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Sábado, 20 de Diciembre de 2025

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Calle Maestro Nacional-final  (Foto Luis A. López Sosa) Calle Maestro Nacional-final (Foto Luis A. López Sosa)

El Calero ensalza la figura del Maestro Nacional

La calle principal del barrio recuerda esta profesión

Cristina Domingo, 09 de Noviembre de 2014 Tiempo de lectura:

Nuestro recorrido de hoy, lo hacemos por el barrio de Calero Bajo y allí vamos en busca de la calle Maestro Nacional, cuyo inicio lo encontramos en el final de la calle José Barrera Segura (puente de El Calero), desde donde con orientación Poniente-Naciente y tras recorrer unos 240 metros, finaliza en la Autovía GC-1 (pasando la Rotonda del Juego del Palo).
 
Al Norte linda con la calle Obispo Codina y al Sur lo hace con la calle Robert Koch.
 
Esta nominación aparece por primera vez en el Censo Municipal de Habitantes y Edificios, referido al 31 de diciembre de 1960, perteneciendo desde entonces, al Callejero que compone el Distrito 6º Sección 8ª, del mentado censo. No obstante, no disponemos de documentos fehacientes que puedan determinar con exactitud la fecha de su aprobación.
 
Es por estas fechas cuando también se reestructura o se reordena el Callejero del Censo Municipal, dado que el crecimiento urbanístico de muchos sectores del municipio demanda la nominación de calles de reciente apertura, a fin de concretar las direcciones postales de los vecinos residentes en las mismas.
 
Sinopsis de la nominación 
El Maestro Nacional, es el profesional de la Enseñanza Primaria en nuestro país y que recibe la condición de funcionario del Ministerio de Educación.
 
Entre todos los argumentos a favor de la enseñanza pública, me parece el más convincente aquél que se basa en la observación de que los niños no sólo se desenvuelven en el ámbito de su familia, sino que, inevitablemente, van a relacionarse y, también, tener algún conflicto con los vecinos. Es decir, la educación no es, ante todo, un tema privado, sino público.
 
Pudiera darse una familia que aspire a que su hijo sea un buen carterista, o que aprenda a desguazar bancos desde dentro y sin violencia, como es moda. El educador debe depender y estar pagado de fondos públicos por el «pritaneo», es decir, por la Administración, como proponía Sócrates hace 25 siglos.
 
El segundo gran argumento a favor de la enseñanza pública son los educadores eminentes, que aparecen ante los niños no como servidores de un grupo de familias, sino de toda la sociedad, del Estado.
 
Recientemente, aparecía en LNE (19-5-2012) la esquela de don Julio Antolín Paisán, «maestro nacional jubilado», fallecido a los 97 años. Ya el mantener el nombre de maestro nacional, en vez de un neologismo más pretencioso, nos da una idea de la autenticidad y rigor de don Julio.
 
El Conde de Romanones, sagacísimo político de la Restauración, consideraba que si un político no podía o no quería atender una petición de subida de salarios, debería, a cambio, añadir un galón a cada cuerpo de funcionarios. Este método de Romanones ha sido tan profusamente seguido por la Administración que el Gobierno actual tiene muy difícil el poder continuar con su práctica.
 
Así, hoy, los peritos ya se llaman ingenieros; los aparejadores, arquitectos; los maestros, profesores, y los profesores de bachiller, profesores de Universidad en cuanto dan un par de clases como asociados.
 
He tenido la suerte de estar en manos de estos grandes profesionales en mis inicios en la docencia (Don Francisco Ruano, Don Alejandro Dávila o Don Juan Pulido Castro, entre otros) y no dejo de reconocer en ningún momento, que cada uno de ellos me aportaron algo de lo que realmente he sido y soy en mi vida profesional y personal.
 
Fueron el complemente necesario e imprescindible para mi formación, cumplimentada naturalmente con el quehacer familiar de mis padres y mis abuelos. De todos ellos recibí un hermoso legado que atesoro en mi alma y que, con mayor o menor fortuna, he tratado de transmitir a mis hijos antes y ahora a mis nietos, en aras de cumplimentar la transición cultural y social a la que estamos obligados los seres humanos para garantizar la evolución de la humanidad.
 
Un gran proverbio afirma que diariamente hay que aprender algo nuevo, algo que no sabías hasta ese momento y, por Dios que es así, todos los días y de todas las personas se pueden aprender cosas nuevas, es la única forma de enriquecerse lo suficiente como para acercarse a un estado de convivencia ideal, con una calidad de vida positiva y presta a compartir con tus semejantes.
 
Toponimia del lugar 
La toponímia “El Calero”, según el Dr. Hernández Benítez, en su libro “Telde”, le viene de ser un lugar donde abundan las piedras de cal.
 
No obstante, según se desprende de otros documentos posteriores, al parecer en este lugar existía un horno de cal, al igual que en El Goro y en los Hornos del Rey.
 
Fueron estos hornos controlados por el poder gubernativo en los inicios del siglo XVII y hasta llegado el final del siglo XIX, dado que de los mismos se obtenía el preciado material para construir los edificios. Se regentaban al parecer por concesiones anuales en subasta.
 
Dejaron de trabajarse los mismos cuando al final del siglo XIX se descubre y fabrica el cemento que junto a la arena forma el mortero para enlucir y junto a la piedra el aglomerado para las estructuras y los forjados con hormigón.
 
Esta zona marcó desde principios del siglo XIX un imaginario límite entre los cultivos de la platanera –propio de terrenos de regadío- y el del tomatero –más adaptable a la modalidad de secano y a la constitución del propio suelo, con alto índice de alcalinidad-
 
También fue una zona propia para el cultivo de la vid a finales del siglo XIX, cereales y hortalizas, cultivos que generalmente se intercalaban en el de los tomateros, manteniendo esta tipología hasta mediados del siglo XX, fecha en la que acaba el esplendor de los ciclos de los cultivos de la platanera y el tomatero.
 
Finalizado el esplendor de la agricultura, sucede como siempre, se dejan de cultivar los terrenos y se urbanizan los mismos, en poco tiempo su superficie es ocupada por viales, zonas de dominio público o edificaciones, como testimonio fiel de la evolución social pero, que en este como en otros tantos lugares, choca frontalmente contra la reserva del espacio medioambiental que, aquí y en cualquier otro caso, carece de ella.
 
La calle que nos ocupa es realmente un tramo de la Carretera a Melenara, lugar por el que solían transitar los transportistas en recuas de mulos o camellos para llevar los productos agrícolas (plátanos, tomates o vinos) hasta el embarcadero del Muelle de Melenara, con destino a la exportación.
 
Como tal, esta carretera contaba con varios comercios a orillas de la misma, a los que se solía denominar “La Galería de La Cantonera del Herrero” o “La Galería del Calero”, que no eran otra cosa que unas tiendas de aceite vinagre en las que se podía comprar cualquier cosa, ya fueran alimentos o cualquier otro tipo de menaje. Allí solían hacer un alto en el camino los mencionados transportistas para reponer fuerzas y abrevar las bestias.
 
Efemérides 
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 105 años, es decir el 9 de noviembre de 1909, se ultima los detalles de un gran proyecto de urbanización en la parte central de Las Rehoyas y las laderas del Paseo de Chil, por parte de Juan Carló, el cual en busca de subvenciones al respecto, realiza un viaje a Madrid y luego al extranjero. Se ha de llegar al 21 de enero de 1910, para que en Londres se constituyera la denominada “Barriada de Carló Company Ltd.”, la cual parte con un capital inicial de 14.000 libras esterlinas. A la par el arquitecto Constant Matín confeccionaba el proyecto definitivo fechado el 1 de febrero de 1910, que fue aprobada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria con fecha 3 de mayo del mismo año.
 
En la prensa Gran Canaria se publica un artículo firmado por Luis Morote, en el cual se describe con toda clase de lujos y detalles como iba a ser el proyecto de la Barriada de Carló: “Posee todo el monte de las Rehoyas, con muchos kilómetros, donde se podrá abrir en plazo próximo una nueva ciudad. Ya está su dueño asociado con una compañía y va a venir dentro de unos días con un ingeniero que pondrá manos a la obra, convirtiendo en pocos años lo que ahora es monte pelado, en un espléndido cottage. Ya se levantan tres casitas con sus respectivos jardines, tres coquetuelas casas que dan al mar, para recibir las primeras luces de la mañana. Dentro de poco saldrá de Las Rehoyas una prolongación admirable de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria…”.
 
La aberración que narra esta efemérides, da la impresión de ser de ficción o que ocurriera hace siglos, pero en realidad sucedió hace tan solo 76 años, es decir el 9 de noviembre de 1938, que en plena noche se produce en Austria y Alemania lo que será conocido como "la noche de los cristales rotos", en la que un asesinato sirve de excusa para lanzar una revuelta contra ciudadanos judíos en todo el país. El ataque, maquinado para que parezca un acto espontáneo, está orquestado por el gobierno alemán. Se dañan o destruyen unas 1.600 sinagogas, cementerios, más de 7.000 tiendas y 29 almacenes de judíos. Más de 30.000 judíos son detenidos e internados en campos de concentración, muchos son linchados, algunos incluso hasta morir y muchos de ellos son sometidos a toda clase de vejaciones sufriendo las burlas de sus compatriotas que, hasta hace poco, habían sido sus amigos y vecinos.
 
Fue una serie de pogromos y ataques combinados ocurridos, llevados a cabo por las tropas de asalto de las SA conjuntamente con la población civil, mientras las autoridades alemanas observaban sin intervenir. Presentado por los responsables nazis como una reacción espontánea de la población tras el asesinato, el 7 de noviembre de 1938, de Ernst vom Rath, secretario de la embajada alemana en París por un joven judío polaco de origen alemán, Herschel Grynszpan. Los pogromos fueron ordenados en realidad por el canciller del Reich, Adolf Hitler, organizados por Joseph Goebbels y cometidos por miembros de la Sturmabteilung (SA), la Schutzstaffel (SS) y las Juventudes Hitlerianas, apoyadas por el Sicherheitsdienst (SD), la Gestapo y otras fuerzas de la policía.
 
La figura del educador, dentro del contexto social del ser humano, ya sean los antiguos maestros de la civilización helénica, los posteriores maestros nacionales de la Enseñanza Primaria o los profesores de la Enseñanza Secundaria y luego los docentes universitarios, juegan un papel muy importante en la formación del individuo/a, bien en el ámbito intelectual como en el personal.
 
Del aprovechamiento de esas enseñanzas, el ser humano forja su forma de ser y actuar respecto a sus semejantes, dan vida y forma a su persona, sin que en ningún momento puedan culpar a los docentes de las negatividades o desviaciones que posteriormente manifiesten, dado que es él quien finalmente decide aprovechar o desechar el legado que le es transmitido.
 
Aunque no cabe la menor duda que el complemento del ambiente familiar o laboral es básico en la labor de perfilar los tratos dados y la valoración de los recibidos. El docente no es en ningún momento el responsable del aprovechamiento positivo por parte de alumno de sus enseñanzas, éstas han de ir aparejadas con un ejemplo y un apoyo en el hogar y luego en el mundo laboral, a fin de que el individuo pueda libremente ser o dejar de ser quien realmente debiera ocupar un lugar determinado dentro de la sociedad.
 
No se puede culpar, como hacen muchos, a que las desviaciones son efectos colaterales del destino, el destino se lo forja el individuo haciendo uso de todas las bienaventuranzas que tiene a su alcance, empezando precisamente por el respeto a lo ajeno, la humildad ante los acontecimientos y la caridad respecto a sus semejantes, además de otras tantas virtudes más que se pueden poner en práctica, aunque muchas de ellas no sean reconocidas socialmente e incluso sirvan de mofa para algunos “intelectuales catedráticos de la ignorancia”.
 
Dos ejemplos bien claros encontramos en las efemérides de hoy en día, la primera es la dedicación del Sr. Carló por la evolución urbanística de la ciudad, sin cuyo esfuerzo, de igual forma Las Rehoyas hubiesen seguido siendo aquellos inhóspitos lomos baldíos y no la hermosa parte de la ciudad que hoy encontramos.
 
De otra parte, tenemos el aberrante fanatismo de los nazis y la represión contra el pueblo judío, que les llevó a cometer la barbarie más horrible de la historia de la humanidad como fue el Holocausto, por ampararse muchos tras los dictados de un demente como Adolf Hitler, a conveniencia propia, sin que mediara patriotismo o defensa alguna de la integridad del pueblo alemán de aquel entonces. Hoy sin embargo son Campeones del Mundo en el Fútbol y seguramente muchos se sentirán avergonzados de sus antepasados (padres o abuelos), sentimientos que no les dignifica en ningún momento.
 
Sé a ciencia cierta que no soy quién para formar un juicio sobre los hechos históricos, que no tengo derecho alguno a ello y menos a culpar a unos u otros de tales salvajadas, pero permítanme la licencia de ser libre y de sentirme un ser humano con todos mis defectos.
 
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, nos echamos la gena a la espalda y emprendemos una nueva caminata para dirigirnos a otro lugar, nos vamos hacia el Poniente, concretamente a Las Tapias, donde visitaremos la calle Magallanes, con el fin de saber algo más del lugar de su emplazamiento y sobre este personaje histórico, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto cuídense por favor.
 
Sansofé.
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