Hoy hemos ido a pasear al barrio de Casas Nuevas y allí vamos en busca de la Plaza del Concejal Juan Rodríguez Betancor, encontrando la misma en el inicio de la intersección de las calle San Fernando, Galileo Galilei e Ignacio Ellacuría Beascoechea.
Esta nominación ha sido aprobada por el Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el día 27 de diciembre de 2013 y desde entonces ha pasado a formar parte del Callejero del distrito 6º, sección 6ª del Censo Municipal de de Habitantes y Edificaciones.
La nominación que nos ocupa fue instada por la Entidad Urbanística de Conservación del Parque Empresarial de Melenara (Econara).
Esta nominación que hoy tratamos, lo hacemos fuera del contexto habitual de seguir el orden alfabético, ya que, al ser de reciente creación, pretendemos darla a conocer a los lectores y evitar de paso, que llegado el momento, se nos pueda pasar de largo, por el clásico despiste con el que paseamos los senderos de esta vida.
Sinopsis de la nominación
Juan Rodríguez Betancor nace en Telde el 20 de diciembre de 1944, donde realiza los Estudios Primarios y Secundarios. Posteriormente cursa los Estudios de Diplomado en Relaciones Laborales.
La actividad política le ocupó toda su juventud y gran parte de la madurez, siendo Concejal de Cultura en la primera Corporación democrática de Telde entre los años 1979-1981 y la Concejalía de Urbanismo entre los años 1991 y 1993.
Hombre de gran capacidad intelectual y reconocido luchador antifranquista, en la última etapa de su vida, una vez alejado de la política activa, a los 50 años de edad decide dar el salto al mundo empresarial.
Era presidente de la Federación de Empresarios de Telde (FETEL) y lideró asimismo, la Asociación de Empresarios del Parque Empresarial de Melenara (Las Rubiesas). Fue durante una legislatura presidente de la Sociedad La Fraternidad (1978-1979).
Juan Rodríguez Betancor falleció el día 21 de abril de 2011 después de una larga enfermedad.
Toponimia del lugar
El nombre originario del sector que se encuentra hoy al Naciente de la Autovía GC-1 y que es conocido como Casas Nuevas, fue a hasta finales de la década de 1950 el de Valderrama, que era una antroponimia que hacía referencia al alférez Francisco Valderrama Palomeque, quien fue propietario de la gran finca que ocupaba el sitio hasta finales del siglo XVII.
Sobre la persona del Sr. Valderrama Palomeque no se tiene información alguna y todo circula en fundamentos hipotéticos tales como que fuera el heredero de algún beneficiario en los repartos de datas por parte de Pedro de Vera merced a la Cédula Real de 4 de febrero de 1480, tan sólo 200 años antes.
Pudiera ser también que su condición del alférez le sitúe en la posición del militar que habiendo hecho fortuna en los Países Bajos, se retire a la tranquilidad de las islas estableciéndose como un hacendado más, para ver pasivamente el desenlace histórico de la Guerra de los Treinta Años y los calamitosos reinados de los últimos austrias españoles Felipe IV y Carlos II, que aceleran el desmembramiento del Imperio Español.
Esta antroponimia de Valderrama, es sustituida popularmente por la toponimia de Casas Nuevas, que hace alusión a las nuevas edificaciones que se inician en el margen Poniente de la antigua Carretera al Sur (hoy GC-1) en el cruce con la Carretera a Melenara (hoy calle San Fernando).
Estas circunstancias se van produciendo paulatinamente desde la tercera década del siglo XX en las zonas adyacentes a los grandes cultivos de tomateros y plataneras y que, en la medida que transcurre el tiempo, van ampliándose hasta formar los actuales barrios como el que hoy visitamos y otros tales como Las Huesas, El Goro, Marpequeña o El Calero, aunque este fenómeno se acelera en la década de 1960, cuando la agricultura canaria se queda sin el mercado europeo y los terrenos de cultivo son urbanizados y destinados a la venta de solares y a la construcción de viviendas o locales, cambiándose la fisonomía de nuestro municipio en menos de una década y dejando la hermosura de la Vega Mayor de Telde en tan solo un ensueño romántico del pasado, desgraciadamente.
Referirnos a la zona de Las Rubiesas, es vernos obligados a contar con las reseñas del Dr. Hernández Benítez, en su libro “Telde”, editado en el mes de mayo de 1958, quien afirma que se daba el nombre a los terrenos de esta zona por su color calizo (rubio).
No obstante, haciendo de abogado del diablo, nos hemos fijado concienzudamente en el entorno de lo que aún existe de la finca matriz y observamos la proliferación de muchas plantas autóctonas de la familia de las “rubiaceas”.
Las rubiaceas son unas plantas perennes, lampiñas, ramosas y de 8-30 cm de alto. Tallos tendidos o ascendentes, tetragonales, desplegados en todas direcciones, ramificados, con verticilos de 4-6 hojas. Hojas de hasta 15 mm de largo y 1,5 mm de ancho, a menudo de distinta longitud, lineales, con una púa en la punta de hasta 1 mm de largo, uninervadas, algo gruesas. Corola blanca a lila claro, de hasta 9 mm de largo, en embudo, áspera, hendida hasta la mitad de 4 lóbulos. Los 4 estambres oscuros, ovario ínfero, cáliz impreciso. Fruto coriáceo, como de 1,5 mm de largo, con 2 partes semiesféricas. Florece de junio a septiembre.
Muy abundante, pero como se trata de un planta muy pequeña, de ramas y hojas muy finas y flores muy menudas, no lo parece tanto, pero está bastante extendida por las lindes al lado de los caminos sobre todo y, también en muchas zonas sin cultivar o que han dejado de cultivarse.
Recordamos ver cultivos de tomateros que llegaban desde la carretera que iba al Sur (inicio de la Autovía GC-1), hasta la misma Loma de Taliarte. Luego en la década de 1960 se inicia el proceso de parcelación por la empresa SICOMORO, se abren las calles y se dotan de servicios urbanísticos, dando paso a la construcción de naves industriales en las que se instalan las primeras industrias en Telde.
Esta urbanización, al igual que la de la Cruz de la Gallina y El Maipez, no fue bien dotada de los servicios propios para albergar industrias medianamente importantes, ya que, los viales de acceso y salida de la misma, hasta hace bien poco conducían el tráfico por el mismo lugar y por ello perdió cierta preponderancia y declinó la inversión a favor de la Urbanización Industrial de El Goro o cuando no a la del Polígono Industrial de Arinaga.
Hace algo más de un año se crea la Asociación Parque Comercial de Melenara, la cual ha invertido en la remodelación de los accesos y el adecentamiento de las zonas verdes, en un tímido intento de cambiar la cara del sitio a ojos del visitante, pero que la crisis que venimos viviendo ha puesto cierto freno a esas pretensiones.
Efemérides
Hoy precisamente se cumplen exactamente 235 años de aquel 19 de octubre de 1779, día en el que en Muriendas (Cantabria), nace Pedro Velarde y Santillán. Fue un militar español, destacado por su participación en el levantamiento del 2 de mayo de la Guerra de la Independencia española contra el ejército francés de Napoleón Bonaparte. En el Valle de Camargo (Cantabria), la casona-palacio de los Velarde, donde naciera nuestro héroe, desde 1966 acoge el Museo Etnográfico de Cantabria. El 16 de octubre de 1793, a los 14 años, ingresó como cadete en el Real Colegio de Artillería de Segovia. Terminó sus estudios como número 2 de su promoción, desde entonces su carrera militar fue meteórica. Era un auténtico experto en la medición de la velocidad de los proyectiles. Permaneció como profesor hasta el 1 de agosto de 1806, fecha en la que fue nombrado Secretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo de Artillería, por lo que tuvo que trasladarse a residir a Madrid por estar allí ubicado el Estado Mayor, cargo que le permitía disponer de mucha información.
Joaquín Murat intentó atraerle a la causa napoleónica, a lo que Velarde respondió que "no podía separarse del servicio de España sin la voluntad expresa del rey, de su cuerpo y de sus padres". Tras el fracaso de su plan de levantamiento general urdido con Luis Daoíz, ya en 1808, Velarde siguió en su destino hasta que, en la mañana del dos de mayo, al escuchar los primeros disparos, lo abandonó exclamando: “Es preciso batirnos; es preciso morir; vamos a batirnos con los franceses”. Se dirigió al Parque de Artillería de Monteleón, en el que desarmó a la guardia francesa que vigilaba que los españoles no fabricaran más munición de la normal, convenció a Daoíz de que era necesario dar armas al pueblo y entre ambos prepararon la defensa del cuartel. Cuando Daoíz ya había caído, Velarde fue mortalmente herido por un disparo a quemarropa de un oficial de la Guardia Noble polaca el día 2 de mayo de 1808. Velarde fue enterrado en la iglesia de San Martín esa misma noche junto a Daoíz y otros soldados españoles.
Hace hoy mismo 86 años, de aquel 19 de octubre de 1928, día en el que procedente de Tenerife y a bordo del cañonero “Dato”, visita nuestra isla el General Miguel Primo de Rivera, quien en ese momento era el primer jefe de Gobierno que visitaba nuestra isla. La población de Gran Canaria manifestó con gran entusiasmo el reconocimiento al ilustre militar por la aprobación de la creación de la provincia de Las Palmas. A las ocho de la mañana atracó el buque en el Muelle de La Luz, donde Primo de Rivera pasó revista a las tropas que le rindieron honores, saludó a las autoridades civiles y militares y correspondía con largas salutaciones a la muchedumbre que se congregó en el muelle dándole vítores. En el coche del alcalde Salvador Manrique de Lara se trasladó hasta la Catedral de Santa Ana, donde se cantó el Te-Deum.
Luego se trasladó a las Casas Consistoriales y desde allí al Gobierno Civil, donde recibió numerosas comisiones para a las dos de la tarde asistir al banquete que se le dispensó en el Hotel de Santa Catalina por la Unión Patriótica. Durante la tarde visitó el Club Británico y asistió a un concierto de la Banda Municipal de Música. Al día siguiente realizó un amplio recorrido por diversos municipios de la isla, visitando la Iglesia de Arucas y la Basílica de Teror, entre otras. Inauguró el remozado Puente de Verdugo, finalizando su visita en un clima de total cordialidad y reconocimiento popular. Primo de Rivera, además aprobó el proyecto de ensanche del Puerto de La Luz.
Queriendo ver algo más en la imagen de este amanecer y tras haber tratado los diferentes temas de esta crónica, se me ocurre pensar que, a pesar de los nubarrones que puedan aparecer en el paisaje, no hay que considerar negativa o ávida de esplendor la aurora. La naturaleza es muy sabia y tal vez esos nubarrones sean esenciales para apreciar precisamente en su justa medida ese remanso de luz aislado del plano intermedio, que se nos ofrece como contraluz en el panorama.
Un remanso de luz que de alguna forma quiero y puedo interpretar como un atisbo de esperanza para lograr el esplendor de una próxima situación, de una futura lontananza, de una continuidad o una trascendencia, que justifique en cierta medida mi existencia, aunque los parámetros direccionales de aquella hayan cambiado y en ese cambio se tenga que sufrir ausencias, silencios, incomprensiones y soledades.
Hubo una época, en plena juventud en la que nos comprometimos a luchar junto a un grupo de jóvenes por intentar hacer cambiar el panorama que vivíamos en la dictadura franquista (repartiendo propaganda subversiva y afiliándonos a células de partidos en la clandestinidad). Eso sucedió aquí y en todo el país, lo cual supuso a mi criterio, una semilla que se sembró para el desarrollo de posteriores situaciones que se produjeron como evolución de la vida socio-política de la nación, hasta que a través de diferentes períodos como la Transición, la Constitución y el Estado Democrático, se haya pasado de una situación totalmente adversa y carente de libertad, de opresión y miedo, a todo lo contrario, a una situación actual donde se confunden a conveniencia los conceptos de respeto a la libertad de los demás, tanto de obra como de pensamiento y tomando el camino de la corrupción unos o la conveniencia otros, se han cambiado los papeles y los que antes eran oprimidos, ahora legalmente por una mayoría de votos (en muchos casos debida a la suma de varias minorías), pasan a ser opresores.
Sientes por momentos una total decepción e incluso llegas a creer que te equivocaste en la toma de aquellas decisiones en las que arriesgamos el puesto de trabajo, la libertad y algunos incluso la vida. Pero ese remanso de luz, al que antes me refería, me sitúa en la disyuntiva de haber colaborado a cierto cambio que ha mejorado la situación inicial de abusos y opresiones, en beneficio no propio sino en el de las nuevas generaciones, las cuales educándose en la democracia, podrán algún día mejorar la calidad de vida en una sociedad de respeto, consideración e inclusión de todos los individuos que la conformen.
Ahora sigo sentado en esta atalaya propia de mi presente y en silencio pienso en todo lo vivido y aunque me duela la actualidad, tengo fe y esperanza en un futuro mejor para la sociedad, mejor que la que me ha tocado vivir a mi, aunque de igual forma no la cambiaría por ninguna otra, ya que, he tenido la suerte de nacer en esta bendita tierra y de conocer y convivir con un montón de gente estupendas, como tu que ahora lees esto.
Damos por finalizado nuestro recorrido de hoy, guardamos los aspectos positivos de lo narrado en nuestra gena, la cual nos echamos a la espalda y emprendemos una nueva caminata, esta vez con rumbo de Poniente, nos vamos al barrio de San Gregorio, donde conoceremos la Rotonda del Donante de Órganos, a fin de saber algo más del sector y de esta institución, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras tanto.
Sansofé.
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