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Calle de Manila, en Marpequeña (Foto Luis A. López Sosa) Calle de Manila, en Marpequeña (Foto Luis A. López Sosa)

Manila callejea por Marpequeña (Telde)

Una vía lleva el nombre de la capital de Filipinas desde 1980

cojeda Domingo, 30 de Noviembre de 2014 Tiempo de lectura:

En esta jornada nos hemos ido al barrio de Marpequeña donde buscamos la calle Manila, encontrando su inicio en la calle San Agustín, desde donde parte con orientación Sur-Norte y, tras recorrer unos 120 mts., aproximadamente, va finalizar en la calle La Habana. Tiene paralela por el Poniente la calle Filipinas y por el Naciente la calle Arístides Briand.
 
Esta nominación aparece por primera vez en el Censo Municipal de Habitantes y Edificios referido al 31 de diciembre de 1980, si bien, su adopción pudo ser unos meses antes, durante los trabajos preliminares de confección de mentado censo.
 
En cualquier caso, desde entonces ha pasado a formar parte del Callejero Municipal del distrito 5º, sección 2ª.
 
Las edificaciones que nos encontramos en este lugar tienen una tipología variada, propia de la evolución urbanística iniciada en los años 50 hasta llegar a nuestros días.
 
Sinopsis de la nominación
Manila es la capital de las Filipinas y la segunda ciudad del país por número de habitantes. La ciudad está situada en la costa oriental de la bahía de Manila, junto a la desembocadura del río Pásig, la isla de Luzón; la ciudad limita al norte con las ciudades de Navotas y Caloocan; al nordeste con Ciudad Quezón; al este con San Juan y Mandaluyong; al sudeste con Makati y al sur con Pasay.
 
Manila tiene una población total de 1 652 171 de acuerdo con el censo de 2013. Manila es la segunda ciudad más poblada de las Filipinas, por debajo de la cercana Ciudad Quezón. La población habita un área de apenas 38,55 kilómetros cuadrados, lo que hace de Manila una de las ciudades más densamente pobladas del mundo. El Gran Manila es el área metropolitana más poblada de toda Filipinas y la décima del mundo, con una población estimada en 20,5 millones.
 
La ciudad se divide en seis distritos legislativos y consiste en dieciséis distritos geográficos. El comercio más activo y algunos de los lugares más históricos y emblemáticos de gran importancia cultural en el país, como la sede del Ejecutivo filipino y la Suprema Corte de las Filipinas, se encuentran en esta ciudad. Manila es sede de varias instituciones científicas y educativas, numerosas instalaciones deportivas, así como de un amplio elenco de entidades culturales del país y otros lugares cultural e históricamente significativos.
 
El primer relato escrito acerca de la ciudad es la Inscripción de la Laguna Copperplate, que data del siglo X. La ciudad fue invadida por Bolkiah, sultán de Brunéi, y fue cristianizada ya en el siglo XV, cuando los exploradores españoles llegaron por primera vez. Fue incorporada el 24 de junio de 1571 por el conquistador español Miguel López de Legazpi. Manila se convirtió finalmente en el centro de las actividades españolas en el Lejano Oriente y destino de la ruta comercial del Galeón de Acapulco a Manila, el cual conectaba a la América Española con Asia. La ciudad recibió el apodo de la "Perla de Oriente", como resultado de su ubicación central en las vitales rutas del comercio marítimo por el Pacífico. Varias insurrecciones chinas, revueltas locales, una ocupación británica y un motín cipayo se produjeron tiempo después de eso. Manila también vio el surgimiento de la Revolución filipina, que fue seguida por la ocupación estadounidense, contribuyendo a la planificación urbana de la ciudad y al desarrollo sólo para que la mayoría de dichas mejoras se perdiera por la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Después de esto, la ciudad ha sido reconstruida.
 
Su nombre original Maynila proviene de la frase en tagalo May nilad que significa "(donde) hay nílad". El nílad (nila en tagalo moderno) es un arbusto que crece en la zona.
 
La ciudad de Manila se divide en dieciséis distritos administrativos oficialmente definidos, que agrupan 897 barangays, conocidos por números secuenciales en vez de nombres. Estos distritos sólo existen a los efectos administrativos y carecen de cargos electos. Cada distrito se divide geográficamente en "zonas", oficialmente definidas, que son grupos de dos o más barangays.
Además de la división de los dieciséis distritos geográficos, la ciudad se divide en los seis distritos legislativos que sirven como distritos electorales para la elección de los representantes de la ciudad a la Cámara Baja del Congreso de Filipinas y de los miembros regulares de la Sangguniang Panlungsod (SP, Ayuntamiento). Cada distrito elige a un representante y seis miembros de SP al Consejo o concejales. La ciudad, junto con el resto de la nación, elige a 12 senadores como un distrito en general.
 
En la ribera meridional del río Pásig se encuentra la ciudad originaria, Intramuros, fundada en 1571 y que, a pesar de la despiadada destrucción llevada a cabo por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, contiene aún notables ejemplos de la arquitectura española del siglo XVII, junto a una muralla que la rodea y que se comenzó a construir en 1590, gobernando Filipinas Gómez Pérez das Mariñas.
 
Manila, antes de la llegada de los españoles, era un enclave musulmán en el que ya se desarrollaba un floreciente comercio con China y otros puntos de Asia Oriental. En 1570, tras haber sido obligado a retirarse de Cebú por piratas portugueses, Miguel López de Legazpi, sabiendo de una próspera ciudad musulmana en Luzón, decidió hacerla su capital en junio de 1570. Después de conquistar la ciudad, Goiti volvió a Panay, donde se encontraba el gobernador. Finalmente, Legazpi volvió con sus tropas en 1571. Los islámicos prendieron fuego a la ciudad y la abandonaron, instalándose en Tondo y otros pueblos vecinos. El 9 de junio de 1571 comenzó la construcción del fuerte.
 
Ya en 1574, el pirata chino Li Ma Hong, al frente de una flota con 62 naves que transportaba 3.000 hombres, intentó sin éxito conquistar la ciudad. El gobernador Guido de Lavezares y el maestre de campo Juan de Salcedo, al mando de 500 españoles, expulsaron a la flota mercenaria chino-japonesa. Tras el desastre que supuso para los chinos, los españoles, desconfiando de sus hermanos de raza del interior de la ciudad, sabiamente decidieron concentrarlos en el Parian de la Alcaicería.
 
En 1601 los jesuitas fundaron en Manila un seminario para nobles, que fue la primera institución educativa del país.
 
Hay una breve etapa de ocupación británica, durante la guerra de los Siete Años. Tras un asedio prolongado, una flota inglesa logró asaltar la ciudad el 5 de octubre de 1762. De 1762 a 1764, los ingleses ocuparon Manila. El saqueo de la ciudad por los ingleses fue espantoso, perdiéndose infinidad de documentos y de obras de arte. El dominio británico terminó al firmarse el Tratado de Paz de París en 1763.
 
La capital colonial española se vio enriquecida con gran cantidad de monumentos: palacios privados y públicos, amplios conventos, bellos templos. Aquí se erigió la primera universidad de Asia, llamada la Real y Pontificia de Santo Tomás, mucho antes de que existieran las universidades de India o de las colonias inglesas de América. En sus aulas se formaron las primeras generaciones de "ilustrados" (una clase educada de criollos, mestizos y nativos).
 
Las ideas liberales, traídas por los mismos elementos españoles o "peninsulares", fueron rápidamente asimiladas por las clases ilustradas de mestizos y castizos. La masonería, de suyo anticlerical por propiciar el ateísmo, racionalismo y liberalismo en los pueblos, originó los primeros focos de descontento contra las autoridades coloniales y especialmente contra el omnímodo poder del clero regular. Una organización secreta llamada Katipunán, aguerridamente antiespañola, apoyada por elementos masones de la burguesía manileña, provocó algunos alborotos que fueron rápidamente instrumentalizados por la oposición liberal contra el gobernador. El movimiento se extendió por otras zonas de la isla, pero sin alcanzar especial intensidad.
 
En agosto de 1898, durante la guerra hispano-estadounidense y tras la batalla de Cavite, el ejército de Estados Unidos arrasó y ocupó la ciudad. La escuálida y anticuada flota española había sido ampliamente derrotada en la bahía. Tras la intervención estadounidense, el movimiento independentista tomaría especial fuerza, ayudado por las aportaciones económicas de los estadounidenses.
 
Sin embargo, los insurgentes contra España no tardarían en sufrir amarga sorpresa al ver que los estadounidenses, que se habían presentado como liberadores, se instituían ahora en nuevos amos coloniales.
 
Toponimia del lugar
Marpequeña es una toponimia que data de finales del siglo XV, época en la que se inicia el ciclo agrícola del cultivo de la caña de azúcar en nuestro municipio y que toca su fin en el último tercio del siglo XVI.
 
La toponimia Marpequeña designa un lugar en la costa de Telde y que se corresponde con un puerto en el continente africano con ese mismo nombre. Entre estos dos puntos se producía el tráfico de esclavos africanos (1505) que eran utilizados para trabajar la caña de azúcar, ya fuera en los cultivos o en los ingenios, en otros casos para la venta en el mercado peninsular.
 
En nuestro municipio se construyen varios ingenios de moler caña de azúcar por Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela, quien en los inicios del siglo XVI vende éstos a Cristóbal García del Castillo, Alonso de Matos y Gonzalo de Jaraquemada, los cuales estaban situados en San José de Las Longueras, San Juan y Los Llanos, respectivamente.
 
El hacendado Cristóbal García del Castillo y posteriormente su hijo Hernán, fueron de aquellos que disponían de flota propia para la exportación de los productos derivados de la explotación de la caña de azúcar. Lo que nos hace pensar que fuera también de los que aprovechando las embarcaciones de las que eran propietarios, realizaran el comercio de esclavos, que por aquel entonces contaba con la licencia de las autoridades civiles y la bendición de las eclesiásticas, todo en nombre de la Corona de Castilla y para gloria de Dios Nuestro Señor, como se solía pregonar por aquel entonces para justificar la infamia.
 
Todo el sector estaba ocupado de extensas plantaciones de tomateros, los cuales llegaban por la parte Norte hasta Bocabarranco, por el Sur lindaban con el Barranco de Hoya del Pozo, al Naciente se encontraba la antigua Carretera al Sur (hoy Autovía GC-1) y por el Naciente lindaban con el Camino del Conde, que consistía en una pista de tierra que recorría todo el litoral marítimo de Norte a Sur, y que separaba estos cultivos del acantilado o de las playas.
 
Fue a principios de la década de 1.960 cuando en el entorno de aquellos cultivos, los aparceros empiezan a adquirir sus parcelas en las cuales, mediante el sistema de autoconstrucción, van levantando sus viviendas. Surgen esporádicas parcelaciones, sin la dotación de los servicios mínimos de infraestructuras y con unas alineaciones más que dudosas. La estampa típica de estos lugares eran calles sin asfaltar y sin aceras, no existía el alumbrado público y las edificaciones en su mayoría carecían de revestimiento y menos aún de pintura, tanto en sus fachada como en las medianerías.
 
Estas circunstancias se ven motivadas por la necesidad de que los aparceros residan cerca de las explotaciones agrícolas, abandonando el sistema de habitar en cuarterías o cuando no en chozas de piedra y madera. Esta población, procedente en su mayoría de la zona norte de la isla, va conformando un asentamiento que da origen a lo que hoy es el barrio en el que nos encontramos. Estos mismos casos se dieron en otros barrios como Montañeta del Calero, Casas Nuevas, Ojos de Garza o Las Huesas, todos ellos al margen de la Carretea General que iba al Sur de la isla.
 
El día 13 de enero de 1975, vivimos en el barrio de Marpequeña, una manifestación vecinal contra la inauguración de la obra de desdoblamiento de la Autovía GC-1, que por aquel tiempo eran dos carriles en cada sentido y para cuyo acto vino el entonces Ministro de Obras Públicas Excmo. Sr. Don Manuel González y Roldán, obra en la que no se contemplaba un paso peatonal a desnivel.
 
Esta Autovía se había cobrado ya la vida de varios vecinos del municipio y concretamente en este barrio, lo que propició que el personal de los almacenes de tomates de Don Marcelo Báez, mayoritariamente mujeres, se manifestaran interrumpiendo el paso de la comitiva oficial, a pesar de la presencia policial, circunstancias que provocaron la intervención brutal de la Guardia Civil y la propia Policía Armada, repartiendo sendas invitaciones al orden por ellos establecido. Estábamos en plena época de la dictadura franquista y estas manifestaciones eran inconcebibles. Hoy, en la Plaza del barrio existe una placa conmemorativa de tal fecha.
 
Efemérides
Un día tal como hoy, se cumplen 633 años de aquel 30 de noviembre de 1481, día en el que desde el Real de Las Palmas sale un ejército formado por 200 infantes y 50 jinetes. Esta expedición estaba destinada a libra la batalla decisiva contra el líder aborigen Doramas y sus guerreros. Al mando del gobernador Pedro de Vera, llegaron a la selva de Arucas, donde les esperaban los aborígenes para el enfrentamiento. Los canarios atacaron a los invasores con gran violencia destacando en la lucha la bravura de líder aborigen quien, con sus mandobles, causaba estragos. Pedro de Vera ordenó a sus tropas el aislamiento de Doramas, el cual fue rodeado de adversarios, siendo herido por una lanza en un costado y otra por la espalda, con la que le atacó el cordobés Diego de Hoces, siendo rematado finalmente por el propio Pedro de Vera.
 
Cuentan los relatos, que el canario antes de morir dijo al gobernador castellano: “no te vayas alabando, no eres tu quien me ha muerto sino este traidor por detrás”. En vista de los acontecimientos, los canarios se replegaron y las tropas castellanas regresaron al Real, portando en una pica la cabeza de Doramas, al cual había mandado Pedro de Vera decapitar, siendo expuesta en la fortaleza como símbolo de victoria. El cuerpo de Doramas fue enterrado en una de las lomas cercanas al lugar de la batalla, desconociéndose con exactitud su ubicación, en evitación de que fuera nuevamente rescatado el cadáver por los aborígenes insurrectos y que sirviera de reliquia o estímulo a los mismos. Desde ese momento las victorias castellanas se fueron sucediendo con más frecuencia y antes de dos años se concluyó la conquista de la isla.
 
Hoy precisamente se cumplen 179 años, de aquel 30 de noviembre de 1835, día en el que en Florida (Missouri), nace Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de Mark Twain. Fue un popular escritor, orador y humorista estadounidense. Escribió obras de gran éxito como “El príncipe y el mendigo” o “Un yanqui en la corte del Rey Arturo”, pero es conocido sobre todo por su novela “Las aventuras de Tom Sawyer” y su secuela “Las aventuras de Huckleberry Finn”. Twain creció en Hannibal (Missouri), lugar que utilizaría como escenario para las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Trabajó como aprendiz de un impresor y como cajista, y participó en la redacción de artículos para el periódico de su hermano mayor Orion. Después de trabajar como impresor en varias ciudades, se hizo piloto navegante en el río Missisipi, trabajó con poco éxito en la minería del oro, y retornó al periodismo.
 
Como reportero, escribió una historia humorística, “La célebre rana saltarina del condado de Calaveras” (1865), que se hizo muy popular y atrajo la atención hacia su persona a escala nacional, y sus libros de viajes también fueron bien acogidos. Twain había encontrado su vocación. Consiguió un gran éxito como escritor y orador. Su ingenio y sátira recibieron alabanzas de críticos y colegas, y se hizo amigo de presidentes estadounidenses, artistas, industriales y realeza europea. Carecía de visión financiera y, aunque ganó mucho dinero con sus escritos y conferencias, lo malgastó en varias empresas y se vio obligado a declararse en bancarrota. Con la ayuda del empresario y filántropo Henry Huttleston Rogers finalmente resolvió sus problemas financieros. Twain nació durante una de las visitas a la Tierra del cometa Halley y predijo que también «me iré con él»; murió al siguiente regreso a la Tierra del cometa, 74 años después, el 21 de abril de 1910, en Redding (Connecticut).
 
Si partimos de la base de que toda mentira de importancia, como pueden ser los hechos narrados como historia, necesitan de detalles circunstanciales para ser creídos. Si todo ello pasa por tamiz de que la historia es escrita siempre por el vencedor, quien la acomoda de la forma más conveniente a su mayor gloria, es para terminar no creyendo en nada de lo contado por los cronistas venidos a la conquista de nuestras islas en el siglo XV, lacayos de los señores del entonces.
 
Respecto a la muerte del edil aborigen Doramas, se ha escrito mucho y se ha especulado más aún, dependiendo de quien considere una glorificación aquella “conquista” y no la quiera ver como los atropellos a una civilización tranquila que defendía su independencia, la destrucción de una cultura que los venidos de fuera nunca entendieron o las barbaries cometidas por aquella ralea que conformaba las huestes castellanas, compuesta por carroña de presidio o reos condenados a galeras y que fueron liberados para mandarles a hacer fortuna de la forma que fuera, en nombre de Dios y para gloria de Castilla.
 
Lo que mal se logra, mal se pierde también, como sucediera en toda Latinoamérica, en Cuba y Filipìnas, así como en algunas colonias del continente africano. Menos mal que no estamos dentro del continente africano, si próximos y siempre fue el isleño independiente, aunque le robaran la libertad desde entonces hasta nuestros días.
 
Escribo por el solo placer de escribir, para mí solo o para aquel que quiera compartir mis dudas, sin ninguna finalidad de dinero o publicidad. En mi quehacer, voluntario a todas luces, dudo de cada uno de los hechos narrados y pienso libremente, porque tengo derecho a ello, que tal vez no fueran tal como se narran e incluso algunos completamente opuestos al contexto donde le sitúan.
 
Estudia las frases que componen los hechos y que te puedan parecer ciertas y seguidamente ponlas en duda. Existe una máxima, que no es precisamente mía, pero que siempre me gustó: “De lo que te cuenten cree solamente la mitad y de la otra mitad duda si no es cosa de tu imaginación en ese mismo instante”.
 
La gente que no para de emprender nuevas acciones, lo hace para no tener tiempo de acordarse de que no tiene nada que hacer y, adoptan esta postura, porque es más fácil empujar a la gente de cualquier forma, que guiarla hacia algo positivo.
 
Concluyo dando crédito a Mario Benedetti en aquella aseveración que reza: "Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse." De éstos, deduzco que en la sociedad hay gente enseña para ocultar su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas.
 
Lo más atroz de las cosas malas para la mala gente, es el silencio de la gente buena, por eso mismo una sociedad ideal es aquella que muestre su capacidad para hacer que la gente sea feliz. Esta situación me produce una paranoia a la inversa, sospecho continuamente que la gente está planeando algo para hacerme feliz.
 
Los escritores en pocas ocasiones son intelectuales, ese don lo posee la gente que es capaz de hablar sobre los libros escritos por otras personas.
 
La política fue en principio el arte de impedir a la gente meterse en lo que le importaba. En una época posterior, se le agregó el arte de comprometer a la gente a decidir sobre lo que no entiende. De ahí tenemos hoy en día, en pleno siglo XXI y en un estado democrático, ocupando los escaños cada ejemplares, a los que hay que echarles de comer aparte, si no se han afanado con anterioridad todo lo comestible, ahora lo hace correctamente y cuentan además con el voto de la mayoría del pueblo al que estafan.
Guardamos en nuestra gena la parte positiva de lo relatado en esta crónica y nos la echamos a la espalda, emprendiendo una nueva caminata con rumbo de Poniente, nos dirigimos a San José de Las Longueras, donde visitaremos la calle de Maninidra, a fin de saber algo más del lugar de su ubicación y este aborigen prehispánico, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto cuídense.
 
Sansofé.
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