Nos hemos ido a pasear a la Playa de Salinetas, que se encuentra en la zona Sur de la Playa de Melenara, y allí, vamos en busca de la calle Málaga, encontrando su inicio en la calle Isaac Peral, desde donde parte con orientación Sur-Norte y, tras recorrer unos 100 metros, aproximadamente, va a finalizar en su confluencia con la calle Valencia. Por su lado del Poniente linda con la calle Américo Vespucio y por el Naciente lo hace con la calle Cádiz.
Es ésta una nominación que aparece por primera vez en los Censos de Población y Edificios referidos al 31 de diciembre de 1970, y la misma forma parte del Callejero que conforma el Distrito VI, Sección III del mismo.
En la zona de Salinetas, se guarda cierta analogía entre las nominaciones existentes, ya que, gran parte de ellas se refieren a provincias españolas.
Sinopsis de la nominación:
Málaga es una ciudad española, capital de la provincia homónima la cual pertenece a la comunidad autónoma de Andalucía. Está situada en el extremo oeste del mar Mediterráneo y en el sur de la península Ibérica, a unos 100 km al este del estrecho de Gibraltar.
Su término municipal ocupa una extensión de 395 km² que se extienden sobre los Montes de Málaga y el Valle del Guadalhorce. La ciudad está situada en el centro de una bahía rodeada de sistemas montañosos. Dos ríos, el Guadalmedina y el Guadalhorce, la atraviesan desembocando en el Mediterráneo.
Con 568. 479 habitantes según el censo de 2013, Málaga es la sexta ciudad de España por población, la segunda de Andalucía y la número cuarenta y seis de la Unión Europea. Además, es la zona urbana más densamente poblada de la conurbación formada por el conjunto de localidades que se sitúan a lo largo de 160 km de la Costa del Sol y el centro de un área metropolitana que sobrepasa sus límites municipales abarcando otros 12 municipios que suman 987.813 habitantes censados, aunque se estima que en Málaga Capital y su área metropolitana viven más de 1 millón de personas.
Fundada por los fenicios en el siglo VIII a. C., lo que la convierte en una de las ciudades más antiguas de Europa, Málaga fue un municipio primero federado y luego de derecho latino del Imperio romano, y una próspera medina andalusí cuatro veces capital de su propio reino, que fue incorporada a la Corona de Castilla en 1487. Durante el siglo XIX la ciudad experimentó una destacable actividad industrial y revolucionaria que la situó como primera ciudad industrial de España y la hicieron merecedora de los títulos «Siempre denodada» y «La primera en el peligro de la libertad». Escenario de uno de los episodios más sangrientos de la Guerra Civil Española y protagonista de la explosión del boom turístico de las décadas de 1960 y 1970, Málaga constituye en la actualidad un notable centro económico y cultural, y un importante nodo de comunicaciones en el litoral mediterráneo.
Los patronos de Málaga son los mártires Ciriaco y Paula y la Virgen de la Victoria. El emblema popular y turístico que caracteriza a Málaga es la estatua de El Cenachero, que representa al desaparecido oficio popular malagueño de cenachero, vendedor callejero de pescado. La flor que simboliza a Málaga es la biznaga, siendo el biznaguero otro personaje popular que se dedicaba a vender biznagas en la calle. Otros símbolos populares son el boquerón, pescado típico de la ciudad, y la Cerveza Victoria, fabricada en Málaga desde 1928, que se autodenominaba malagueña y exquisita.
El término municipal de Málaga está representado en la hoja 1053 del Mapa Topográfico Nacional. Limita al norte con los municipios de Almogía, Casabermeja y Colmenar; al este con Comares, El Borge, Moclinejo, Totalán y Rincón de la Victoria; al oeste con Cártama y Alhaurín de la Torre; al suroeste con Torremolinos; y por el sur con el mar Mediterráneo. Noroeste: Almogía y Cártama Norte: Casabermeja y Almogía Noreste: Comares y Colmenar. Oeste: Cártama y Alhaurín de la Torre Rosa de los vientos. Este: Rincón de la Victoria, Moclinejo, Totalán y El Borge. Suroeste Torremolinos. Sur: Mar Mediterráneo. Sureste: Mar Mediterráneo
El municipio de Málaga se extiende por tres comarcas naturales de diferente paisaje. La aglomeración urbana ocupa la mayor parte de la Hoya de Málaga, llanura aluvial costera formada por los estuarios de los ríos Guadalmedina y Guadalhorce. La mitad norte y la zona oriental del municipio corresponden al territorio montañoso de los Montes de Málaga, que llegan a alcanzar los 1.032 msnm en la Cresta de la Reina. Por el oeste se extiende la vega del Guadalhorce.
La ciudad está situada a una altitud de 11 metros sobre el nivel del mar y se abre a una amplia bahía rodeada por las estribaciones meridionales de los Montes de Málaga, que desde el municipio del Rincón de la Victoria, recorren la ciudad paralelas a la costa en dirección este-oeste y que comprenden los montes y cerros de Calderón, San Cristóbal, Victoria, Gibralfaro, Los Ángeles, Coronado, Cabello, La Tortuga y Atalaya, continuando después hacia el interior a lo largo del valle del río Campanillas. Por el lado occidental cierran la bahía las sierras de Cártama y Mijas.
El litoral malagueño ha sido muy modificado por la acción humana a lo largo de la historia, encontrándose algunas partes de la ciudad en terrenos ganados al mar. En general, las playas situadas al oeste del puerto y la desembocadura del Guadalmedina son bajas y arenosas, mientras que hacia el lado oriental la costa presenta un relieve más abrupto, con formaciones montañosas muy cercanas al litoral.
El clima de Málaga es subtropical-mediterráneo. La temperatura media anual es de 18 °C, siendo su máxima media de 25,4 °C en agosto y la mínima media de 11,9 °C en enero. La suavidad domina el clima invernal.
Toponimia del barrio:
La toponimia Salinetas, según se reseña en el libro “Telde”, del Doctor Hernández Benítez, publicado en el mes de mayo de 1958, existen dos fundamentos básicos:
...”Porque en los charcos existentes en el marisco se forman pequeños depósitos de sal”.
...”Es curioso observar que el único homónimo de este topónimo se halla cerca de Alicante y que allí al igual que aquí existe una fuente de agua mineral.”
Luego comenta: “De todos es conocida nuestra “agua marchana” que utilizaban nuestros conciudadanos para purgarse, aprovechando los días festivos de la Virgen de Agosto, San Roque y el día del Cristo en que acudían a este lugar con sendos cestos de tunos e higos que comían después de la purga. ¿Se llama Salinetas por las tales aguas cloruradosódicas sulfurosas?”
Nosotros somos de los que apostamos por la primera hipótesis, ya que, estas circunstancias se dan en otros tantos lugares de la costa isleña, y es sabido que los aborígenes, ya usaban la sal en la condimentación o conservación de sus alimentos, sobre todo las carnes y el pescado.
Estas formaciones rocosas a modo de embalses se encuentran en un nivel más bajo que el de la pleamar y llegado el momento de la bajamar, queda el agua formando charcos, cuyas aguas al evaporarse dejan tras de sí los cristales de la sal común. Son salinas naturales que no son factibles de una explotación, ya que, el agua de la próxima pleamar diluye nuevamente aquella si no ha sido retirada previamente, además de ser de muy poca capacidad.
Hoy en día, es impensable vivir comercialmente de una salina natural, habida cuenta de la existencia de grandes fábricas que realizan dicha explotación y que en una competencia desleal de precios, la primera nos daría una clara rentabilidad negativa. Máxime, si a todo ello añadimos el gran campo de la conservación en frío que brinda actualmente la industria frigorífica, la cual fue la que inicialmente desplazó el ámbito de conservación de alimentos con la sal.
Efemérides:
Hace ahora mismo 206 años, de aquel 23 de noviembre de 1808, fecha en la que sucede la Batalla de Tudela. En el marco de la Guerra de Independencia de España contra los franceses, tiene lugar la Batalla de Tudela con un desastroso resultado para las tropas españolas comandadas por el General Castaños y la completa victoria francesa, al mando del Mariscal Lannes. Las bajas españolas se calculan en alrededor de 4.000 muertos y 3.000 prisioneros, mientras que por parte francesa no llegan a 600 los muertos y heridos contabilizados. El general Castaños será desposeído del mando. Cerca de 33.000 soldados y milicianos españoles intentaron cercar a los 30.000 franceses de Lannes, pero fueron severamente derrotados. Esta es una de las batallas cuyo nombre fue grabado en el Arco de Triunfo parisino. Es la zona comprendida entre Tudela y los montes cercanos que se encuentran a su poniente, el frente español.
Como foso natural entre los franceses y los españoles está el río Queiles, afluente del Ebro. Los franceses avanzaron desde los montes que se encuentran enfrente de las líneas españolas, los Montes de Cierzo, hacia las tropas españolas (éstas estaban parapetadas), no fue una batalla a campo descubierto. Quedaba por aniquilar la derecha española, el ejército de Castaños que llamaban «del Centro» y que unido al de reserva de Palafox ocupaban con el primero Calahorra y a la derecha del Ebro hasta cerca de Lodosa, y el segundo la línea del Arga y confluencia del Aragón, frente a Falces, Peralta y Milagro, donde estaban situadas las fuerzas de Moncey. Este episodio marcaba el fin de la batalla. Y así como en algunos atardeceres tristes, el sol, al tiempo de ocultarse, lanza un vivo y patético destello, así los andaluces de Lapeña, en el caso de la derrota, alumbraron el campo con un fuerte relumbre de heroísmo.
Sucedió un día tal como hoy, hace 163 años, es decir el 23 de noviembre de 1851, se celebra un “Te Deum” en la Catedral de Canarias, dicha celebración lo fue para dar gracias por la erradicación de la epidemia de cólera morbo en nuestra isla. El cólera, también llamado "cólera morbo" -ambos términos se usan en los periódicos estudiados- es una enfermedad aguda y contagiosa, que se manifiesta por superaciones acuosas, retortijones, vómitos, calambres musculares, supresión de la orina y colapso. La causa el bacilo vibrión de Koch cuando infesta el agua potable. Normalmente causa la muerte por convulsiones, colapso y congestión pulmonar. Esta enfermedad se produce principalmente en los trópicos, pero ha aparecido en todas las partes del mundo, llevada por el hombre en sus viajes. Esto ha justificado numerosas veces la cuarentena, como observamos en la epidemia canaria de 1851.
Con motivo de la enfermedad, la Audiencia Territorial de Canarias se trasladó a Tenerife y como quiera que desde allí se pretendía prolongar un año más la incomunicación con Gran Canaria y dejar la sede de la Audiencia en aquella, se constituyó en Gran Canaria una comisión que viajó a Madrid y visitó al presidente del Gobierno Juan Bravo Murillo, ante quien se denuncian estos abusos de la vecina Nivaria. La consecuencia de la protesta fue el decreto de 17 de marzo de 1852 dividiendo el Archipiélago Canario en dos provincias. Posteriormente este decreto es anulado debido a las presiones de los tinerfeños que siguieron ostentando la uniprovincialidad hasta que se produce el decreto de división provincial en el año 1927, durante la dictadura del General Primo de Rivera, pese a la férrea oposición y a los crespones de luto que esgrimieron en las banderas en Tenerife.
Si consideramos que la carencia de felicidad es una desgracia, ésta se fundamenta en la anterior y por ende causa dolor, dignificando de alguna manera la propia desgracia. Es cierto que muchas personas tienen el talento de ver mucho en todo. Pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay, y nada de lo que realmente hay. Son los ciegos que no quieren ver, solo se dejan llevar por el ruido ajeno.
Cuando se viven situaciones de desgracia el ser humano se crece y discurre más sacando todo su ingenio, mientras que la felicidad quita todo deseo de análisis; por eso se desea mucho más.
La mayor desgracia es tal vez no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca en su justo momento, sin añadir nada que no sea necesario.
En los inicios de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica, se sacan conclusiones que tratan de justificar la ineficacia de los responsables. En el primer caso, aún no se ha perdido la costumbre; en el segundo, se ha recuperado. Paradójicamente en el momento de la desgracia, es cuando el ser humano se acostumbra a la verdad y sus expresiones son más abiertas, sin importar los daños colaterales a terceros.
La mayor desgracia de la gente joven actual es que cada día que pasa, ya no pertenecen a la juventud. Además, por lo general la amistad disminuye cuando hay demasiada felicidad de una parte y demasiada desgracia de la otra, cuando en verdad la desgracia abre el alma a una luz que la prosperidad no ve, dado que está por llegar y aún no se percibe.
Hay quienes fuerzan simpatía frecuentemente y sufren el prejuicio sentimental basado en la idea de que la cara es el espejo del alma. Por desgracia, la cara es casi siempre una careta, son los sentimientos los que importan y éstos no se reflejan, solo se perciben.
Quien no tenga la inteligencia correspondiente a su edad, la sustituye generalmente con su desgracia y, por lo común, sólo sabe reconocer su felicidad en la medida de la desgracia que ha experimentado. No obstante, quien su felicidad construye sobre la desgracia ajena, nunca podrá tener una felicidad auténtica, durará lo que dure su pena. Quien siembra tormentas solo ha de cosechar tempestades.
Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega, porque también les hace felices y acuden en momentos de desgracia sin ser llamados, porque te entregan su consuelo con la amistad.
Dando por finalizada nuestra visita de hoy, emprendemos la caminata llevando la gena llena de sentimientos heridos y encontrados, dirigimos nuestros pasos ahora, hacia el Norte como si navegáramos costeando, en dirección al barrio a la Urbanización Lomo de los Melones, donde visitaremos la calle Malva, con el fin de saber algo más del lugar y de esta planta, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
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