir el 23 de abril de 1348, en el castillo de Windsor (Inglaterra) el rey Eduardo III crea la Nobilísima Orden de la Jarretera, la más antigua de las órdenes de caballería inglesa. Muy poco se sabe a ciencia cierta sobre los orígenes y finalidad de la orden y del significado de sus emblemas, ya que los registros más antiguos se han perdido en sucesivos incendios. La leyenda más conocida es la que cuenta que el rey Eduardo III, durante un baile que ofrecía posiblemente en el Palacio Eltham, bailaba con Juana de Kent, quien luego llegaría a ser la primera Princesa de Gales. A ésta, mientras bailaban, se le cae la liga que llevaba en la pierna, a lo que el rey la levanta rápidamente, para evitar la vergüenza de la joven, y coloca en su propia pierna, el rey dice la frase que quedaría como lema de la orden: «Honi soit qui mal y pense» («Que se avergüence aquél que de esto piense mal»).

 

Un día tal como hoy, hace ahora mismo 70 años, es decir el 23 de abril de 1945, durante la Batalla de Berlín, una de las últimas de la II Guerra Mundial en Europa, las tropas soviéticas terminan de rodear por completo la ciudad de Berlín (Alemania), estrangulando y eliminado progresivamente a los defensores compuestos principalmente de unidades de la Wehrmacht, de las Waffen-SS, Juventudes Hitlerianas, Ejército del Pueblo, ancianos reclutados en el Volkssturm, policías, veteranos de la Primera Guerra Mundial y algunos holandeses, daneses, noruegos, suecos y franceses voluntarios. Las fuerzas totalmente dispersas y casi sin armamento están al mando del General Weidling, comandante del 56 Regimiento de Artillería, que rendirá finalmente Berlín el 2 de mayo, dos días después del suicidio de Hitler y parte de su cúpula.

 

En la historia de la humanidad existen muchos ejemplos de la negatividad que puede incidir sobre el ser humano, cuando éste tiene comportamientos e ideas extremistas, cuando no deja margen a la tolerancia o no respeta los derechos de las demás personas.

 

Pero he aquí, que si haces un análisis bien detallado de la situación de estos personajes, suelen ser gente de pocas convicciones y carentes de razonamientos o fundamentos que puedan convencer a quienes van dirigidas sus acciones, pero que están dotados momentáneamente de un poder de convicción que arrastra masas, tal vez o casi siempre, con menos inteligencia que el propio protagonista y por consiguiente, le siguen como borreguitos o autómatas. Aunque entre ellos puedan existir un gran número de individuos que acatan los dictados por conveniencia y sin convicción, aprovechándose del momento o por la cobardía de no enfrentarse a una mayoría de fanáticos.

 

Esas pudieron ser las circunstancias que rodearon la ideología nazi y las burradas y atropellos que cometieron por toda Europa y en especial contra la raza judía. Lo que si causa risa es la pretensión de un enano demencial como Adolf Hitler, de fomentar una raza aria perfecta de gente rubia, alta, guapa y atlética, todo lo contrario de lo que realmente era él.

 

Si hubiese tenido un mínimo de dignidad y honestidad sobre las cosas que hacía y decía, mandando al frente de batalla a todos aquellos alemanes que no tuviera bien definidos los rasgos arios, tal vez en la primera fila debió figurar él, pero lo que hizo fue rodearse de aquellos fanáticos genocidas y esconderse tras el poder que le fue otorgado, por conveniencia de unos pocos inteligentes que manejaron las masas.

 

No creo que todo el pueblo alemán estuviera de acuerdo con sus dictados y menos aún con la doctrina genocida contra el pueblo judío, entre los cuales había muchos de nacionalidad alemana, pero a río revuelto…ganancia de pescadores y muchos antes de enfrentarse con honestidad a la realidad, prefirieron mirar hacia otro lado.

Este tipo de comportamientos extremistas e intolerantes, son los que arrastran a los pueblos a las contiendas bélicas y a dar contenido a la “historia negra y vergonzosa” de la humanidad.

 

Pero lo que es irracional hoy en día, es que existan jóvenes de familias acomodadas, que no son tan siquiera europeos, que gozan de un estatus social y económico sobrancero, pero que comulgan con las ideas genocidas transmitidas por gente de dos generaciones anteriores, gente que cuando acababa la II Guerra Mundial, cobardemente huyeron a otro continente, precisamente para no rendir cuentas de las burradas y crímenes cometidos, hoy son dioses para nuevas mentes enanas, a las cuales me gustaría ver por un momento, en el otro lado del extremismo que irracionalmente pregonan.

 

Dejamos aquí nuestra caminata de hoy guardamos en nuestra gena todo lo positivo que hayamos podido tratar y, emprendemos una nueva caminata, esta vez tomamos rumbo hacia el Naciente, nos vamos al barrio de La Garita, para visitar allí la calle Miguel Ángel, a fin de saber algo más del lugar de su emplazamiento y sobre este arquitecto, pintor y escultor italiano, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto cuídense.

 

Sansofé.

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