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Matías Jiménez Ruiz, El Invencible (Foto Archivo) Matías Jiménez Ruiz, El Invencible (Foto Archivo)

Matías Jiménez Ruiz sigue bregando por Los Llanos de Telde

Un calle inmortaliza al célebre luchador

cojeda Domingo, 08 de Marzo de 2015 Tiempo de lectura:

Hoy nos hemos ido en busca de la calle Matías Jiménez Ruíz (Luchador), en el barrio de San Gregorio, concretamente en la zona denominada urbanización Picachos, que se encuentra en medio de la zona de La Mareta y El Contrapeso, es un vial que orientado de Norte a Sur, se inicia en la Rambla Pedro Lezcano Montalvo, desde donde, tras un recorrido de unos 200 metros lineales, va a finalizar a la calle Juan Castro Morales (Luchador).
 
Por su lado del Poniente linda con la calle Juan Castro Morales (Luchador) y por el lado del Naciente lo hace con la Autovía de Circunvalación al Casco Urbano.
 
Esta nominación es aprobada por el Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el día 22 de marzo de 2001, formando parte del Callejero que compone el Distrito II, Sección VII del Censo Municipal de Habitantes y Edificios. .
 
Esta zona, que es la expansión del Casco Urbano hasta lindar con la Autovía de Circunvalación, se encuentra actualmente a medio construir, ya que, la crisis económica mundial, ha ocasionado el paro casi total en la construcción, encontrándonos solares sin edificar en los que nacen las tabaibas y otros arbustos autóctonos sin orden ni control, denunciando el abandono del espacio.
 
Sinopsis de la nominación
 Juan Matías Jiménez Ruiz, nace en el populoso barrio de San Gregorio, de la ciudad de Telde, el día 3 de abril de 1840, en el seno de una humilde familia de labradores, ocupando el sexto lugar entre sus hermanos, todos mayores que él.
 
Desde niño inicia sus entrenamientos con jóvenes de la época en el deporte autóctono, pasando pronto a formar parte del equipo de lucha de San Gregorio que competía contra los equipos de los demás barrios.
 
En edad juvenil ya ofrecía una corpulencia considerable y una espigada estatura, fracciones imberbes, pero rebosantes de virilidad y energía.
 
Era un luchador muy noble que nunca abusó de sus ventajas físicas ante sus oponentes, a los que profesaba un gran respeto, llegando incluso dar ciertas ventajas a sus oponentes, para evitar agarradas conflictivas, pero terminaba venciendo con elegancia y nobleza.
 
Ya a los 22 años era campeón de Lucha Canaria, en toda la isla de Gran Canaria y, desde ahí fue conocido con el sobrenombre de “El Invencible”, llevando su depurado estilo por todos los terrenos de la isla, sin oponente que le venciera.
 
En el año 1906, después de varios años retirado de la Lucha Canaria, cuando contaba ya la edad de 66 años, es invitado a realizar una exhibición ante el recién nombrado gobernador militar de la plaza. El lugar escogido para ello fue “El Quinto”, y su oponente fue otro hijo de Telde… Juan Castro Morales.
 
La exhibición fue muy comentada durante mucho tiempo y nunca se dio de ella ni un vencedor ni un vencido, allí ganó el deporte autóctono y la nobleza de dos grandes luchadores Juan Castro Morales y Juan Matías Jiménez Ruiz “El Invencible”.
 
El día 7 de marzo de 1916, después de una larga y penosa enfermedad, Juan Matías Jiménez Ruiz, fallece en su casa e “El Hornillo”, lugar donde poseía una finca de plataneras, concretamente en el lugar donde hoy figura construido el actual campo de fútbol “Pablo Hernández Morales”.
 
Toponimia del lugar
 
Este sector del barrio de San Gregorio es conocido como la zona del Campillo, que no es otra cosa que el nombre con el que se conocía desde el año 1.527, la zona situada al Sur del Callejón del Castillo y de la cual le separaba la carretera que iba a Melenara.
 
Todo el sector fue una frondosa finca propiedad de Don Francisco de Carrión, según documentos fechados en la primera mitad del siglo XVI. Esta gran finca se subdividió a finales del siglo XVIII entre otros tantos propietarios.
 
El trazado de la actual calle Campillo, fue en su momento el camino principal de acceso a dicha finca y se llamó hasta principios de la década de 1.960 Camino del Campillo, hasta que llegada esa década se ve lindando por su lado del Poniente con la entonces Finca Don Santiago Ascanio Montemayor, dentro de la cual queda el vial que hoy nos ocupa una parte y otra en la mencionada Finca del Campillo.
 
Aunque en manos de diferentes propietarios, toda esta extensa zona que lindaba por el Sur con el Barranco de Las Bachilleras e iba por el Naciente hasta La Fonda, fue muy frondosa y propia para el cultivo de plataneras, papas, hortalizas, aguacateros, etc., todos ellos cultivos de regadío.
 
En su extensión podíamos encontrar estanques, pozo de captación de agua, cantoneras y acequias, que daban vida a la labor agrícola que en la misma se desarrollaba, y de la cual vivían bastantes familias.
 
Hoy te encuentras paredes de piedras derruidas, edificaciones ruinosas, estanques vacíos y llenos de basura, cantoneras y acequias que no se usan, pero que nos siguen hablando de lo hermoso que fue el lugar en cierta época, aunque hoy no se cuide nada de ello y se deje perder en el olvido, como algo que nos denuncia la falta de coherencia para con nuestra propia identidad.
 
Hoy contemplas desolación y abandono, surcos vacíos y medio derruidos, frutales secos junto a las acequias por donde discurre la ausencia del agua, por que ya no se riega nada, no se planta nada en estas tierras que sólo parecen una parodia bucólica de lo que en otros tiempos fuera.
 
La Finca del Campillo, a finales de la década de 1970, se ve partida por el trazado de la Autovía de Circunvalación al Casco Urbano, de Norte a Sur, resultando dos zonas bien definidas al Naciente y al Poniente de la misma.
 
La zona del Poniente se encuentra hoy en pleno proceso de urbanización aunque bajo la denominación de “Urbanización Picachos”, llegando a lindar por la parte del Poniente con la zona de Arauz y por el Naciente con la mencionada Autovía de Circunvalación.
 
Actualmente se encuentra edificada en casi un 60% y supone la zona de expansión más moderna del Casco Urbano por su extremo del sureste.
 
La zona que comprende desde la Autovía de Circunvalación y que en dirección Poniente-Naciente llega hasta el sector de La Fonda, esta constituida por una serie de fincas sin cultivar que reflejan la imagen del pasado inmediato.
 
Esta zona es el testimonio de la decadencia de una época agrícola muy fructífera, donde la nostalgia de un pasado que se vivió hace menos de medio siglo, queda prendido en las paredes de piedra seca derruidas, los canales de riego destruidos que ya no conducen agua o los surcos vacíos.
 
Esperamos que los urbanistas del consistorio prevean un amplio cordón de protección al Casco Urbano, en el cual la vegetación impida la continuidad de las edificaciones, y que sirva para renovar el aire tan necesario en nuestras vidas. Mención aparte merece la belleza de la estética paisajística que puede envolver u ocultar las moles de bloques y hormigón, que han venido sustituyendo a las plataneras que antaño existían.
 
A lo mejor tenemos la suerte de que a algún político de turno se le ilumine la sabiola y piense en la necesidad de crear un Parque Temático alegórico a lo que fuera la Vega Mayor de Telde, la vegetación que en la misma se cultivaba y el entramado hidráulico de que dispuso. Hay gente nueva que no ha visto nunca un sifón, una cantonera, una acequia, un cultivo de plataneras, etc., aún estamos a tiempo de hacer un pequeño museo y recrear, para conocimiento de las nuevas generaciones, todo aquello que dejamos perder. Pero bueno... se tendría que ser honesto y valiente, al respecto o cuando menos inteligente.
 
Efemérides
Sucedió un día tal como hoy, hace ahora mismo 158 años, es decir el 8 de marzo 1857, que un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban. Distintos movimientos se sucedieron a partir de esa fecha. El 5 de marzo de 1908, Nueva York fue escenario de nuevo de una huelga polémica para aquellos tiempos. Un grupo de mujeres reclamaba la igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para poder dar de mamar a sus hijos. Durante esa huelga, perecieron más de un centenar de mujeres quemadas en una fábrica de Sirtwoot Cotton, en un incendio que se atribuyó al dueño de la fábrica como respuesta a la huelga. En 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague (Dinamarca) más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
 
Un día tal como ayer, hace ahora mismo 115 años, es decir el 7 de marzo de 1900, se conoce en Canarias el contenido del texto de la llamada “Ley Villaverde” firmada el día anterior por el entonces ministro de Hacienda Raimundo Fernández Villaverde, mediante la cual se ratificaban los Puertos Francos, concedidos mediante Cédula Real por los Reyes Católicos y abolidos unas décadas anteriores, reafirmando y aclarando disposiciones anteriores. Por mor de esta nueva ley, los canarios quedaban exentos de toda clase de impuestos, gravámenes y monopolios, a excepción de una serie de mercancías que se detallaban en el texto de la mentada legislación. Con ello se lograba equilibrar en gran medida la balanza económica en nuestras islas, agravadas principalmente por el insularismo y los portes de las mercancías de primera necesidad venidas de fuera.
 
La persistencia y la constancia, son dos virtudes que denotan tarde o temprano la entereza y la fuerza en las acciones, tanto del ser humano como de la propia naturaleza. En el caso primero puede modelar o educar los comportamientos y en el segundo modificar el espacio natural.
 
Observando desde la Punta de Malagatos el paisaje que ahora se me ofrece bajo este rojizo amanecer, no puedo evitar pensar lo diferente que podría ser este entorno al finalizar la época del cuaternario, una vez acabadas las erupciones volcánicas que conformaron el relieve isleño.
 
También la persistencia y la constancia del oleaje o del viento, durante tantos miles de años, han debido transformar un relieve que seguramente fue bien distinto al que ahora observo, debido a la firmeza de las fuerzas naturales en la erosión de aquel.
 
Esa misma persistencia y constancia, en el día a día, que pusiera Juan Matías Jiménez Ruiz, entrenando en la lucha canaria, aprendiendo mañas y sus respectivas contras, le llevaron no sólo a desarrollar un atlético cuerpo, si no a dominar con elegancia y estilo sus ejecuciones llegando a ser considerado como “El Invencible”. Al parecer era todo un espectáculo verle luchar, ofreciéndose a su adversario para luego contrear con varias mañas y vencer elegante y noblemente.
 
Esa persistencia y constancia en la lucha de las mujeres de las fábrica textiles norteamericanas, a pesar de las dos crueles tragedias promovidas por asesinos machistas, fueron los escalones que catapultaron a la mujer hacia una igualdad de oportunidades y derechos con el hombre, aunque hoy en día existan aún divergencias que se pueden salvar mediante negociaciones, sin llegar a los extremos iniciales y sin victimismos extremos por ninguna de las dos partes, con igualdad de derechos y también de obligaciones, por supuesto.
 
Tal vez fueron también la persistencia y la constancia de los políticos canarios ante el gobierno de la nación, las que promovieron la adopción de las medidas de la Ley Villaverde y se recuperaran los derechos de Puertos Francos que habían sido abolidos y que nos dejaban a los isleños en desventaja claro con cualquier otro español residente en la península. Hoy a lo mejor habría que negociar otras cosas y otros aspectos que asemejen esa lógica igualdad, si es que verdaderamente somos todos hijos de la tan controvertida “madre patria”.
  
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, para dirigirnos a otro lugar, con rumbo de Poniente, nos vamos al barrio de El Ejido, donde visitaremos la calle Matías Montero, con el fin de saber algo más del lugar de su emplazamiento y sobre este teldense de las primeras décadas del siglo XX, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos, cuídense mientas tanto.
 
Sansofé.
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