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Calle Manuel Alemán Álamo  (Foto Luis A. López Sosa) Calle Manuel Alemán Álamo (Foto Luis A. López Sosa)

Manuel Alemán Álamo recorre el Valle de Jinámar

Una calle del barrio recuerda al teólogo, psicólogo social, psicoterapeuta, escritor y catedrático canario

Cristina Jueves, 11 de Diciembre de 2014 Tiempo de lectura:

En nuestro paseo de hoy, mañana invernal, nos hemos ido al Valle de Jinámar, donde vamos en busca de la calle Manuel Alemán Álamo, cuyo origen lo encontramos en la Rambla de la Concepción desde donde, con un trazado de Norte-Sur y, tras recorrer unos 680 metros lineales, aproximadamente, finaliza en la calle Camilo José Cela.
 
Tiene paralela al Naciente la calle Ídolo de Jinámar y al Poniente la calle José Arjona Umpiérrez.
 
Esta nominación, fue aprobada por el Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el día 25 de noviembre de 1994, figurando desde entonces, en el Callejero del Distrito 3º, Sección 9ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
 
Es ésta una urbanización reciente, de una treintena de años, aproximadamente y, el uso de la misma es eminentemente residencial, encontrándonos en la mayoría de las parcelas edificios destinados a viviendas y con locales comerciales en la planta baja.
 
Son edificaciones que estéticamente desdicen del medioambiente, dado que en algunos casos, encontramos inmuebles de más de diez plantas, pero está claro que la política y más aún los políticos, no entiende de estética medioambiental ni nada que se le parezca, van a lo suyo o a lo de los amiguetes y nada más.
 
Sinopsis de la nominación 
Manuel Alemán Álamo , nace en el municipio de Agaete, Gran Canaria, el da 14 de agosto de 1931 y fallece en Las Palmas de Gran Canaria, el día 5 de mayo de 1991. Fue un teólogo, psicoterapeuta, psicólogo social, escritor y catedrático de Psicología de la Educación.
 
Su trabajo intelectual en ciencias sociales fue interdisciplinar, nadando epistemológicamente entre la psicología, la sociología, la historia y el análisis cultural (antropología) A pesar de haber sido ordenado sacerdote, sus preocupaciones se centraron en cuestiones de identidad y problemas sociales de Canarias, más que en cuestiones religiosas. Como promotor de conciencia social y ética entre los jóvenes fue consiliario de la JEC (Jóvenes Estudiantes Cristianos), tomando del cristianismo sus aspectos más sociales y políticos, de ahí su inclinación por la teología de la liberación. Criticó en vida el postulado de algunos movimientos cristianos, que, dentro de la propia universidad y en la política, abogaban por las relaciones entre fe y cultura, pues la fe, según sus propias palabras, es también "un producto cultural".
 
Su formación humanista se inicia en el Seminario de Canarias y con los estudios de Teología en la Universidad Gregoriana de Roma (Italia). Posteriormente se doctoró en la Universidad Pontificia de la ciudad española de Salamanca. Fue uno de los agentes principales del postconcilio en Canarias y desde su cargo de Rector del Seminario, a los 23 años, formó en esta línea a varias generaciones de sacerdotes isleños. Posteriormente se especializó en Psicología en la Universidad Complutense y se doctoró en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Comillas. Su tesis Praxis y Educación en la que estudia el pensamiento de Pablo Freire, fue galardonada con el premio Andrés Bello, concedido por el Instituto de Cooperación Iberoamericana en 1988.
 
Hoy cuenta con el Instituto de Psicología Social Manuel Alemán, creado por su principal discípulo, José Antonio Younis Hernández. También cuenta con un Aula en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, auspiciado por la iglesia católica.
 
Como decía Sontag sobre las tres clases posibles de personas que provocan cambios sociales, Manuel Alemán era de las que hacía que sucedieran las cosas, frente a las que sólo ven cómo suceden (los intelectuales de sillón, lejos del populacho que les estorba sus sesudas reflexiones) y a los que no saben lo que les ha sucedido (las víctimas sociales de la razón instrumental).
 
Su labor se centró en la investigación, reflexión y divulgación de los elementos que configuran la cultura canaria y la psicología del pueblo, todo ello mientras ejercía la docencia en la actual Facultad de Formación del Profesorado como Catedrático de Psicología, en la Escuela Universitaria de Trabajo Social como Director y, ya mucho menos en los últimos años, en el Centro Teológico de Las Palmas de Gran Canaria.
 
Las que él mismo consideró sus obras fundamentales fueron “Psicología del hombre canario”, publicada en 1980, con 10 reimpresiones en la actualidad y, en segundo lugar, “Praxis y educación”, en 1987, con la que ganó el Premio Andrés Bello
 
Toponimia del lugar 
La toponimia que da origen al barrio de Jinámar, se define como la del nombre de un poblado aborigen prehispánico, sin que se sepa cual puede ser su traducción, y en todo momento, esos inicios le asocian con el de una aldea de pacíficos artesanos que al parecer se denominaba La Ollería, y en la que tropas de Juan Rejón ocasionó una gran masacre entre la población de mujeres, niños y ancianos. Ese lugar al parecer hoy se recuerda con la denominación de un vial como La Matanza.
 
Durante mucho tiempo Jinámar fue el primer núcleo poblado del municipio de Telde, que se encontraba cuando transitabas por la Camino Real al Sur en el siglo XVIII, posteriormente la Carretera al Sur durante el siglo XIX y en siglo XX la Carretera C-812 y que todas durante sus diferentes denominaciones condujeron y conducen hasta el Puerto de Mogán.
 
Entre San Cristóbal y Jinámar, no encontrabas ningún tipo de edificación, con lo cual al llegar a Jinámar, la parada era obligada para dar agua a las bestias que tiraban de los carros, poner agua a los viejos motores de los transportes públicos o estirar las piernas, ya que, estos viajes solían durar algo más de medio día en algunos casos.
 
No obstante, el Valle de Jinámar, es una gran urbanización que se construye en la segunda mitad de la década de 1980, en lo que fuera la hermosa Finca de la Condesa, un lugar señero en los procesos agrícolas que ha vivido el municipio de Telde, durante varios siglos, y que experimentaba una gran frondosidad y fertilidad, debido al mimo que en ella pusiera el Sr. Conde de la Vega Grande y Guadalupe, al dotarla de los sistemas de riegos y edificaciones anexas al emporio agrícola que rodeaba su gran mansión.
 
Han sido incompresibles o cuando menos disparatadas, las intervenciones que en nuestro municipio ha tenido el Gobierno Español en connivencia con los propietarios de ciertos lugares en los que la productividad agrícola era vital y sin embargo se dejaron de cultivar para proceder a la urbanización de los mismos, cuando en verdad existían terrenos colindantes con peores condiciones agrícolas que aquellos, ya sean en el Valle de Jinámar, en Las Remudas, o en la zona de La Estrella, para el caso da lo mismo, el crimen ecológico fue de la misma magnitud.
 
Hoy lo que queda de parte de aquella hermosa finca, es un número indeterminado de calles y edificaciones sociales donde se hacina una importante población del municipio y otros venidos de fuera.
 
Todo, absolutamente todo perece al paso inexorable del tiempo, a la consideración dispar de las distintas generaciones, a esa importancia que se resta a la trascendencia y a la herencia cultural que en aras de Patrimonio Histórico, Cultural o Medio Ambiental nos han legado las generaciones que nos han antecedido y ello, sólo nos lleva a la ignorancia y al desconocimiento de anteriores experiencias en las cuales bien pudiéramos educarnos para evitar la repetición de errores y pérdidas innecesarias de tiempo.
 
Pudiéramos aprender de esas vivencias lo que es más puro, algo que encasillamos como la cultura popular y los valores humanos, tal vez, por creernos más inteligentes que aquellos que ya no están, como si nosotros fuéramos a estar siempre, aunque en verdad la sabiduría de muchos dependa de un ordenador y el bienestar de la electricidad, sin esos elementos fríos y volubles, muchos se morirían de hambre ante la realidad, ya que, su futuro sería claramente insostenible.
 
Efemérides 
Hoy precisamente se cumplen 222 años de aquel nefasto 11 de diciembre de 1792, día en el que la Convención Nacional francesa comienza el juicio contra el rey Luis XVI de Francia, acusado de traición. El proceso durará hasta el 19 de enero de 1793 y Luis XVI será condenado siendo guillotinado el 21 de enero. Luis XVI de Francia, nació en Versalles, el día23 de agosto de 1754. Fue rey de Francia y de Navarra entre 1774 y 1789, copríncipe de Andorra entre 1774 y 1793, y rey de los franceses entre 1789 y 1792. Su llegada al trono hizo pensar en grandes reformas del Estado, pero su falta de carácter, las intrigas de su corte y la oposición de los nobles le impidieron llevar a cabo las medidas oportunas. En cuanto a política exterior tuvo más éxito, debilitando a Gran Bretaña y manteniendo la paz en Europa. Intentó en seis ocasiones (1774-1776, 1781 y cuatro en 1787) realizar reformas, estableciendo un impuesto equitativo que sustituyera a la talla heredada del feudalismo. La nobleza de toga del Parlamento de París y la corte de Versalles se negaron a tales reformas, haciendo al rey tener que presentar sus propuestas ante una Asamblea de Notables y más tarde ante los Estados Generales para aprobarlas.
 
En los Estados Generales de 1789, el Tercer Estado, al que no se le concedió el voto por persona que solicitaba, se autoproclamó Asamblea Nacional, jurando no disolverse hasta dar una Constitución a Francia. El 5 de octubre, una muchedumbre armada compuesta en su mayoría de mujeres marchó sobre Versalles para pedirle pan al rey y presentarle una petición con la esperanza de que la situación se resolviera. La mañana del 6 de octubre las habitaciones reales fueron invadidas y hubo muertos entre los guardias y los civiles. La familia fue obligada entonces a trasladarse a París, al palacio de las Tullerías, bajo vigilancia de la Guardia Nacional. Temían la Constitución con cuyo preámbulo no estaban de acuerdo pero también los avisos de los nobles exiliados, que afirmaban querer hacer estallar una auténtica contrarrevolución. Pero estos nobles no mostraron más que desprecio por Luis XVI y María Antonieta, los cuales, aterrorizados por sus afirmaciones habían enviado emisarios instándoles a calmarse. Entretanto, se desencadenó en París la ira popular contra los reyes porque Marat acusó a Luis XVI de ser el jefe de una contrarrevolución e incitó al pueblo a exterminar a la familia real. Fue así como los parisinos se acostumbraron a ver a Luis XVI como un traidor a la nación que merecía la muerte.
 
Un día como hoy, hace tan solo 103 años, es decir el 12 de diciembre de 1911, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria, se nombra nueva junta directiva y entre los honorables cargos electos, figura como secretario de la misma José Miranda Guerra, quien fuera ilustre geógrafo y economista canario, nacido en el municipio de Teror en el año 1885. Fue un excepcional colaborador con la prensa local, destacando con sus atinadas y amenas crónicas pletóricas de sabiduría y aciertos. En el terreno de la docencia, desarrolló una gran labor en la Escuela de Comercio, desempeñando además muchos cargos públicos relacionados con la economía. “Suele ocurrir con esto de las franquicias lo que con las cosas evidentes. Todos las percibimos, pero no todos sabemos explicarlas. Es como la luz, que se nos mete por los ojos, que lo ilumina y embellece todo, y como tantas otras cosas de la naturaleza y la vida, cuyo misterio no podemos penetrar”.
 
José Miranda Guerra hacía esta reflexión en 1934 en la introducción a su obra Los Puertos Francos de Canarias. Sin embargo, en un ensayo complementario se decide a definir de forma acertada la esencia de las franquicias: “Tienen una fundamental razón de ser, que es la del beneficio que procura a la población de las islas”. Parece evidente que así debe ser, pero con demasiada frecuencia a lo largo de la historia se ha desvirtuado su finalidad. La explicación lógica de su plena vigencia durante cuatro siglos sólo puede deberse a que es como un guante que encaja perfectamente en la realidad canaria. Desde sus inicios, el objetivo del régimen de los Puertos Francos, fue compensar estos costes adicionales. En cada momento histórico los instrumentos se adaptaban a las políticas imperantes. Simultáneamente, la libertad comercial propició una ventaja añadida al régimen especial de Canarias. El hecho de ser una excepción al sistema general permitía la ventaja de poder comerciar Canarias con el exterior cuando otros no podían. Posteriormente el Reglamento de Libre Comercio de 1778, que liberalizaba todo el comercio nacional, supuso un desastre para las islas. Cuando el beneficio se extiende a todos, Canarias pierde su ventaja específica.
 
La grandeza de hombres como Manuel Alemán Álamo o José Miranda Guerra, que para muchos de las actuales generaciones son perfectos desconocidos, radica precisamente en la sencillez que siempre dispensaron a los que fueron o tenían menos que ellos.
 
Siempre reconocieron con humildad y contundencia su propia pequeñez ante el contexto social en el que se movieron, aunque fueran inflexibles en los postulados que nos legaron.
 
Y ambos fueron portadores de una grandeza diferenciada sobre la mayoría de las sociedades en las que vivieron, porque esa grandeza estuvo siempre en relación directa a la fuerza moral que consolidaban sus ideales como pauta de realización. Creía en ellos mismos, como parte del entramado social.
 
Aunque la sociedad en la que se movieron les hicieran pagar la grandeza que posteriormente les fue reconocida a ambos, con la vivencia de muchas pequeñeces, críticas negativas de los inútiles que les rodeaban o los incompetentes que les administraban.
 
Fueron personajes especiales dotados de una grandeza que nunca aprendieron, solo la adquirieron en el quehacer diario, como expresión del espíritu de la creación de Dios. No fueron muy habladores, fueron concisos, solo expresaron los necesario para dar a entender sus sentimientos de amor a la tierra y a la sociedad en la que estaban.
 
Las tesis de Manuel Alemán Álamo hoy marcan las directrices en la Enseñanza Secundaria, aunque desgraciadamente se han eliminado gran cantidad de materias relacionadas con las Humanidades, a cambio de materias Ciencias más insensibles y que conducen a la formación de un individuo frío e insolidario en el contexto social.
 
Las premoniciones que a modo de crítica sátira hiciera Miranda Guerra, terminaron en el desastre económico-social que hoy vivimos en las islas. Mataron el mercado para los productos agrícolas en la exportación y a cambio nos dieron una economía basada en la construcción y el turismo, sin sostenibilidad alguna como hemos podido comprobar.
 
Estas baratas fuentes de riqueza serán totalmente aniquiladas con la autorización a Repsol de las prospecciones petrolífera, que tarde a temprano se cargará la industria turística y el medio ambiente en el Archipiélago.
 
Los canarios hemos pagado la consideración de España como miembro de la Comunidad Económica Europea, que sigo sin entender para qué carajo nos sirve si siguen también, considerándonos colonias junto al continente africano.
 
El remate total es dar mercado libre en Europa a los productos agrícolas procedentes de Marruecos y otros países africanos o sudamericanos, trato que no tiene nada que ver con la consideración humana de apoyar la economía de dichos países, sino el de aprovecharse mediante la importación de unos productos conseguidos a sueldo de esclavitud, más baratos y con más rentabilidad para unos cuantos. Mientras tanto el mercado agrícola canario reposa en el fondo del mar, junto a las tan llevadas y traídas bolsas de crudo que pretenden sacar.
 
Nos echamos la gena a la espalda, guardando en ella todo lo positivo que podemos entresacar de esta crónica y, seguimos caminando hacia el Sur y nos vamos en busca de la calle Manuel de Falla, que se encuentra en el barrio de San Antonio, donde iremos para conocer la toponimia de este lugar y saber algo más de este personaje popular del siglo pasado, pero eso será en otra ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras tanto.
 
Sansofé.
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