Hoy nos hemos ido a pasear al barrio de La Garita, concretamente a la Urbanización Hoya de Pozuelo, donde vamos en busca de la calle Manzanilla. Su inicio lo encontramos en la Rotonda allí existente, desde donde con orientación Poniente-Naciente y tras recorrer unos 140 metros, aproximadamente, finaliza en un fondo de saco o lugar sin salida que se asoma al Barranco de Hoya del Pozo.
Tiene por el Norte la calle Sándalo y por el Sur linda con la calle Mastranto.
Esta nominación fue aprobada en sesión plenaria celebrada el día 29 de mayo de 1997 y desde entonces, ha pasado a formar parte del Callejero perteneciente al Distrito 5º, Sección 7ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
Todas las nominaciones del barrio guardan la condición de analogía entre sí, ya que, las mismas se refieren a plantas ornamentales, plantas medicinales o flores.
Sinopsis de la nominación
La Manzanilla, es una planta herbácea aromática que exhala un olor muy agradable y penetrante; posee un fruto aquenio seco. Su nombre científico es Matricaria Camomilla, que significa útero en latín, lo que nos indica que está muy recomendada para las dolencias propias de la mujer, entre sus múltiples propiedades.
Las infusiones de manzanilla son muy recomendables como complemento en las dietas de adelgazamiento; dejemos claro que no es una hierba que adelgace porque queme grasas ni tenga ningún efecto parecido, simplemente es una hierba con una gran capacidad digestiva, por lo que al ayudar al organismo a digerir los alimentos de una forma correcta y facilitar la correcta absorción de lo que ingerimos, predispone al cuerpo a la pérdida de peso. Además de ser ideal como sustitutivo de otras bebidas calóricas, ya que tiene un aporte calórico prácticamente nulo.
Otra de las propiedades que tiene la manzanilla para ser un buen apoyo en las dietas de adelgazamiento, es su poder tranquilizante. Sabemos que los estados de ansiedad se acentúan cuando se sigue una dieta, por lo que al tener un efecto calmante (ya mencionado anteriormente) ayudará a tranquilizar y apaciguar los ataques de ansiedad que se producen; se recomienda una taza de manzanilla cuando sobreviene un ataque de ansiedad y así se evitará el tan perjudicial “picoteo”, que tanto engorda.
Es antiinflamatoria. Es antiséptica. Es antialérgica. Es antiálgica. Es emenagoga. Es estimulante del Sistema Inmunológico. Es antiespasmódica. Es un excelente estimulante digestivo. Favorece el funcionamiento intestinal y la expulsión de gases. Rebaja la tensión muscular ocasionada por un ejercicio intenso o por una mala postura. Es altamente carminativa.
Por todas estas propiedades está indicada en los siguientes casos: Inapetencia. Náuseas. Vómitos. Mala digestión. Diarrea. Gastritis. Acidez de estómago. Cólicos flatulentos. Síndrome de Colon Irritable. Trastornos nerviosos. Dolores musculares. Irritaciones cutáneas musculares. Picaduras. Hinchazones. Molestias oculares. Conjuntivitis. Reducción del colesterol. (Por su contenido en Colina). Es antiulcerosa. (Por su contenido en Azuleno) En casos de diverticulitis. En dermatitis. Etc.
Contraindicaciones y efectos secundarios: No es recomendable, salvo indicación expresa de un profesional de la fitoterapia, consumir sus aceites esenciales durante el embarazo (es un estimulante uterino) y la lactancia, en infusión si puede tomarse; el consumo en niños menores de 6 años o personas con los siguientes problemas:
Gastritis. Ulceras gastroduodenales. Síndrome del intestino irritable. Colitis ulcerosa. Enfermedad de Crohn. Hepatopatías. Epilepsia. Parkinson u otras enfermedades de origen neurológico.
La manzanilla actualmente la podemos encontrar en numerosos sitios y en diversas formas: en farmacias, herbolarios especializados, supermercados, etc., según el sitio la podremos encontrar como hierba preparada para infusión, extracto hidroalcohólico, aceite esencial, tintura, pomada, etc.
Toponimia del lugar
La toponimia “Hoya del Pozo”, la encontramos desde finales del siglo XVI, cuando en la zona se realiza la primera perforación de un pozo para la captación de aguas subterráneas, las cuales eran elevadas mediante una noria de tracción animal.
En cambio “Hoya de Pozuelo”, es de reciente creación, hace tan sólo unos diez años, y fue el nombre que la empresa que urbanizó el terreno puso a la actual urbanización, como derivación de primigenio.
En cualquier caso, ambas toponimias nos habla del desarrollo de la zona con el paso del tiempo. Inicialmente “Hoya del Pozo” de una época en la que se cultivaba todo el sector para lo cual se realizaron las mencionadas captaciones y la segunda “Hoya de Pozuelo” de la época posterior, cuando se dejan de cultivar los campos y los terrenos son urbanizados y construidos.
Nosotros hemos conocido la zona desde hace más de cinco décadas, cuando los cultivos de plataneras o tomateros llegaban hasta el Camino del Conde, que recorría todo el borde del litoral costero, desde Jinámar hasta Ojos de Garza.
Era una zona muy poco transitada, salvo por los aparceros que trabajaban en los cultivos y algún que otro pescador que buscaba los sitios tranquilos y poco castigados por los aparejos de pesca en barca.
Tuvimos la dicha de conocer todos esos fondos y todas las oquedades submarinas, conocer de sus corrientes y sus peligros, a los cuales siempre tuvimos un especial respeto y consideración, ya que, no era nuestro medio habitual y marcaba ciertas normas de obligado cumplimiento, con el fin de no poner en peligro la vida. Todo fue muy hermoso siempre, hasta que la intervención del hombre lo fue matando poco a poco y los residuos fueron ocupando incluso los fondos marinos.
Las especies de la fauna submarina fueron desapareciendo, también lo hizo la flora y con ella la belleza del paisaje de nuestro litoral, ambas se fueron juntas, como juntos también se fueron los años de nuestra vida y las facultades físicas que nos permitían realizar las inmersiones. Ahora nos contentamos con admirar fenómenos tan espectaculares como “El bufadero”, “El corral de la yegua” o “La cafetera”, donde apreciamos las fuerzas de la naturaleza en perfecta sincronización, como si se tratara de un concierto de lava y espuma, la fuerza del mar que embate con una costa agreste, residual de las erupciones volcánicas del cuaternario que conformaron nuestro relieve insular.
Respecto a la toponimia de La Garita, hemos de reseñar lo siguiente: Según extraemos del libro “Telde” del Dr. Hernández Benítez, esta toponimia se describe como: “La Garita.- Nombre de una playa llamada antiguamente “Puerto de la Madera”; este topónimo nos recuerda el lugar o garita en el que se hallaba el cobrador de los impuestos sobre las mercancías que entraban por aquel puerto.”
Desde los últimos años del siglo XV y hasta el último tercio del siglo XVI, en nuestra ciudad y en las islas en general se vivió el ciclo del cultivo e industrialización de la caña de azúcar, así como la exportación de sus productos. Pero esta actividad llegó a su fin por diversos motivos y luego le sucede la explotación vitícola, que también tuvo mucha importancia. Todo el proceso de comercialización al extranjero, se realizaba a través de los puertos de Gando, Melenara o de La Madera (La Garita).
Fue también por este Puerto de la Madera, como se denominó inicialmente, por donde se embarcaba la madera que habría de alimentar las calderas de los barcos de vapor que se dirigían desde Europa a América o a África, en pleno siglo XIX, con gran incidencia en nuestros bosques, nuestra climatología y en definitiva sobre nuestro patrimonio medioambiental, sin que las autoridades nacionales o insulares lo impidieran.
En este puerto se encontraba una caseta o garita, al parecer similar a la de los fielatos, de planta hexagonal y realizada en madera, donde se ubicaba el funcionario de impuestos, quien cobraba los aranceles propios por la entrada de mercancías a la isla, amparados por la Ley de Puertos Francos, y cuya estancia duró hasta bien entrado el siglo XIX, cuando se inicia la centralización de estos servicios aduaneros en el Muelle de La Luz (Las Palmas de GC). Este régimen económico data desde la época de los Reyes Católicos, quienes inteligentemente establecen los Puertos Francos para las islas que componen el Archipiélago Canario, a fin de favorecer o equilibrar la economía en las mismas ante el fenómeno del insularísmo.
Efemérides
Tal día como hoy, hace ahora mismo 155 años, es decir el 4 de enero de 1860, falleció en Madrid, España, Rafael María Baralt, ingeniero, escritor, periodista, historiador, filólogo, crítico y poeta venezolano, autor del primer diccionario de galicismos del español, y primer latinoamericano en ocupar un sillón en la Real Academia Española. Baralt había nacido en Maracaibo, estado Zulia, el 3 de julio de 1810, mes y medio después de declarada la independencia de Venezuela, hasta entonces colonia española por más de tres siglos. Debido a las vicisitudes políticas de aquel tiempo, la familia Baralt Pérez se trasladó a Santo Domingo, donde transcurrió la mayor parte de la infancia del futuro sabio. Todavía adolescente, formó parte del ejército patriota de Venezuela y fue testigo de la batalla naval del lago de Maracaibo. Tres años después viajó a Bogotá, (Colombia) donde estudió latín y filosofía en la célebre Universidad de Bogotá. Retornó a Venezuela y partició en la Revolución de 1835.
Realizó su primer trabajo como historiador ordenando los documentos de campaña de Mariño. Ejerció el cargo de oficial único de la Administración de Correos del Departamento del Zulia y luego se trasladó a Caracas donde, durante el gobierno de Páez continuó con su carrera militar; estudió en la Academia de Matemáticas, obteniendo el título de ingeniero agrimensor, incorporándose a la vida intelectual y cultural de la capital de Venezuela. En septiembre de 1841 viaja a Europa, donde permanecerá ya de manera definitiva, radicándose en España y adentrándose en los círculos literarios, además de incursionar en el periodismo y asimilarse a la vida política de aquel país, adquiriendo la ciudadanía española. En 1853 ingresa a la Real Academia Española y ocupa el puesto vacante de Juan Francisco Donoso Cortés, pasando a ser individuo de Número, el primer hispanoamericano en alcanzar tal reconocimiento. Falleció en Madrid el día 4 de enero de 1860. Desde el 24 de noviembre de 1982 sus restos se encuentran en el Panteón Nacional Venezolano.
Hace ahora mismo 95 años, de aquella fría mañana en la que a las 03:30 horas, del día 4 de enero de 1920, fallece en Madrid el escritor grancanario Benito Pérez Galdós. En esos tristes momentos le acompañaban su hija María y su esposo, su sobrino Hurtado de Mendoza, su ahijada Rafaela González, y los amigos Victoriano Moreno, Eugenio Feito, Carmen Lobos y Rafael Mesa, acabando una penosa enfermedad. Ya la noche anterior Benito Pérez Galdós había solicitado la presencia del sacerdote de la parroquia con el que conversó durante un largo rato y luego estuvo hablando con su médico, el doctor Marañón.
La última salida del escritor a la calle había sido el 22 de agosto pasado, permaneciendo desde entonces en su domicilio sin atender las recomendaciones de que volviera a salir y, sobre todo a dejar de fumar. A medida que empeoraba, y en estado de profunda postración, tarareaba canciones infantiles que había aprendido en su casa de la calle Cano y en el colegio de San Agustín, de la capital grancanaria. Su féretro fue cubierto con la bandera española y el Ayuntamiento de Madrid publicó un bando que textualmente refería: “Ha muerto Galdós, el genio que llenó de gloria la literatura de su tiempo. Con sus libros honró a la patria; con su vida se honró a sí mismo. Fue piadoso y el mayor adorador del arte y del trabajo”. Madrid acogió a Galdós joven y fuerte; lo admiró en su plenitud; lo respetó ciego y enfermo y lo lloró a su muerte.
La grandeza de la naturaleza en el desarrollo de plantas medicinales como lo es la manzanilla y otras tantas, las cuales han remediado muchos dolores y han salvado vidas a la humanidad, es inconmensurable, no obstante, no cabe la menor duda que la intervención del ser humano en la clasificación y catalogación de estas plantas, es también una honorífica labor, sin la cual no se hubiesen dado los remedios que de aquellas se obtienen y la medicina no hubiese avanzado como lo ha hecho hasta nuestros días.
De ahí la importancia del respeto y la consideración a todo lo natural, como un regalo que la Creación nos hace, que debemos cuidar y mimar, para el uso y disfrute racional de todos los mortales. No obstante, los seres humanos, como el animal más peligroso que existe en el planeta, somos capaces de pensar racionalmente como hacer el mayor daño posible y en contrapartida, somos incapaces de hacer los esfuerzos necesarios para evitar la destrucción del medio ambiente y de todo lo natural.
No obstante, todo no ha de ser negativo o catastrofista, en la historia del ser humano en este planeta, han existido y existen personas dotadas de ciertas virtudes que con su quehacer ennoblece la especie. Son casos como el de Rafael María Baralt o nuestro entrañable Benito Pérez Galdós, entre otros tantos, que han contribuido a la grandeza y el desarrollo de la sociedad y de las artes, como claros ejemplos de un rendimiento positivo en la vida, que de alguna forma han tenido reflejo en el resto de la humanidad.
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, guardamos en nuestra gena esas cosas positivas que hoy hemos podido tratar y, emprendemos una nueva caminata para dirigirnos al barrio de San Gregorio, concretamente a la calle Marcos García del Castillo, con el fin de saber algo más del lugar de su emplazamiento y sobre la vida de este persona de nuestra historia, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto… cuídense.
Sansofé.
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