Paseamos hoy por el barrio de San Gregorio, concretamente por la zona de Los Picachos, donde vamos en busca de la calle Matías Zurita, encontrando su inicio en la calle Picachos, desde donde con orientación Norte-Sur y, tras recorrer unos 230 metros, aproximadamente, va a finalizar a la Rambla Pedro Lezcano Montalvo, tras cruzarse con la calle Campillo.
Linda por el Naciente con la calle Juan Negrín, mientras que por el Poniente lo hace con la calle Santiago Ascanio Montemayor.
Esta nominación aparece por primera vez en documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1955, formando desde entonces parte del Callejero que compone el Distrito II, Sección VII del mismo. Se desconoce la fecha exacta de su nominación al carecerse de documentación al respecto.
Es una zona de crecimiento del Casco Urbano hacia el Sur de la calle Los Picachos, la cual se inicia a mediados de la década de 1960, estando actualmente sin saturar, ya que, quedan muchas parcelas aún sin edificar hasta llegar a lindar con la Autovía de Circunvalación del Casco Urbano.
Sinopsis de la nominación
Matías Zurita Cruz, nació en la ciudad de Telde, el día 13 de diciembre de 1751, en el seno de una familia de acomodados agricultores.
Desde muy joven sitió grandes inquietudes por el mundo de la política llegando a ser un destacado líder absolutista en la localidad, acaudillando las facciones opuestas a la constitución doceañista y también contra el movimiento liberal, quera abiertamente opuesto al absolutismo político.
Ya en el año 1808, había dado muestras de su radicalismo absolutista, marchando sobre la capital con un nutrido grupo de adictos, para presentar quejas contra la autoridad establecida.
En el mes de abril del año 1823, el duque de Angulema, trataba de imponer a la fuerza con un ejército, el absolutismo en el país y tanto aquí en las islas como en el resto del Estado Español, al bando absolutista pertenecían la clase más poderosa económicamente y la mayoría del clero.
Con plenos conocimientos de la situación generalizada y con el fin de acelerar la inevitable revuelta, por todos los pueblos se fueron promoviendo motines y alzamientos contra el poder constitucional establecido, con capitanía general en la isla de Tenerife.
Los pueblos de la zona sur de la isla de Gran Canaria, estaban capitaneados por José Urquía, Juan Gordillo y Matías Zurita y habían acordado la fecha del día 8 de septiembre como fecha del alzamiento, con la pretensión de asaltar la capital, destituir a las autoridades y además proclamarse independientes del poder radicado en la isla tinerfeña.
Desde Tenerife viene una compañía de granaderos al mando de Rodrigo Fernández Castañón, los cuales abortaron un intento de insurrección en los pueblos del norte de la isla. Posteriormente marcharon sobre la zona sur, concretamente sobre Telde, dotados de caballería y algunas piezas de artillería.
Los dos bandos se encontraron en los altos de Cendro, lugar en el que habían acampado los absolutistas de la zona sur, apoyados por un regimiento procedente de la propia ciudad de Telde.
Antes de iniciarse la batalla se llevaron a cabo breves conversaciones, tras las cuales los regulares del regimiento del sur se pasaron con sus pertrechos al bando constitucional, dejando a la zozobra al regimiento de Telde, en el cual ante la superioridad numérica y armamentística del enemigo, dudaron en presentar batalla o huir, optando una gran mayoría por lo segundo. Después de unos pocos disparos se dio por terminada la refriega.
Las tropas constitucionales de Fernández Castañón, bajaron hasta la plaza de San Juan, donde montaron su campamento y tomaron diversos presos entre los sublevados, siendo Matías Zurita encarcelado y en juicio sumarísimo fue juzgado y condenado a muerte.
Cuando contaba la edad de 72 años, Matías Zurita Cruz, fue ajusticiado el día 13 de septiembre de 1823, siendo fusilado en la propia plaza de San Juan. Al parecer el septuagenario absolutista, momentos antes comentó: “¡Cuanta gente para ver morir a un hombre!”.
Esta ejecución, hasta entonces había sido infrecuente durante toda la historia de Canarias y fue considerada excesiva e injusta su resolución, lo que ocasionó durante un largo tiempo una desagradable conmoción en la población teldense.
Luego se cuenta, no sabemos si como historia o leyenda, que el hijo de Matías Zurita, tomó la camisa azul de su padre, ahora ensangrentada y la ató a un mástil, alegando que aquellos serían los colores de la bandera del municipio.
Estos extremos no se mencionan para nada en la descripción literal de la heráldica municipal, que si aluden al azul del mar y al rojo fuego de los volcanes que formaron las islas, con lo cual el alegato de la camisa ensangrentada carece de fundamento histórico alguno.
Toponimia del lugar
En este sector, donde se ubica el vial que nos ocupa, a unos 200 metros hacia el Naciente, existe actualmente, aunque en total desuso, un complejo de cantoneras que en su día tuvieron una gran importancia en la distribución de las aguas procedentes del llamado “estanque de Los Picachos”, propiedad de la Heredad de Aguas de la Vega Mayor de Telde y que regaban los cultivos existentes hasta la zona costera, así como el estanque en cuestión y las ruinas, cada vez más abandonadas, del ingenio de moler caña de azúcar de Los Picachos, cuya conservación al parecer no importa a nadie. Es un conjunto de cosas que nos hablan del pasado glorioso, que debemos conocer, proteger y respetar, como legado generacional.
Para encontrarnos con la toponimia del barrio de “San Gregorio”, hemos de remontarnos al año 1485, fecha en la que mandara construir Alonso Rodríguez de Palencia una ermita, para atender el servicio religioso de los esclavos y libertos que moraban en barracones de uso común o chozas individuales, respectivamente, ocupados en su gran finca donde se cultivaba la caña de azúcar y en el ingenio que allí construyera. Fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y antes de finalizar el siglo XV, una vez cumplidas las condiciones iniciales establecidas en la data, Alonso Rodríguez de Palencia vende el ingenio ubicado en Los Picachos y la finca del entorno al portugués Gonzalo de Jaraquemada.
La configuración del terreno, una explanada llana y el apellido de su nuevo dueño, hacen que surja la toponimia-antroponimia de “Los Llanos de Jaraquemada”, la cual perduraría durante varios siglos, aunque la misma quedaría reducida simplemente a “Los Llanos”, para definir esta zona al Poniente del barrio de San Juan, toponimia que aún se sigue empleando por muchos de los naturales del lugar.
La ermita de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, amenazaba ruina en el año 1700 y fue reconstruida por los propios vecinos del barrio, manteniendo su orientación de Sur a Norte, pero en el año 1777, se inicia la construcción del nuevo templo, mediante proyecto del arquitecto Diego Nicolás Eduardo. Este nuevo templo de estilo neoclásico, extraordinaria capacidad y regio porte, despierta el entusiasmo de los vecinos que se vuelcan en donativos y trabajos para su construcción.
En el año 1847 tiene lugar la segregación de la Parroquia matriz de San Juan Bautista, por demanda del aumento poblacional del barrio de Los Llanos, pero hemos de llegar al año al año 1866, para ver como se finaliza la construcción del templo neoclásico, que orientado de Naciente a Poniente ofrece una simple y elegante fachada presidida de un frontón principal de medio punto, un amplio y luminoso interior dividido en tres naves, separadas por dos columnas rematadas por arquería de medio punto, que es puesto bajo la advocación de San Gregorio Taumaturgo como patrono, quedando Nuestra Señora del Perpetuo Socorro como copatrona.
Este nuevo templo se convierte en el centro urbano del barrio que a partir de ese entonces pasa a denominarse oficialmente como “barrio de San Gregorio”, si bien la antigua denominación de “Los Llanos” se sigue empleando por los vecinos que hemos nacido en el mismo.
La nostalgia del recuerdo en el paso del tiempo, es el estadio donde se encuentran las vivencias del pasado con las añoranzas del futuro, es ahí donde el alma ha de reconocer el fruto de la entrega de todos aquellos que ya no están y que de alguna forma han colaborado en lo que ahora tenemos o somos.
Ellos fueron los mediadores de aquella frondosa Vega Mayor de Telde y de la riqueza que la misma dio al municipio. Conocimos el final de esa prosperidad y hoy se nos arranca el alma al ver como el agua ya no discurre por las acequias, los pocos terrenos que quedan ya no se cultiva, las paredes de piedras secas están medio derruidas y como de los surcos vacíos, brota el lamento del recuerdo y la añoranza, de un ayer inmediato.
Todo se fue al traste con la entrada en la Comunidad Económica Europea, con los cánones de producción que reduce o coarta aquella y con la permisividad de entrada de productos procedentes de países no pertenecientes a la comunidad, más baratos por trabajarse con salarios de esclavitud y desplazar por la conveniencia económica a los propios socios comunitarios. Pero bueno... somos europeos, es un logro que se pretendía hace más de cuarenta años por parte de los españoles, aunque realmente, ahora... no sabemos para qué diablos nos sirve, si a cambio hemos perdido nuestra identidad, nuestra autosuficiencia y muchas otras cosas más.
Concretamente esta zona donde estamos ahora y hasta llegar al camino de El Contrapeso, era un conjunto de hermosas fincas de plataneras, la “Finca del Campillo” propiedad del Sr. Sosa y otras más, las cuales sufrieron la pérdida del mercado europeo para la exportación de sus productos, con lo cual se urbanizaron las tierras y ahora se construyen de una forma especulativamente reglada.
Efemérides
Un día como hoy se cumplen 386 años, de aquel 15 de marzo de 1629, fecha en la que el rey Felipe IV, nombra a Juan de Rivera Zambrana en el cargo de capitán general de Gran Canaria, al considerarlo persona capaz de garantizar la seguridad y gobierno de la isla. Las constantes embestidas de los "enemigos de la Corona de España" unidas al aumento de la piratería en aguas cercanas al Archipiélago y al cambio político que conllevó el fallecimiento de Felipe II en 1598, hicieron que el monarca sucesor, Felipe III, recuperara la imagen del capitán general en las Islas y designara como tal a Francisco González de Andía en 1625. No obstante, el papel de González de Andía fue transitorio y duró un solo año. En 1629, con el nombramiento de Juan de Rivera y Zambrana como nuevo capitán general se restituyó oficialmente este cargo en Canarias.
Hace ahora mismo 6 años, es decir el 15 de marzo de 2009, en las elecciones generales celebradas en El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla salvadoreña, conquista la presidencia de la República al lograr un triunfo histórico desde que hace dos décadas abandonara la lucha armada y firmara los acuerdos de paz que pusieron fin a la contienda civil. Nada más confirmarse su ajustada victoria (el 51,3% de los votos frente al 48,7% que obtiene la derecha), su candidato, el periodista Mauricio Funes, comparece ante la opinión pública escoltado por los viejos comandantes guerrilleros, visiblemente emocionado. Asumieron sus funciones el 1 de junio de 2009, al concluir el mandato del presidente Elías Antonio Saca González.
Ahora, contemplando este amanecer desde la Punta de Malagatos, al sur de la Playa de Tufia, con las penumbras aún por aclarar en este horizonte teñido de rojo, como consecuencia de la fuerza con la que el astro rey quiere anunciar el nuevo día y la fusión de las luces amarillas y negras, no dejamos de pensar en ciertos aspectos del comportamiento humano, que se pueden derivar de las diferentes temáticas tratadas en la crónica de hoy.
Y es que a cualquiera de los personajes mencionados tales como Matías Zurita, Alonso Alvarado o el mismo Mauricio Funes, se les pudieran aplicar connotaciones derivadas de un carácter de honestidad en sus acciones y firmeza en sus decisiones.
Ya que si hay un compromiso trascendental en nuestro corto paso por la vida, puede ser el proceder con honestidad en aras de la dignidad y la calidad de vida de nuestros semejantes, dado que, la felicidad de quienes nos rodean colabora a que nazca y florezca nuestra propia felicidad.
Es seguramente el obrar con honestidad la mejor de las políticas a practicar, ya que, lo que no prohíben las leyes, si puede prohibirlo la misma honestidad y la buena práctica de la misma, termina convirtiéndose indudablemente en la mejor de las ares.
Las honestas acciones, ya sean escritas o habladas, nos pueden dar una clara prueba de la honestidad de la que puede estar investido el interlocutor. Si actúas acorde con ello, es decir con honestidad y juego limpio, tus palabras y acciones serán creíbles y habrás conseguido ser honesto.
Acercarse a la perfección en el proceder, sería conseguir conjugar la honestidad con la firmeza, ardua y difícil tarea, dado que quien es noble de espíritu jamás adoptará una actitud cerrada en favor o en contra de cualquier causa, limitándose a asimilar solamente lo justo, actitud que generalmente es incomprendida y más en estos tiempos de extremismos.
Suele ser una persona que además de ser servicial es también imparcial y ante la duda suspende la emisión de un juicio, denotando la firmeza de carácter que es algo diferente y contrapuesto a la obstinación. Es una persona tratable, sin que ello suponga que sea íntima, dado que la seguridad que esgrime de su propia persona no le lleva a la porfía.
La firmeza de carácter es a menudo confundida con la parálisis del entendimiento, que es una actitud propia de los torpes, quienes además se envanecen aislándose en su testarudez absurdamente.
Raramente experimentará la firmeza de carácter quien no haya experimentado el efecto de los demás sobre uno mismo, con lo cual es imposible vivir aislado en la sociedad y por ende tenemos que asumir compromisos hacia la colectividad.
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, para dirigirnos a otro lugar, esta vez con rumbo al Naciente, concretamente a la Playa de La Garita, donde visitaremos la calle Mato Risco, con el fin de saber algo más del lugar de su emplazamiento y sobre esta planta, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
































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