Hoy emprendemos nuestra caminata tempranera por el barrio de Los Llanos (San Gregorio), donde vamos en busca de la calle María Encarnación Navarro, cuyo inicio lo encontramos en la Rivero Bethencourt, desde donde parte con orientación Norte-Sur y, tras recorrer unos 320 metros, aproximadamente, va a finalizar en la Plaza Franchy Roca.
Al Poniente linda con la calle Congreso, mientras que por el Naciente lo hace con las calles Oriente y Francisco González Díaz.
Esta nominación aparece en documentos censales referidos a la primera parte de la década de 1950, desconociéndose con exactitud la fecha en que fuera acordada la misma, dado que se carece de documentos fehacientes al respecto.
Este sector es uno de los más antiguos del municipio y en el encontramos una amplia diversidad de estilos arquitectónicos en las edificaciones existentes. De igual forma la ampliación de dicha vía en su parte inicial, se realiza a principios del siglo XX, al ser parte de la carretera general que iba desde el municipio capitalino hasta el Puerto de Mogán, a su paso por nuestro municipio.
Sinopsis de la nominación
Doña María Encarnación Navarro, era esposa del Alférez Baltasar de Quintana, quienes vivieron en esta calle desde la segunda mitad del siglo XIX. En unión de su esposo recolectó limosnas para costear el enchapado y repujado en plata de la Cruz del Santo Cristo de Telde, siendo ambos personas de reconocida vocación y fervor religioso.
Doña María Encarnación Navarro era maestra nacional y practicó la docencia durante varias décadas en nuestro municipio, ganándose el afecto y cariño de sus alumnos, entre los cuales hemos constatado tales referencias de una de sus alumnas, la también docente Doña Sebastiana Ruiz Suárez (Chanita Ruiz), la cual siempre hizo grandes elogios hacia su persona.
Desgraciadamente no se ha podido conseguir más información sobre esta benefectora, salvo que cedió parte de su propiedad para la alineación y ensanche del vial que hoy lleva su nombre, durante la primera década del siglo XX.
Esta calle se llamó anteriormente “Calle de Los Marinos”, habida cuenta del gran número de vecinos que habitaban en la misma y cuya profesión era la pesca en nuestras costas.
Doña María Encarnación Navarro testó en el año 1924, dejando una misa cantada para el día de “La Encarnación”.
Toponimia del lugar
Tras finalizar la conquista de la isla y después de hacer el reparto de tierras y aguas, uno de los beneficiarios resultantes del mismo es Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela, a quien se adjudica una amplia zona en el sector de arriba que se pasa a denominar Los Llanos, en el cual construye un ingenio de moler caña de azúcar y una ermita en torno al año 1485, formándose un asentamiento poblacional de esclavos y libertos que moran en barracones de uso común o chozas individuales, respectivamente, con callejuelas serpenteantes y carente de servicios sanitarios.
La ermita construida es puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y antes de finalizar el siglo XV, y una vez cumplidas las condiciones iniciales establecidas en la data, Alonso Rodríguez de Palencia vende el ingenio ubicado en Los Picachos y la finca del entorno al portugués Gonzalo de Jaraquemada.
La configuración del terreno, una explanada llana y el apellido de su nuevo dueño, hacen que surja la toponimia-antroponimia de Los Llanos de Jaraquemada, la cual perduraría durante varios siglos, aunque la misma quedaría reducida simplemente a Los Llanos, para definir esta zona al Poniente del barrio de San Juan, toponimia que aún prefieren seguir empleando muchos de los que somos naturales del lugar.
La ermita de Nuestra Señor del Perpetuo Socorro, amenazaba ruina en el año 1700 y fue reconstruida por los propios vecinos del barrio, manteniendo su orientación de Sur a Norte. No obstante, el deterioro progresivo de la edificación promueve que en el año 1777, se inicie la construcción del nuevo templo, mediante proyecto del arquitecto Diego Nicolás Eduardo. Este nuevo templo de estilo neoclásico, extraordinaria capacidad y regio porte, despierta el entusiasmo de los vecinos que se vuelcan en donativos y trabajos para su construcción.
En el año 1847 tiene lugar la segregación parroquial de la Parroquia matriz de San Juan Bautista, por demanda del aumento poblacional del barrio de Los Llanos, y es en torno al año 1866, cuando se finaliza la construcción del templo neoclásico, que orientado de Naciente a Poniente ofrece una simple y elegante fachada presidida de un frontón principal de medio punto, un amplio y luminoso interior dividido en tres naves, separadas por dos columnas rematadas por arquería de medio punto.
El templo es puesto bajo la advocación de San Gregorio Taumaturgo como patrono, quedando Nuestra Señora del Perpetuo Socorro como copatrona. Hemos de mencionar que en el frontón principal de medio punto se pretendió instalar un reloj circular y cada vez que las colectas hacían posible dicha empresa, surgía una epidemia o enfermedad contagiosa que obligaba a destinar los fondos a mitigar la misma, llegándose a abandonar la idea a mediados del pasado siglo.
Este nuevo templo y su plaza, se convierten en el centro urbano del barrio que a partir de ese entonces pasa a denominarse oficialmente como barrio de San Gregorio, si bien la antigua denominación de Los Llanos se sigue empleando por los vecinos que orgullosamente pertenecemos al mismo, aunque siempre hayamos sido calificados de conflictivos por la gente de Telde (San Juan), quienes siempre creyeron moverse en otra esfera de superior consideración o categoría, cosa que dicho sea de paso, no deja de ser un problema más en su tipificación.
Efemérides
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 445 años, es decir el 25 de enero de 1569, se establece en la América española el Tribunal de la Inquisición, en virtud de una cédula firmada por Felipe II ejemplo, en 1569 el fraile dominico que ejercía como obispo de Quito, Pedro de la Peña, argumentaba en carta a la corte que "tomaron licencia muchos para vivir con más libertad de la que el Santo Evangelio permite, ha habido y hay dada día cosas graves de blasfemias, doctrinas e interpretaciones de Sagrada Escritura y lugares de ella, libertades grandes en hablar cosas que no entienden, y a cada uno le parece que es doctor. Y como en lo temporal han tenido licencia para se atrever al Rey, en lo espiritual la toman para se atrever a Dios. Casados dos veces hay muchos, una en España y otra por acá; toman alas del favor que les dan algunos de los ministros de S. M., diciendo que por acá no se ha de usar del rigor en estas cosas que en esos reinos".
Sucedió que un día tal como hoy, hace ahora mismo 102 años, es decir el 25 de enero de 1913, se produce el nombramiento de presidente de la Asociación de Amigos de los Árboles de Gran Canaria en la persona del aruquense Francisco González Díaz y como presidente honorario de dicha asociación fue nombrado el marqués de Arucas. Francisco González Díaz había nacido en Arucas en el año 1864, destacando desde su juventud como buen poeta y escritor, dedicando gran parte de su vida a la repoblación forestal de la isla, decidiendo cambiar sus estudios de Derecho por los de escritor, periodista y ecologista. La Montaña de Arucas y la Plaza de la Feria fueron plantadas gracias a sus iniciativas. Falleció retirado en Teror en el año 1945, a la edad de 81 años.
Caminando ahora por las calles del barrio de Los Llanos, cuando aún faltan más de 3 horas para el amanecer, voy en busca de no sé qué, tal vez del espíritu que movió el quehacer de estos personajes que hoy tratamos en esta crónica. De un lado la labor docente desarrollada por Doña María Encarnación Navarro, en una época de totales carencias y la valentía de refundir su escuela en un centro mixto, muy mal visto en aquel entonces, donde los niños forzosamente tenían que estudiar a parte de las niñas, tal vez fuera una acción futurista la de nuestra paisana, así como, la concesiones que hizo de parte de su propiedad en favor de la expansión urbanística del barrio de Los Llanos que no dejaba de ser un laberinto de callejuelas y callejones por aquel entonces, heredado de varios siglos atrás.
En plena plaza y mirando la fachada del Templo Neoclásico de San Gregorio, pensamos en el cúmulo de trabajos y sacrificios de la gente de Los Llanos para conseguir construir dicho inmueble, la cantidad de personas que entre sus paredes habrán orado pidiendo una y mil cosas, las lágrimas y los llantos en la despedida de aquellos que han fallecido y la extraña sensación que siempre causó, rayando el miedo, cuando a solas se encontraba un niño de 7 años, que en su labor de monaguillo apagaba las luces de toda la nave al culminar el día, mientras el sacristán Manolito Guerra, cerraba las puertas. La de burradas que se pudieron cometer en nombre de Dios por los rectores de la Santa Madre Iglesia de forma inquisitorial. Sin duda la etapa más vergonzosa del amor entre los seres humanos como criatura de ese Dios.
Y por último, la grandeza que desde la sencillez, pudo esgrimir nuestro paisano Francisco González Díaz, en sus grandes dotes periodísticas, poética, ecologista o de excelente orador, inmerso entre los talentos de esa brillante época de la cultura y la literatura de nuestro país de los inicios del siglo XX y que más tarde acabaría no solo con la muerte de muchos de ellos, sino con la diáspora que provocara hacia el exilio la aberración de la Guerra Civil Española, época en la que muchos talentos se fueron de nuestro país y cuya negativa repercusión sigue siendo incalculable, en la evolución social, cuando más falta hizo. Las consecuencias las seguimos y seguiremos pagando durante varias generaciones.
Con la gena a la espalda, guardando en ella todas las partes positivas de cuanto hemos tratado, así como, los silencios de esta tímida madrugada, dirigimos nuestros pasos hacia el Naciente, concretamente al barrio de El Calero Bajo donde nos vamos en busca de la calle María Jesús Cruz Hernández, a fin de saber algo más de este personaje y del lugar donde se ubica este vial, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
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